A un cent¨ªmetro del t¨ªtulo
El Madrid, con Ronaldo en plan estelar, arrolla a un decepcionante Atl¨¦tico en un partido que da el vuelco al campeonato
El Madrid sali¨® del Manzanares con el t¨ªtulo en la mano, despu¨¦s de un partido imprevisto, donde el Atl¨¦tico concedi¨® una goleada escandalosa. Lejos de complicar la vida a su viejo rival, asisti¨® perplejo a la exhibici¨®n de Ronaldo y compa?¨ªa. Las figuras del Madrid funcionaron como tales, sin distracciones, con el poder¨ªo que se supone en gente como Ra¨²l, Zidane, Guti o Figo. No hubo partido porque la tarde no fue cosa de dos. Uno se pareci¨® a la idea que se tiene del mejor Madrid y el otro se pareci¨® al Atl¨¦tico de esta temporada.
Pocas veces ha ofrecido menos resistencia el Atl¨¦tico al Madrid en el Manzanares, donde la parroquia presum¨ªa un duelo apasionado que no se vio por ninguna lado. Fue un partido de carril que el Madrid se llev¨® con la autoridad que le hab¨ªa faltado en los ¨²ltimos tiempos. Jug¨® bien, no cometi¨® sus habituales errores defensivos y encontr¨® a sus figuras en el lugar exacto y en el momento preciso. Eso ocurre cuando Ronaldo se perfila frente a la l¨ªnea defensiva, cuando Zidane le ve, cuando Figo oficia de extremo y desborda, cuando Ra¨²l hace de muelle y se mueve entre el medio campo -para ayudar en la elaboraci¨®n- y el ¨¢rea peque?a -para marcar goles-, cuando Guti maneja el juego con su facilidad para producir pases, cuando Makelele ofrece su mejor versi¨®n de aguador. Eso ocurri¨®, en definitiva, frente a un adversario decepcionante. El Atl¨¦tico, que se ha extraviado en los momentos cr¨ªticos de la temporada, fracas¨® en un partido que deb¨ªa exculparle de sus pasados errores. As¨ª lo pensaba su hinchada, que acudi¨® en masa al Manzanares, confiada en darse el gustazo de quitarle la Liga al vecino detestado.
ATL?TICO 0 - REAL MADRID 4
Atl¨¦tico: Esteban; Otero (Jorge, m. 19), Coloccini, Garc¨ªa Calvo, Sergi; Albertini, Emerson; Aguilera, Jos¨¦ Mari, Luis Garc¨ªa (Movilla, m. 67); y Fernando Torres.
Real Madrid: Casillas; Salgado, Hierro, Helguera, Roberto Carlos (Pav¨®n, m. 84); Makelele, Guti; Figo (McManaman, m. 72), Ra¨²l, Zidane (Solari, m. 74); y Ronaldo.
Goles: 0-1. M.7. Pase profundo de Zidane a Ronaldo, que marca con un tiro violento.
0-2. M.18. Figo desborda a Sergi, centra y Ra¨²l se adelanta a la defensa en el segundo palo.
0-3. M.31. Gran pase de Guti a Roberto Carlos, cuyo centro lo remata Ronaldo.
0-4. M.73. Ra¨²l remata una falta.
?rbitro: P¨¦rez Burrull. Amonest¨® a Coloccini y Sergi.
56.000 espectadores en el Calder¨®n.
Lo que vio el Manzanares fue una infame actuaci¨®n de su equipo, que manifest¨® una extrema debilidad en todos los aspectos del juego. Su defensa invit¨® al desastre desde la primera jugada del Madrid, es decir, el gol de Ronaldo. Le encontr¨® Zidane con un pase maravilloso, pero en la rigidez, lentitud y blandura de la defensa rojiblanca se observaron todos los s¨ªntomas del descalabro. El tanto acab¨® con cualquier dramatismo: el Real Madrid recorri¨® la primera parte con un aire marcial, sin sentirse importunado en su juego, con Ronaldo imperial. En el partido que pone la Liga en las manos del Madrid, Ronaldo se desat¨® ante la mirada perpleja de los defensas del Atl¨¦tico. Cada una de sus intervenciones manifest¨® su incomparable capacidad para infligir da?o en el ¨¢rea. De nuevo fue decisivo en un momento trascendental, como ha sucedido durante todo el a?o. El mejor Ronaldo ha aparecido en los partidos donde se miden a los grandes futbolistas: en Manchester, frente al Valencia, ante la Juve. En el Manzanares provoc¨® el terror con el primer gol y no hubo manera de apearle. La defensa del Atl¨¦tico asisti¨® paralizada a su exhibici¨®n, que tuvo un efecto expansivo sobre el resto del Madrid. Cuando Figo record¨® sus d¨ªas de gran extremo, se acab¨® el encuentro.
Figo ha perdido velocidad, pero su papel es crucial para el equipo. Desborde o no, y todav¨ªa tiene recursos para hacerlo, su presencia en el costado derecho es m¨¢s que necesaria. El Madrid necesita abrir el campo como pocos equipos, primero para dar espacios creativos a Zidane y Guti, segundo para amenazar a las defensas y tercero para conceder oportunidades a Ra¨²l y Ronaldo en el ¨¢rea. Figo, competitivo y orgulloso como es, lo ha olvidado m¨¢s de la cuenta esta temporada, pero el segundo gol frente al Atl¨¦tico demostr¨® la importancia del extremo.
El segundo tanto explic¨® lo que significa Figo, y tambi¨¦n la inoperancia del Atl¨¦tico, que no tuvo ning¨²n recurso que oponer. Luis sustituy¨® a Otero por Jorge ante la cat¨¢strofe que se adivinaba, aunque m¨¢s sorpresa produjo la titularidad del lateral, jugador vulgar donde los haya. Tampoco se explica muy bien la reticencia de Luis con Movilla, al menos en el medio campo actual del Atl¨¦tico, que no se distingue ni por su ingenio, ni por su quite. Albertini pareci¨® m¨¢s veterano que nunca y Emerson no tuvo la oportunidad de mostrar el lado ca¨®tico que le caracteriza. Simplemente no apareci¨®. Cada l¨ªnea era una calamidad. No hab¨ªa manera de pensar en los delanteros, o en un milagro de Torres. El Atl¨¦tico no ten¨ªa manera de llegar al ¨¢rea del Madrid. Su ¨²nica preocupaci¨®n era salvarse de los ataques del Madrid. Cuando Guti y Ra¨²l se incorporaron al baile, el partido se hizo baile. Llegaron los goles, se quebr¨® el ¨¢nimo de la hinchada rojiblanca, fracas¨® el Atl¨¦tico y el Madrid sali¨® del Manzanares con un resultado sensacional. Con la Liga a un cent¨ªmetro, nada menos.
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