Madrid, zona roja
Madrid es una ciudad de derechas. Lo es, al menos, a la hora de votar, y as¨ª lo demuestran las inalterables mayor¨ªas absolutas que logra en el Ayuntamiento el Partido Popular, con guerra de Irak o sin ella, con Prestige o sin ¨¦l, con reformas de la educaci¨®n o sin reformas, con alcaldes que meten la mano en la caja del dinero o sin ellos, con caos circulatorio o sin ¨¦l, con las calles tomadas por cientos de miles de manifestantes o con las calles vac¨ªas. Da lo mismo. Mayor¨ªa absoluta, punto y final.
A la hora de no votar es otra cosa, los EGM, los 40 Principales, los 10 M¨¢s Vendidos y el resto de las listas dicen que la gente lee, m¨¢s bien, peri¨®dicos progresistas como ¨¦ste; que gusta de las emisoras de radio, los cineastas, escritores o cantantes de izquierdas; que prefiere, por norma, todo lo que suene a liberal.
A veces, esas mismas listas dicen cosas reveladoras: seg¨²n los ¨ªndices de audiencia, el d¨ªa que cay¨® Bagdad el espacio m¨¢s visto en televisi¨®n fue Hotel Glam. Ni soldados que huyen, ni estatuas de Sadam Husein que se derrumban, ni nada: apaga eso y pon lo de Hotel Glam, vamos a consumir un poco de basura para relajarnos.
"Madrid es una ciudad de m¨¢s de un mill¨®n de cad¨¢veres (seg¨²n las ¨²ltimas estad¨ªsticas)", dec¨ªa D¨¢maso Alonso, a mediados de los a?os cuarenta, en su libro Hijos de la ira, y me pregunto si hoy hubiera cambiado "un mill¨®n de cad¨¢veres" por "cinco millones de mentirosos", mientras grito ?d¨®nde est¨¢n los manifestantes contra la guerra de Irak?; ?d¨®nde los dos millones de j¨®venes que iban por primera vez a las urnas y parec¨ªan tan indignados por tantas cosas?; ?d¨®nde los que se quejaban por el aumento de la inseguridad ciudadana, por la incompetencia de los juzgados, por la especulaci¨®n salvaje o por la falta de vivienda accesible?, y el eco me responde: "En el PP, PP, PP, PP, PP...".
Madrid es tan de derechas que Ana Botella gan¨® en el Ayuntamiento -al fin y al cabo, ella ser¨¢ alcaldesa cuando Alberto Ruiz-Gallard¨®n sea candidato a presidente del Gobierno, el a?o pr¨®ximo- y Esperanza Aguirre gan¨® en la Comunidad. Ya s¨¦ que la alianza PSOE-IU lograr¨¢ que sea investido el socialista Rafael Simancas y que eso hace que muchos se sientan con ganas de decir que, en consecuencia, la situaci¨®n es desesperada, pero no preocupante. Sin embargo, otros ya estamos temblando con s¨®lo imaginar la oposici¨®n que le van a hacer a Simancas desde arriba y desde abajo, desde el Gobierno y el Ayuntamiento. Ya ver¨¢n qu¨¦ desleales, antipatriotas, irresponsables y mezquinos van a ser ahora los derrotados, por decirlo en su propio lenguaje, con esa ret¨®rica de aromas falangistas que tanto le gustan al presidente y a algunos de sus subordinados.
El trabajo de Simancas y Fausto Fern¨¢ndez ser¨¢ duro, pero tambi¨¦n es de esa clase de retos que merecen la pena, porque, tras cuatro mayor¨ªas absolutas del PP en el Ayuntamiento y tres en la Comundiad, saben que Madrid es una ciudad de derechas y que su tarea no consiste s¨®lo en mejorar la vida en las ciudades y pueblos bajo su jurisdicci¨®n, sino tambi¨¦n en cambiar la mentalidad de los ciudadanos, en convencerlos de que en la izquierda no s¨®lo est¨¢n la libertad y la justicia, sino tambi¨¦n la eficacia. El voto mayoritario a la izquierda en la Comunidad de Madrid parece eso, una prueba, un tanteo: aqu¨ª ten¨¦is de nuevo la posibilidad, a ver qu¨¦ pasa.
Madrid, zona roja, al menos en lo que respecta a su Gobierno regional. A lo mejor aqu¨ª es donde empieza a fraguarse una verdadera alternativa ideol¨®gica a la derecha. Para eso, los nuevos dirigentes auton¨®micos tienen que marcar la diferencia desde el principio, poner en marcha pol¨ªticas sociales ¨²tiles y obtener resultados evidentes lo m¨¢s pronto posible. Esta ciudad s¨®lo cambiar¨¢ cuando cambie el modo de pensar de sus habitantes. ?se es el reto.
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