Matriz
Yo no sab¨ªa lo que era El Roc¨ªo. Un adolescente de Granada, en los a?os sesenta, jam¨¢s hab¨ªa o¨ªdo hablar de El Roc¨ªo. Hab¨ªa una romer¨ªa en Granada, la de San Miguel, en septiembre, roscas de San L¨¢zaro y rosquillas de an¨ªs (las de San L¨¢zaro eran de garbanzos: eternamente ligadas memoria y cocina), pero no exist¨ªa El Roc¨ªo, muy conocido en su comarca. Se expandi¨® en el esplendor de los sesenta, porque El Roc¨ªo crece en ¨¦pocas de hervor y bullicio econ¨®mico. Por ejemplo, nueve hermandades nacieron entre 1932 y 1935, todav¨ªa en la ola de los a?os veinte: electricidad y telefon¨ªa, aeroplanos y coches, cambio de r¨¦gimen. Tambi¨¦n el posfranquismo fue rociero: la hermandad de C¨®rdoba se fund¨® en 1977, las de Granada y M¨¢laga en 1979, la de C¨¢diz en 1981, la de Ja¨¦n en 1982, la de Almer¨ªa en 1986. ?Los a?os socialistas fueron grandes para el Roc¨ªo! 27 hermandades surgieron en los ochenta y diez m¨¢s en los noventa. En contra de todos los t¨®picos, a El Roc¨ªo le sentaron muy bien la Rep¨²blica y el socialismo moderno.
Ahora se celebra el aniversario del acuerdo de integraci¨®n espa?ola en la Comunidad Europea (el tratado se firm¨® el 12 de junio de 1985), y parece obligado que la pertenencia a entidades supranacionales fortalezca lo propiamente local. Yo no veo El Roc¨ªo como una fiesta de los viejos tiempos: es de ahora mismo. Tampoco es una celebraci¨®n agr¨ªcola, sino urbana: una nueva tradici¨®n de las ciudades, que anualmente preparan la romer¨ªa al pa¨ªs perdido del caballo y el buey. Hemos asistido al nacimiento de una tradici¨®n. El m¨ªtico encuentro del cazador medieval Gregorio Medina y la Virgen escondida en un acebuche hueco sigue justificando las nuevas costumbres. Pero El Roc¨ªo, tal como se vive hoy, acontecimiento social andaluz, congregaci¨®n de un mill¨®n de personas en las marismas de Huelva, es una invenci¨®n reciente, y lo saben los viejos rocieros de la comarca, que han abierto su tradici¨®n al mundo.
La antig¨¹edad es un grado en El Roc¨ªo, donde importa mucho la fecha de fundaci¨®n de la hermandad, y cada hermandad debe presentarse cada a?o ante la Hermandad Matriz de Nuestra Se?ora del Roc¨ªo de Almonte en el d¨ªa y hora que se le se?alen, bajo pena de perder la antig¨¹edad tan deseada. En el nombre de las hermandades consta su rango temporal: Hermandad Matriz, Primera, Muy Antigua, Antigua... Las tradiciones nos dan una sensaci¨®n de estabilidad: es consolador pensar que duramos, que duramos mucho. Las tradiciones nos dan legitimidad, raz¨®n de ser, aunque sean prestadas, o meramente imaginarias. Yo recuerdo cuando Carlos Cano, reci¨¦n llegado de un viaje a Sevilla, hacia 1975, me cont¨® su descubrimiento de la bandera andaluza, a la que, casi enseguida, dedic¨® una canci¨®n. Yo, que, como ¨¦l, no hab¨ªa sabido hasta entonces de la existencia de una bandera andaluza, le pregunt¨¦ cu¨¢les eran sus colores, igual que hubiera preguntado los colores de Hait¨ª: as¨ª me enter¨¦ de que era verde y blanca. Y, poco despu¨¦s, supe por el Estatuto que esa bandera era una tradici¨®n en Andaluc¨ªa.
Uno nunca deja de descubrir tradiciones que, siendo profundamente suyas, hasta el momento le eran absolutamente ajenas.
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