Un psic¨®logo para enterrar una vida
Los especialistas que atienden a los familiares de las v¨ªctimas explican sus t¨¦cnicas para enfrentarse al dolor y la rabia
Un padre empieza a gritarle al psic¨®logo:
-?D¨¦jame en paz, no quiero, ni necesito un psic¨®logo, lo que quiero es a mi hijo, v¨¢yase y d¨¦jeme en paz!
Otro familiar de los 19 que han fallecido en el tren de Madrid-Cartagena puede espetarle:
-?Qu¨¦, quiere sacarse un dinerillo a costa de mi desgracia?
Y un hermano de una v¨ªctima puede decirle: "?A qui¨¦n pretende enga?ar usted con su psicolog¨ªa barata, hombre? V¨¢yase y d¨¦jenos con nuestro dolor"
?Qu¨¦ debe hacer entonces un psic¨®logo a quien se contrat¨® precisamente para ayudar a los familiales de las v¨ªctimas?
"Aunque parezca que esas reacciones son anormales, no lo son. Hay que dejarlos, que ventilen su rabia y su dolor", se?ala Mar¨ªa Cervera, coordinadora en Espa?a de la compa?¨ªa internacional de psic¨®logos Icas, contratada por Renfe para atender a heridos, testigos y familiares de los muertos. "Hay que decirle al familiar: si en alg¨²n momento me necesita, estar¨¦ aqu¨ª. A lo mejor la esposa que est¨¢ callada y llorando se te acerca al rato y te dice: '?Qu¨¦ puedo hacer para ayudar a mi marido?'. Y nosotros le decimos: '?En otras situaciones qu¨¦ hace usted para calmarle?'. O a lo mejor requieren s¨®lo que estemos a su lado y que le cojamos la mano o que llamemos a otro familiar y nos encarguemos de hacer la gesti¨®n para traerlo".
"Asumir de golpe que te has quedado sin alguien te puede dejar graves secuelas"
Hab¨ªa una mujer que lloraba amargamente y lo ¨²nico que repite es 'mi hijo, mi hijo, mi hijo, mi hijo, mi hijo'. ?Qu¨¦ hizo el psic¨®logo?
"Se acerc¨® a ella, la acarici¨® y le pregunt¨® c¨®mo se llamaba su hijo. La madre dijo su nombre. Y el psic¨®logo le pregunt¨® a qu¨¦ se dedicaba. Ella dijo que trabajaba en el tren, que le encantaba su profesi¨®n, la vida del tren, que viv¨ªa para el tren desde muy peque?o. Y entonces es cuando le dices: '?l ha hecho lo que ha querido en su vida. Aunque ha tenido una vida muy corta, se ha dedicado a lo que ¨¦l quer¨ªa", explica Mar¨ªa Cervera.
Otra madre lloraba y se quejaba de que hac¨ªa s¨®lo dos a?os se le muri¨® una hija y ahora se le acababa de morir un hijo.
-?Qu¨¦ hago, Dios m¨ªo, qu¨¦ hago?, preguntaba la madre.
-Pues enterrarlo, ?qu¨¦ vas a hacer?, le aconsej¨® una hermana.
"Nos pareci¨® algo inapropiada esa respuesta. Y entonces nosotros le dijimos a la madre que su hijo estaba vivo en el recuerdo de ella, desde que naci¨® hasta ahora y qu¨¦ era eso, el recuerdo, lo que deb¨ªa perdurar", explica Cervera.
Tambi¨¦n hubo todo tipo de insultos para el jefe de la estaci¨®n.
"En ese momento, como cuando han ocurrido accidentes de aviones, no te vas a poner a contradecir a nadie. Los dejas que suelten lo que llevan y despu¨¦s, poco a poco, van dici¨¦ndoles que esa persona no hizo nada a prop¨®sito ni deseaba la muerte de nadie", se?ala Cervera.
Experiencia no les falta a los psic¨®logos espa?oles en este tipo de trances. Por citar s¨®lo algunos casos, en abril de 1997, otro tren descarril¨® en Pamplona y murieron 22 personas y 85 resultaron heridas. En julio de 2000 fallecieron 22 estudiantes de entre 14 y 16 a?os en un accidente de tr¨¢fico en Soria. En abril de 2001 murieron en un paso a nivel 12 inmigrantes que viajaban hacinados en una furgoneta en Murcia. Cinco meses m¨¢s tarde, 19 jubilados al volcar un autob¨²s en Huelva.
Hay algo com¨²n en esas cat¨¢strofes: los testigos repet¨ªan siempre el adjetivo dantesco, aunque nunca hubiesen le¨ªdo la Divina Comedia, de Dante Alighieri, y en todas se requiri¨® la presencia de psic¨®logos profesionales, algo inconcebible en Espa?a hasta las siete de la tarde del 7 de agosto de 1996.
Aquella tarde cambi¨® para siempre en Espa?a la historia de las asistencia en las cat¨¢strofes. En cinco minutos, a causa de una riada, murieron 87 personas en el c¨¢mping de Biescas (Huesca). Un equipo de psic¨®logos voluntarios se moviliz¨® y desde entonces las autoridades y los propios colegios oficiales se dieron cuenta de la importancia de sus servicios. Y empezaron a especializarse.
En Albacete se juntaron el martes dos psic¨®logos de la guardia Civil, cinco contratados por Renfe, otros tantos del Colegio de Psic¨®logos de Castilla-La Mancha, varios voluntarios del Tel¨¦fono de la Esperanza, varios del Hospital del Perpetuo Socorro, donde los padres se somet¨ªan a la prueba del ADN... En total, m¨¢s de 20 profesionales para atender a las 19 familias de los 19 muertos en el accidente.
Francisca Vicente, del Colegio de Psic¨®logos de Castilla-La Mancha, comentaba: "La reacci¨®n de muchos familiares el martes era la de no cre¨¦rselo. La carpa que montamos frente al lugar de la colisi¨®n no estaba all¨ª en ese punto exacto por pura casualidad. La hab¨ªamos puesto para que ellos mismo pudiesen ver c¨®mo hab¨ªan quedado los trenes. A pesar de que sab¨ªan que su familiar viajaba en el primer vag¨®n y de que no se encontraba en el hospital, llegaban preguntando por las listas de los que hab¨ªan aparecido. Si no llegan a ver en aquellos momentos c¨®mo hab¨ªa quedado el tren, a¨²n pod¨ªan reaccionar de forma m¨¢s agresiva. Una de las reacciones normales en estos casos es la de agresividad. Para combatirla lo mejor es escuchar y que descarguen la rabia. La otra reacci¨®n t¨ªpica es la de negar la realidad. Algunos padres me dec¨ªan que no se lo cre¨ªan y que seguro que ten¨ªa que estar vivo su hijo. Yo no los contradec¨ªa. Ya ir¨ªan asimilando la realidad conforme alg¨²n familiar les fuese dando el p¨¦same. Pero los primeros d¨ªas ellos van y vuelven, van y vienen de la realidad al deseo. Y tiene que ser as¨ª, porque asumir de golpe que te has quedado sin alguien querido te puede dejar graves secuelas", se?ala Francisca Vicente. "De todas formas, lo peor ser¨¢ cuando se marchen de Albacete, lleguen a casa y no tengan ni el arropamiento del psic¨®logo ni de tanta gente a su alrededor".
"Lo peor", sentencia un empleado de seguros con m¨¢s de 1.500 muertes tramitadas, "siempre llega al cuarto d¨ªa, cuando se sientan en el sof¨¢ y ven que el marido o la mujer que sol¨ªa coger el mando, ya no est¨¢ all¨ª".
"Los periodistas", agrega Vicente, "ten¨¦is una funci¨®n muy importante. Porque los familiares de estos muertos estaban ¨¢vidos de informaci¨®n. Lo primero que hacen por la ma?ana es irse a leer los peri¨®dicos, a ver qu¨¦ se sabe de todas las circunstancias del caso. Y hay expresiones como "destrozados y trozo", que se deber¨ªan evitar. Ten¨¦is que escribir como si al d¨ªa siguiente os fueran a leer ellos, porque es que os van a leer seguro. Comprendo que hay cosas inevitables. Hoy, por ejemplo, en alg¨²n peri¨®dico explicaba un testigo que ve¨ªa c¨®mo alguna gente se abrasaba y ped¨ªa y agitaba la mano detr¨¢s de la puerta pidiendo auxilio. Y una mujer que quer¨ªa creer que su familiar hab¨ªa muerto, sin apenas sentirlo, se vino abajo".
Mar¨ªa Cervera, la coordinadora en Espa?a del grupo internacional de psic¨®logos Icas, coincide plenamente con su colega de Castilla-La Mancha: "Yo pedir¨ªa mucho cuidado con las im¨¢genes, porque cuando el familiar ve la imagen no se le borra en la vida. El jueves, un peri¨®dico de tirada nacional daba la imagen de una mujer atrapada bajo el coche. Eso es tremendo para la familia. Y el mismo peri¨®dico, en la tragedia del avi¨®n Vinter que cay¨® en el vuelo de Melilla a M¨¢laga, daba tambi¨¦n la imagen de la cara sangrando de uno de los pilotos muertos. Ese tipo de fotos se han evitado mucho en la tragedia de las Torres Gemelas".
"Tenemos que aprender todos de estas tragedias", se?ala el psic¨®logo de la Guardia Civil. "Los periodistas. quieren conseguir im¨¢genes o declaraciones de los familiares de los muertos porque se sienten espoleados por la propia sociedad que quiere ver las muestras de dolor. Pero tenemos que aprender a respetar el dolor ajeno".
Algunos psic¨®logos insisten en que su trabajo ha de ir m¨¢s all¨¢ de esta semana, incluso cuando hayan pasado los rituales del entierro y el familiar se quede con las im¨¢genes del choque grabadas en su mente. De momento, la mayor¨ªa de los padres de los 19 muertos se han desvivido dando las gracias a los psic¨®logos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.