El mundo cabe en un colegio
Una escuela malague?a crea un encuentro intercultural entre alumnos, padres y docentes para fomentar la integraci¨®n
La integraci¨®n entre culturas no se logra de un d¨ªa para el otro. Se construye poco a poco, pelda?o a pelda?o. Con la idea de poner los primeros escalones, el equipo docente del colegio pr¨¢cticas n¨²mero 1 de M¨¢laga -donde asisten ni?os de ocho nacionalidades- organiz¨® ayer un encuentro intercultural entre alumnos, padres y maestros.
"Sabemos que esto es una gota de agua en el mar y que estamos trabajando para dentro de dos generaciones, pero tenemos que poner esta piedra porque si no, no construye la escalera. Con estas iniciativas, la convivencia es mejor porque contribuimos a que los de aqu¨ª pierdan el miedo a lo desconocido y que los que vienen no s¨®lo no pierdan sus ra¨ªces, sino que las sientan y las compartan", despacha del tir¨®n la jefa de estudios, Mercedes Tous, una de las id¨¦ologas de la jornada festiva.
Mientras ella habla, en el patio se mezclan cr¨ªos, madres y maestras ataviadas con trajes t¨ªpicos. Unas ni?as de entre seis y ocho a?os se arrancan por sevillanas delante del pabell¨®n de Espa?a, en el que no faltan los boquerones en vinagre, la ensalada de pimientos y la empanada gallega. Un alumno incluso se ha tra¨ªdo al abuelo, vestido de corto y con una bota de vino al hombro.
M¨¢s all¨¢, Sukaeina Iacobi, alumna de origen marroqu¨ª, va escribiendo en ¨¢rabe el nombre de cada invitado que llega, porque la fiesta no s¨®lo es para el colegio, sino para otros dos centros convocados a compartir la experiencia. Las madres argentinas reparten matambre, mate y tostadas con dulce de leche. En en la pared, hay un mapa, muchos paisajes y una fotograf¨ªa de las madres de la Plaza de Mayo para que nadie olvide a los desaparecidos durante la dictadura. Se oyen ritmos de cuarteto, la m¨²sica de la provincia argentina de C¨®rdoba. De pronto alguien pone una lambada y dos madres -una filipina y una colombiana- se entrelazan en ese baile sensual y casi imposible de dominar. "Con un hombre siempre resulta m¨¢s divertido", dice con picard¨ªa otra mujer.
La diversi¨®n no est¨¢ exenta de compromiso y de educaci¨®n en valores. En una esquina, un pu?ado de ni?os se encarga de una improvisada tienda de comercio justo. Hay colchas de la India, caf¨¦ de Colombia y un muestrario variopinto de chocolatinas ante el que se agolpan los chavales. Sara Luque, la docente responsable del taller de de interculturalidad, argumenta que "al conocer a otras culturas, todos las respetamos y no hay choque sino enriquecimiento mutuo".
Est¨¢ en ese discurso cuando el hijo de Lorena Campi?o, colombiana, baja en tromba por las escaleras. "?Quieres ag¨¹ita panela?", le pregunta la madre apostada frente al pabell¨®n de su pa¨ªs. El cr¨ªo asiente y ella le sirve un l¨ªquido marr¨®n claro. El brevaje despierta la curiosidad de un compa?erito espa?ol que le pregunta si es vino. Lorena le aclara que es una limonada hecha con zumo compacto de miel de ca?a, la panela, que hace las veces de az¨²car. "Se toma fresquita", explica. Las madres espa?olas ponen la misma cara de descubrimiento que los ni?os ante los tamarindos y se interesan por recetas t¨ªpicas de cada tierra. Igual que las mujeres, los peques tambi¨¦n responden a las preguntas de sus compa?eros. Todos han aprendido la lecci¨®n y sin duda han colocado unos cuantos pelda?os en su integraci¨®n.
"Iguales, pero con ra¨ªces diferentes"
La directora del colegio, Mar¨ªa Jos¨¦ Ferrer, se muestra encantada con la iniciativa, en la que colaboran M¨¢laga Acoge, la Facultad de Pedagog¨ªa de la universidad y la Delegaci¨®n de Educaci¨®n: "Este es un modelo no a imitar, pero que s¨ª deber¨ªan experimentar otros centros porque todos somos iguales, todos tenemos nuestras ra¨ªces y nuestra forma de vivir, no somos ni mejores, ni peores, sino diferentes".
El encuentro intercultural -al que han bautizado con el nombre de Un viaje por el mundo- tiene como antecedentes el zoco que en a?os anteriores hab¨ªan organizado el equipo docente y la asociaci¨®n de padres. Entonces, la mayor¨ªa de los alumnos extranjeros proced¨ªan de Marruecos. El abanico de nacionalidades se ha ido abriendo en el colegio y era hora de hacer una fiesta m¨¢s amplia.
Pero esta actividad l¨²dica es s¨®lo el colof¨®n de un curso entero dedicado a empapar todos los contenidos con los valores de la paz y la solidaridad. Lo que ahora se llama la transversalidad. Los ni?os han participado en talleres interculturales, simulaciones de comercio "injusto" y en actividades destinadas a enriquecer sus idiomas con palabras de otros mundos. Las madres han institucionalizado los desayunos interculturales en el que cada martes comparten te, mate o lo que toque.
De los 150 alumnos del centro, los no espa?oles representan m¨¢s de la mitad. Hay ecuatorianos, colombianos, argentinos, gitanos, marroqu¨ªes, filipinos, rumanos, cubanos y armenios.
Un crisol que en la provincia es a¨²n m¨¢s rico. En M¨¢laga hay unos 13.000 alumnos extranjeros inscritos para el pr¨®ximo curso -2.000 m¨¢s que en el actual- de 101 nacionalidades diferentes. Un crecimiento que ha obligado a la Delegaci¨®n de Educaci¨®n de la Junta a duplicar los 20 profesores de apoyo que hay en la actualidad. El colegio participa adem¨¢s en un proyecto de investigaci¨®n sociol¨®gica que pretende cuantificar la influencia del conocimiento de otras culturas en la mejora de la convivencia.
A M¨¢laga Acoge no le quedan dudas sobre la importancia de ambas variables, seg¨²n reza la nota con la que convoc¨® al encuentro: "El racismo se origina principalmente por el desconocimiento de las culturas de origen de los inmigrantes. Una vez que se conocen sus costumbres, adquieren profundidad y dejan de ser una etiqueta para convertirse en personas reales, con sentimientos e ideales".
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