Inercia y desgracia
Las desgracias nunca vienen solas. Querellas, denuncias, demandas y-yo-qu¨¦-s¨¦, por unos y por otros, pueden hacer a¨²n m¨¢s da?o a los unos, a los socialistas, que los otros: pleitos tengas y los ganes. Pero ganar¨¢n poco: estas cosas nunca se ganan, y hay comadreos de poder. Las encuestillas son tambi¨¦n negativas. Las mejores dicen que la gente votar¨ªa como lo hizo, lo cual es una satisfactoria muestra de que no le importa nada a nadie, ni chapapotes ni constructores, ni guerras ni tr¨¢nsfugas. Espa?a inerte: "iners" en lat¨ªn, era "inactivo, sin capacidad, sin talento", pero la inercia es otra cosa: "pereza o tendencia a continuar una actividad sin introducir cambios que supongan un esfuerzo. Actitud de una persona que se deja llevar por lo que otros dicen o hacen". Creo que el espa?ol tiene talento: una sabidur¨ªa popular muy grande. Y movimientos raros: un d¨ªa (1808) se alza contra los franceses que tra¨ªan en la mochila el librepensamiento y al siguiente (1823) deja pasar a los Cien Mil Hijos de San Luis. Ya estaban cansados, y gritaban "Vivan las caenas": con cadenas puestas uno no tiene que trabajar, ni pensar, ni defenderse. La primera vez luchaban contra una rep¨²blica, y por el tr¨ªo solemne de libertad-igualdad-fraternidad, y la segunda a favor de Fernando VII. En cuanto a la suposici¨®n de que poder sea de sinverg¨¹enzas, el espa?ol cree que lo ha sido siempre.
Creo en los caracteres nacionales, contra lo que pensaba Julio Caro Baroja y muchos de sus disc¨ªpulos. Como el del hombre, el del pa¨ªs se forma por las precipitaciones culturales que se derraman sobre ¨¦l, por sus desgracias, sus ocupantes, sus carceleros, su garrote vil, sus idiomas superpuestos, sus dictadores y sus religiones, y por la entrada, lenta y desganada, de la ciencia. Por mil cosas m¨¢s, sabidas o supuestas; o subconscientes, igual el vasco que el catal¨¢n, el de Chamber¨ª que el de las Tres Mil Viviendas: aunque sobre la actualidad pesan distintas opresiones. El espa?ol, cansado de vivir mal, desconfiando del poder y del juez, y del cura y del boticario, tiene esta inercia del gran talento. A veces tiene sobresaltos: sigui¨® a nuestros actores, como representantes de una intelectualidad, en las manifestaciones; se alz¨® contra la infamia y la l¨®gica -es un personaje l¨®gico, es un Sancho consecuente- y luego vio que todo volv¨ªa a lo mismo. ?Si sabr¨¢ ¨¦l! Ah, pero puede arrasar ma?ana.
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