Desagravio al padre
Jim Furyk inscribe su nombre en el Grand Slam con el 'swing' "un poco torcido arriba" que le ense?¨® su progenitor, muy criticado por ello
Ni siquiera una simb¨®lica gota de sudor, de dudas o temores, resbal¨® por el rostro de Jim Furyk en su ¨²ltimo y decisivo recorrido, en la madrugada espa?ola de ayer, por el campo de Olympia Fields (Illinois). El norteamericano lo encar¨® con tres golpes de ventaja sobre el australiano Stephen Leaney y con cinco sobre el fiyiano Vijay Singh y el zimbabuense Nick Price, sus dos rivales m¨¢s fuertes en teor¨ªa. Pero ni ¨¦stos ni aqu¨¦l le inquietaron un solo momento. La irregularidad se adue?¨® de ellos y, as¨ª, pudo caminar feliz y tranquilo de bandera en bandera hasta culminar su victoria en el Open de Estados Unidos, la primera que consigue en un torneo del Grand Slam del golf.
Un triunfo el de Furyk (12 de mayo de 1970; West Chester, Pensilvania) con un emotivo componente sentimental. Un ¨¦xito alcanzado para honrar a su padre, Mike. No ha tenido m¨¢s maestro y entrenador que ¨¦l. Siempre ha fiado y confiado su carrera profesional a sus consejos. Y nunca, ni cuando su proyecci¨®n se dispar¨®, empez¨® a llenar de trofeos sus vitrinas -desde 1995, ha coleccionado ocho de su circuito- y se hizo fijo en el equipo de su pa¨ªs que ha disputado al europeo las tres ¨²ltimas ediciones de la bienal Copa Ryder, se le olvidaron las m¨²ltiples cr¨ªticas con las que ha tenido que cargar su progenitor por culpa del nada convencional swing que le ense?¨® en su infancia y que todav¨ªa exhibe.
Salvando las distancias, el caso de Furyk podr¨ªa compararse con el de Sergio Garc¨ªa, quien tambi¨¦n ha sufrido en su carne y en su mente los palos recibidos por su padre y profesor a prop¨®sito de su estilo en los golpes largos. Lo que los expertos, algunos obviamente de sal¨®n, le han reprochado es que su driver suele llegar arriba "un poco torcido". Es la eterna cuesti¨®n, la discusi¨®n a veces bizantina entre el juego natural, ajeno en muchos detalles a los c¨¢nones cl¨¢sicos, a la elegancia fotog¨¦nica, a la est¨¦tica al uso, y el modificado ensayo tras ensayo a la b¨²squeda de una perfecci¨®n que, paradoja, tampoco garantiza que el resultado final sea ¨®ptimo.
Por eso Furyk asumi¨® su primera gran victoria como un desagravio a su padre. La ansiaba por ¨¦l m¨¢s que por s¨ª mismo. Quer¨ªa brind¨¢rsela, dijo, para resarcirle de todos los esfuerzos que ha hecho por ¨¦l y de todos los sinsabores que le ha costado ese swing defectuoso con el que, sin embargo, se ha aupado ya al sexto puesto mundial por puntos -apenas le superan su compatriota Tiger Woods, un monstruo alica¨ªdo estos d¨ªas; el surafricano Ernie Els, el canadiense Mike Weir, el tambi¨¦n paisano Davis Love y Singh-. De ah¨ª, el c¨¢lido abrazo que le dio.
Por lo dem¨¢s, encantado tambi¨¦n. "Es excitante entrar en la historia del deporte", declar¨® Furyk entre sonrisas; "que tu nombre est¨¦ ya asociado para siempre a la competici¨®n golf¨ªstica m¨¢s importante de tu pa¨ªs". No en vano incluso ha igualado con sus 272 golpes la tarjeta m¨¢s baja de sus campeones -la que antes que ¨¦l firmaron Woods y los igualmente norteamericanos Lee Janzen y Jack Nicklaus- y se ha embolsado un cheque de 1.080.000 d¨®lares, con lo que este a?o totaliza 3,4 millones.
Clasificaci¨®n final: 1. J. Furyk (EE UU), 272 golpes. 2. S. Leaney (Aus.), 275. 3. M. Weir (Can.) y K. Perry (EE UU), 279. 5. E. Els (SA), N. Price (Zim.) y otros, 280. 10. P. Harrington (Irl.) y otros, 281. 20. T. Woods (EE UU) y otros, 283. 35. S. Garc¨ªa y otros, 285.
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