Los socialistas y las elecciones
El resultado de las elecciones del 25 de mayo de 2002, la crisis en la Asamblea de Madrid y los ileg¨ªtimos pactos en algunos Ayuntamientos est¨¢n produciendo una gran frustraci¨®n en la sociedad de izquierdas y socialista dadas las grandes expectativas que se hab¨ªan creado de poder disminuir el poder hegem¨®nico de la derecha en el ¨¢mbito municipal y auton¨®mico.
Las cifras globales muestran que hay una situaci¨®n de equilibrio electoral en Espa?a entre el PP y el PSOE, con tendencia favorable a este ¨²ltimo. Si se produjese un triunfo de la izquierda en las elecciones catalanas del pr¨®ximo oto?o, y teniendo en cuenta que la izquierda parlamentaria ha superado al PP en mas de 2.000.000 de votos, podemos ser ligeramente optimistas ante las elecciones generales del 2004.
Antes del 25 de mayo se lleg¨® a hablar de vuelco electoral. Ahora bien, hay que considerar que la movilizaci¨®n de las organizaciones sociales y los sindicatos, aunque pueda ser masiva, tiene unos l¨ªmites a la hora de votar. Son muchas las razones por las cuales alguien puede estar contra la guerra o contra las pol¨ªticas econ¨®micas del gobierno, pero no todas esas personas coinciden posteriormente en el apoyo a un mismo partido, y menos aun en votar a las personas que lo representan en unas elecciones municipales y auton¨®micas.
Los socialistas dimos apoyo a la huelga general de los sindicatos el 2002 y a las movilizaciones sociales ante el desastre ecol¨®gico del Prestige a principios del 2003. Calificamos la guerra preventiva contra Irak como una guerra ileg¨ªtima, injusta e inmoral. Nos manifestamos contra ella.
Esas actitudes han permitido el reencuentro con nuestra base social y compartir con la mayor¨ªa de la sociedad su preocupaci¨®n ante un sistema econ¨®mico e internacional basado en la prepotencia y la injusticia. Hemos se?alado el camino de un orden internacional sustentado en el derecho, el respeto mutuo, en la defensa de los derechos humanos y en unas relaciones de intercambio econ¨®mico m¨¢s justas. Nos hemos pronunciado en contra del unilateralismo, de la guerra como mecanismo de soluci¨®n de los conflictos y a favor del robustecimiento de las Naciones Unidas.
Sin embargo, la batalla ideol¨®gica y cultural por los valores de la izquierda no ha hecho m¨¢s que empezar.
La invasi¨®n de Irak parece ser un acto mas de la agenda oculta que nos conduce a un nuevo orden imperial bajo la cobertura de una infinita cruzada contra el terrorismo. Ante este hecho, es evidente que Europa, y en particular la izquierda, tienen que reaccionar, tienen que traducir en propuestas pol¨ªticas s¨®lidas y convincentes su rechazo a la pol¨ªtica unilateral de la actual administraci¨®n norteamericana.
La Uni¨®n Europea ha de aguantar el pulso y constituirse en contrapeso a la pol¨ªtica unipolar y expansiva norteamericana. La derecha espa?ola se ha subordinado sin escr¨²pulo alguno al nuevo imperio militar. Las izquierdas hemos de articular otras pol¨ªticas con los pa¨ªses que no aceptan el nuevo imperio. Hemos de avanzar en la coordinaci¨®n de las fuerzas de la izquierda en Europa y el mundo.
Es el momento de elaborar propuestas que den continuidad a la energ¨ªa social de cambio desplegada en las grandes movilizaciones de los ¨²ltimos meses. Hay que mostrar que es posible otra forma de entender Espa?a. Hay que avanzar decididamente en la construcci¨®n de una Espa?a Federal que recoja la pluralidad de los pueblos y las culturas que la componen as¨ª como la solidaridad entre todos los territorios.
Hemos de reaccionar ante las absurdas descalificaciones que lanza el Partido Popular contra los posibles y necesarios acuerdos en el seno de las izquierdas parlamentarias. Hay que retomar la iniciativa, explicar a amplios sectores sociales que para vencer a la Derecha Unida en un solo Partido, la izquierda democr¨¢tica debe unir sus fuerzas tras un proyecto de Europa, de Espa?a y del mundo mejor que el preconizado por el Partido Popular.
Hemos de estar con los sectores abocados al paro, a la exclusi¨®n social y a la inseguridad laboral. Tambi¨¦n con las capas j¨®venes de la sociedad. Todav¨ªa son muchos los que no votan, los que no participan, los que se sit¨²an al margen de la contienda pol¨ªtica, los que no ven que un cambio de gobierno sea relevante para sus vidas.
Hay que dar una gran batalla en la sociedad urbana. Mucho tenemos que afinar en campos como la sanidad, la educaci¨®n, las pensiones o la pol¨ªtica de vivienda. La defensa de los servicios p¨²blicos esenciales y del papel equilibrador y redistribuidor del Estado deben quedar claros.
En este terreno de cosas el debate entre seguridad y libertad es decisivo. Las propuestas de la actual administraci¨®n norteamericana, secundadas sumisamente por el gobierno Aznar, no articulan ni un mundo m¨¢s seguro, ni un mundo m¨¢s libre, ni un mundo m¨¢s justo. Frente al pensamiento ¨²nico, frente al conservadurismo dominante, frente a la militarizaci¨®n del mundo, hemos de fortalecer la izquierda social y pol¨ªtica, los movimientos sociales, los sindicatos, las organizaciones pol¨ªticas y culturales de izquierda, en Espa?a y en el mundo.
A corto plazo hay que abrir de manera estable las v¨ªas del di¨¢logo y la colaboraci¨®n con la izquierda pol¨ªtica, sindical y social. Hay que enlazar m¨¢s y mejor con los movimientos sociales que por todo el planeta preconizan una globalizaci¨®n distinta.
Es el momento de articular ideol¨®gica y pol¨ªticamente lo que hemos planteado en la calle. Es el momento de la iniciativa y la diferenciaci¨®n de la derecha.
Vicent Garces. Izquierda Socialista / PSPV-PSOE.
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