Josefina Aldecoa reedita 'El vergel'
Una vieja postal, una casa entre volcanes apagados y un recuerdo del pasado. Con esos tres elementos, Josefina Aldecoa (La Robla, Le¨®n, 1926) empez¨® la redacci¨®n de El vergel, su tercera novela, publicada en 1988 por Seix Barral y reeditada ahora por Alfaguara. "El paso de los a?os no ha da?ado a la novela. Apenas la he tocado, ha sido como si acabara de escribirla y la corrigiera", aclara la escritora.
En los ochenta, los norteamericanos llamaban Dinki (double incore, no kids) a esas parejas que optaban por el ¨¦xito personal frente al coste que supone traer ni?os al mundo. Uno de esos matrimonios nacidos para triunfar protagoniza El vergel. "Adriana y su marido se han propuesto triunfar en la vida, tienen toda la libertad que necesitan y para ello han optado por no tener hijos. Ser¨¢ demasiado tarde cuando descubran que fijarse ese tipo de metas, basadas en algo tan duro y met¨¢lico como la perfecci¨®n, siempre son un desastre", aclara la escritora. La autora de El enigma cree que el hombre de hoy "ha perdido el sentido de lo natural" y que es necesario recuperarlo. Cada uno por su lado, la pareja de triunfadores de la Pen¨ªnsula descubrir¨¢ en la isla de los volcanes apagados parejas sencillas capaces de vivir intensamente su relaci¨®n.
El origen de la novela parte de una an¨¦cdota personal, de la fascinaci¨®n que le produjo una casa de la que se contaba que en ella vivi¨® un general y su amante -"ahora es un hotel"- y el amor que la escritora siente por Lanzarote -"el nombre de la isla donde transcurre la acci¨®n no figura en el texto"-, sin embargo, Aldecoa afirma que El vergel es la obra que menos relaci¨®n tiene con ella. "No en el sentido que lo est¨¢ la trilog¨ªa, que se inicia con Historia de una maestra", dice.
Llenar el pozo
El vergel es la tercera novela de esta escritora, publicada junto con La enredadera y Porque ¨¦ramos j¨®venes, tras 10 a?os de silencio literario, provocados por el impacto que le caus¨® la muerte repentina de su marido, el escritor Ignacio Aldecoa. "Ese par¨¦ntesis me sirvi¨® para alcanzar una maduraci¨®n interior", aclara. En lo puramente literario sigui¨® leyendo apasionadamente -"como dec¨ªa Hemingway, me dediqu¨¦ a llenar el pozo"-. "La novela, y especialmente la novela realista, la que trata de seres humanos y sus experiencias, es un g¨¦nero de madurez. Te da seguridad, perspectiva y alejamiento. No puedes contar un amor cuando lo est¨¢s viviendo intensamente", concluye la escritora.
Babelia
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