'Alegr¨ªa agostense'
Si ayer, ustedes me hubiesen preguntado cu¨¢l es mi sue?o, les habr¨ªa contestado: salir en una pel¨ªcula tocando el pasodoble Alegr¨ªa agostense, con la banda de Joves M¨²sics de Mollet del Vall¨¨s, dirigida por el maestro Padillo. Pero hoy, si ustedes me preguntan si el sue?o se ha cumplido, les contestar¨¦ que s¨ª. Lean, lean.
Los miembros de la banda participan como figurantes en un telefilme, y son tan generosos de dejarme figurar con ellos. Transportados desde Mollet por la empresa Autocares Alejandro, a las nueve de la noche llegamos al hospital del T¨°rax de Terrassa, edificio que se alquila como plat¨®. Es otro mundo, esto del cine. De entrada, a los extras nos llaman "chicos", en plan enrollado, aunque alguno supere los 60 a?os. No es f¨¢cil distinguir al director de la pel¨ªcula entre tanta gente, pero hay un sistema que no falla. Es la ¨²nica persona en un kil¨®metro a la redonda que no lleva un walkie-talkie en el cintur¨®n. "Bon soir", nos saluda desde el set. "?A ver, chicos!", nos grita el traductor. "Que no vea yo vuestro logotipo en las partituras, que se supone que sois de Niza. ?No pienso repetirlo!". Y a?ade: "Es duro el cine, ?eh, chavales?". Mientras sigue dando instrucciones, observo que el director -llamado Bruno Gantill¨®n, por cierto- tambi¨¦n se distingue de sus subordinados por otro detalle est¨¦tico: del cuello le cuelga el objetivo de una c¨¢mara, por el que nos mira de vez en cuando, poniendo cara de acostumbrado. Ese objetivo colgante le hace muy sexy y, gracias a ¨¦l, Bruno podr¨ªa conseguir que cualquier mujer del rodaje quisiera hacer un gantill¨®n con ¨¦l. "?A ver, chicos!", nos ri?e el traductor. "Os pedir¨ªa que no afin¨¦is los instrumentos mientras estamos haciendo cuadro". Domina el lenguaje t¨¦cnico.
Uno de mis sue?os era salir en una pel¨ªcula tocando el clarinete en una banda de m¨²sica. Espero haber chupado bastante c¨¢mara
Entonces sucede. Ya estamos sentados cada uno en nuestra silla cuando, para que comprendamos todav¨ªa mejor que hay que estar en silencio, Gantill¨®n se pone a hacer el mimo. Se coloca el dedo ¨ªndice frente a la nariz y nos indica que callemos, pero a lo Marcel Marceau. Mueve las manos arriba y abajo, al tiempo que camina de puntillas. Eso me hace pensar que la pel¨ªcula debe ser una obra maestra. Un hombre tan sensible seguro que imprime un especial car¨¢cter po¨¦tico a cada plano y a cada contraplano de su coproducci¨®n. Con m¨¢s motivo me concentro, porque empieza el rodaje de nuestra escena estelar. Nos interpretamos a nosotros mismos, ensayando, mientras nos dirige uno de los actores. Les dir¨ªa el nombre del artista, pero nadie de los del rodaje se acuerda. Y as¨ª, ejecutamos los primeros compases de Alegr¨ªa agostense, para luego seguir con un pasodoble-marcha -repertorio habitual de la banda- llamado Club de amigos de Radio Andorra. La pena es que, al ser un ensayo, no vestimos el uniforme. En un momento dado, el actor nos tiene que interrumpir y soltar sus frases. "On creieu que sou?", declama, con un acento rar¨ªsimo. "?s tou, aix¨°. ?s lent. Sembla..." (pausa), "sembla Brahms". Daniel, el ni?o que toca el tercer clarinete, y Laura, la ni?a del fiscornio, comentan que es improbable que cualquier banda del mundo interpretando Alegr¨ªa agostense pueda parecerse a Brahms, por muy despacio que toque.
Cuando nos dan el bocadillo, aprovechamos para explorar el recinto. "Le¨ª que en este hospital, no hace mucho, robaron unos fetos", comenta Maribel, una pizpireta y virtuosa int¨¦rprete de flauta. "Eran fetos humanos, ?no?", quiere saber el tesorero de la banda. "Conservados en formol", a?ade el ni?o trompetista Antonio Jes¨²s. "?De qu¨¦ va la pel¨ªcula?", le pregunto a un camionero que descarga plafones. "Es la t¨ªpica pel¨ªcula francesa, rollo pueblos de Europa. Sale un franc¨¦s, un catal¨¢n, y el magreb¨ª de buen coraz¨®n". Luego, volvemos al plat¨®, porque a lo lejos ya se oye: "?Chicos!". Y una vez all¨ª, siempre did¨¢ctico, el traductor nos da m¨¢s datos relevantes: "A ver. Os cuento. Hacemos un ajuste, luego el check-in y una inmediata, ?vale?". De repente, a Gantill¨®n le asalta una duda. De director a director, quiere saber qu¨¦ es lo que dir¨ªa el jefe de una banda para dar un descanso a sus m¨²sicos. "Pues, nada especial. 'Descanso", le contesta nuestro maestro. Gantill¨®n le pide al actor del acento raro que diga "descanso", y ¨¦l obedece. Es cuando el ni?o Daniel (clarinete) y el ni?o V¨ªctor (trompeta) levantan la mano. "Deber¨ªa decir 'descans', porque el actor habla en catal¨¢n", le advierten al traductor. "Bah, es igual", contesta ¨¦l. "Ten en cuenta que luego se dobla. Adem¨¢s, si te fijas, como el actor es de fuera, tampoco pasa nada por decir una palabra mal. Ni se va a notar".
Esto me recuerda el cine porno. Cuando los actores ruedan las escenas previas al sexo, en las que todav¨ªa est¨¢n vestidos, nadie se preocupa del idioma que usan, porque luego les doblar¨¢n. Lo que importa es lo otro. Claro que esta no es una pel¨ªcula porno. Pero es algo mucho mejor. Es un telefilme franco-catal¨¢n, que tendremos el inmenso placer de disfrutar en TV-3. Se llama El millor negoci del m¨®n, y no hay duda de que lo ser¨¢. Espero haber chupado bastante c¨¢mara. Yo soy la del echarpe de gasa negra y la camiseta roja. Hago como que toco el clarinete. Ya notar¨¢n que lo mantengo en posici¨®n vertical para no taparme la cara. Estoy al final de todo, justo antes del bombo.
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