Guadalquivir arriba

Las cosas llevan su tiempo. Como dice Salvador Dal¨ª en San Sebasti¨¢n -a quella asombrosa prosa de 1927 que tanto sorprendi¨® a sus compa?eros de la Residencia de Estudiantes- la vida nos insta a veces a que tengamos la paciencia del "madurar de los ¨¢rboles frutales". De ello sab¨ªa mucho Antonio Machado, y, ahora que he citado a Dal¨ª, afloran por asociaci¨®n unos versos emocionantes de Canciones a Guiomar. Bueno, el asunto es que hace tres a?os escuchaba un d¨ªa en el coche al monstruo radiof¨®nico que es Carlos Herrera entrevistar a un escritor jiennense cuyo nombre no me sonaba, y que hab¨ªa publicado un libro sobre la cocina del Alto Guadalquivir. Herrera estaba en plena forma y la entrevista fue apasionante. Resultaba que el escritor de marras no s¨®lo era una autoridad sobre dicha cocina y que hab¨ªa producido un libro muy divertido, adem¨¢s de informativo y sugerente, sino que era tambi¨¦n novelista y se ganaba su pan diario como experto en inform¨¢tica. Lo malo fue que no llevaba conmigo mi habitual grabadora (muy ¨²til en carretera para tomar apuntes sin que peligre la conducci¨®n), de modo que llegu¨¦ a casa sin saber ni el nombre del autor, ni el de su editor, ni el t¨ªtulo del libro de recetas.

Y empez¨® lo del lento madurar de los ¨¢rboles frutales y del ovillo temporal de los poemas machadianos. Era todav¨ªa (para m¨ª, al menos) la ¨¦poca anterior a Internet. En las librer¨ªas consultadas nadie me pod¨ªa dar norte, ni en las de ?beda y Baeza, lugares cercanos al pueblo del escritor, cuyo nombre tampoco hab¨ªa logrado recordar. Con tan nulos datos bibliogr¨¢ficos en la mano, y ante la reacci¨®n esc¨¦ptica de los libreros, desesperaba de poder localizar el recetario anhelado. ?Se trataba tal vez de una quimera?

Un a?o despu¨¦s, en una librer¨ªa sevillana, todo se resolvi¨® cuando de repente me encontr¨¦ mirando un libro, con una graciosa portada, titulado La cocina andaluza Guadalquivir arriba. Charlas y recetas. Su autor: Francisco Casas Delgado. Su editor: Ediciones Alfar (Sevilla). Su dedicatoria: "A Torreblascopedro, mi pueblo". Su fecha: 1997. Ninguna quimera, pues.

Val¨ªa la pena haber porfiado. He aqu¨ª uno de los libros de gastronom¨ªa espa?ola m¨¢s finos, m¨¢s entretenidos, m¨¢s bienhumorados, m¨¢s pr¨¢cticos y de mejor prosa que ha sido mi suerte encontrar en muchos a?os, empezando con su pr¨®logo de estirpe cervantina donde se recuerdan las haza?as culinarias del legendario Picoco, "insigne cocinero" de Beg¨ªjar que, all¨¢ por los a?os cuarenta, cobr¨® tanta fama que en la campi?a de Baeza que la fecha de las bodas se fijaba en funci¨®n de sus compromisos.

Hay que ir corriendo en busca de La cocina andaluza Guadalquivir arriba, que amenizan, adem¨¢s, preciosos dibujos de Ana D¨ªaz Flores. Las recetas se organizan alfab¨¦ticamente, cada una precedida de unos comentarios sobre la procedencia de las mismas y con reflexiones de la m¨¢s diversa ¨ªndole sobre platos no s¨®lo andaluces sino murcianos, castellanos y otros. Porque, claro est¨¢, Francisco Casas Delgado, que ama la buena mesa, no iba a ser tan nacionalista como para ocuparse s¨®lo de aciertos gastron¨®micos locales. Gracias, Carlos, por aquella genial entrevista de hace tres a?os.