Guarida 'hippy' junto al r¨ªo Azul

Fue un amigo argentino quien me recomend¨® viajar a El Bols¨®n. Estaba en Bariloche, harto del agobio consumista, cuando me sugiri¨®: "Si lo que buscas es calma, lo mejor que puedes hacer es ir a El Bols¨®n. Es un pueblo con un toque hippy, lo m¨¢s parecido que encontrar¨¢s a Katmand¨² aqu¨ª en los Andes". No lo dud¨¦ dos veces: fui a la estaci¨®n de autobuses y saqu¨¦ un billete para el d¨ªa siguiente. No me defraud¨®.

El Bols¨®n se encuentra a 155 kil¨®metros al sur de Bariloche. Se pasan r¨¢pido si uno se entretiene mirando el paisaje cambiante de los Andes, donde de vez en cuando surge un lago de un azul incre¨ªble, o escuchando las conversaciones de los mochileros. A medida que uno se acerca a El Bols¨®n adivina que llega a un lugar especial; por ejemplo, cuando ve que hay un albergue llamado Gaia y anuncios de cultivos alternativos con muchos soles dibujados. Una vez en el pueblo (de calles anchas y casas bajas), la impresi¨®n de estar en un lugar alternativo se intensifica. En las calles de El Bols¨®n reina el buen rollo, con mucho mochilero en busca del para¨ªso. La verdad es que se parece poco a Katmand¨², pero hay algo en el ambiente que recuerda al Nepal. ?Ser¨¢ el olor a porro?

Lo primero que uno aprende es que hay que ir a la avenida de San Mart¨ªn. All¨ª est¨¢ todo: bares, restaurantes, tiendas..., incluso una gran plaza con lago artificial, ¨¢rboles enormes (no es f¨¢cil verlos en la Patagonia) y, como no pod¨ªa ser menos en un pueblo hippy, una feria artesanal.

Cuando, en el bar donde me detuve a descansar el primer d¨ªa, le ped¨ª una cerveza a la camarera, una pelirroja de sonrisa agradable, me pregunt¨® si deseaba probar una de las cervezas artesanales. "Es un sabor distinto, pero a m¨ª me gusta", me explic¨®. "Aqu¨ª se cultiva el l¨²pulo, y precisamente estos d¨ªas se celebra la fiesta nacional del l¨²pulo. Tienes que ir". Me apunt¨¦ lo de la fiesta y decid¨ª probar una de aquellas cervezas. Sab¨ªa distinta, pero ya hab¨ªa aprendido que todo es alternativo en El Bols¨®n.

"Yo soy de Buenos Aires, pero no aguantaba el agobio y me vine aqu¨ª. Se est¨¢ muy bien en El Bols¨®n", me dijo la camarera. "Es mucho m¨¢s tranquilo que Bariloche", le conced¨ª. La chica solt¨® un largo suspiro: "Aquello es horrible", dijo como si le estuviera hablando del mism¨ªsimo infierno. "Si alg¨²n d¨ªa el agobio de Bariloche llega hasta aqu¨ª, me ir¨¦ m¨¢s al sur. Afortunadamente, la Patagonia es muy grande". Fij¨® su mirada l¨ªquida en direcci¨®n al sur, al final de la calle de San Mart¨ªn, en un intento de abarcar esos miles de kil¨®metros cuadrados con una densidad de poblaci¨®n m¨ªnima. Un espacio en el que siempre quedar¨¢ alg¨²n lugar adonde poder huir.

El Bols¨®n est¨¢ rodeado de un paisaje de postal. Si uno tiene ¨¢nimo excursionista, puede subir al cerro Piltriquitr¨®n (2.284 metros) para contemplar el pueblo rodeado de majestuosas monta?as; si uno prefiere un paseo m¨¢s relajado, le basta con subir al cerro Amigo, mucho m¨¢s asequible.

El Bosque Tallado

Los r¨ªos y las cascadas de los alrededores no defraudan. La formaci¨®n rocosa de la Cabeza del Indio, la cascada Escondida o la del Mall¨ªn Ahogado son las m¨¢s recomendables. El Bosque Tallado, a 1.400 metros de altura, es una especie de gran exposici¨®n al aire libre que tambi¨¦n merece ser visitada, as¨ª como el mirador desde donde se contempla el valle de un r¨ªo serpenteante que responde al m¨¢gico nombre de Azul. Si a uno le acompa?a alguien del lugar, se sorprender¨¢ de ver c¨®mo todo respira un aire new age y c¨®mo las leyendas indias se mezclan en la conversaci¨®n con los avistajes de ovnis, o con la historia de Butch Cassidy y Sundance Kid, los bandidos norteamericanos de Dos hombres y un destino que se perdieron un tiempo por Cholila, a unos 70 kil¨®metros. Tampoco est¨¢ lejos la Trochita, el viejo expreso de la Patagonia que transportaba lana, ganado, madera y pasajeros, y que ahora se reserva para los turistas. El rollo hippy, iniciado en los setenta por los integrantes de la compa?¨ªa que represent¨® Hair en Argentina, es un ingrediente b¨¢sico de la zona. La b¨²squeda de la naturaleza en estado puro les llev¨® hasta aqu¨ª, donde dicen que reinan los bosques de lenga y hasta alg¨²n que otro duende.

El Bols¨®n naci¨® oficialmente en 1926. Y su primera f¨¢brica de cerveza la fund¨® en 1914 un alem¨¢n llamado Otto Tip. Es decir, que la cerveza lleg¨® antes que la fundaci¨®n del pueblo, o, lo que es lo mismo, que la cerveza est¨¢ en los or¨ªgenes de El Bols¨®n. Lo que est¨¢ claro es que, desde mucho antes de que El Bols¨®n fuera El Bols¨®n, las leyendas y la magia ya rondaban por la zona. El valle fue recorrido por primera vez, en 1620, por el capit¨¢n espa?ol Juan Fern¨¢ndez, que buscaba como un poseso la Ciudad de los C¨¦sares, un lugar donde dec¨ªan que abundaba el oro y la plata. No la encontr¨®, por supuesto. En 1912, un grupo de lugare?os decidi¨® proclamar la Rep¨²blica de El Bols¨®n, de ef¨ªmera duraci¨®n. Mucho despu¨¦s llegaron los hippies, que concedieron a El Bols¨®n su peculiar car¨¢cter. Basta, para comprobarlo, con acercarse a una de las librer¨ªas del pueblo, donde abundan los libros de ecolog¨ªa, de new age y de feng shui. Lo dicho, en El Bols¨®n reina el buen rollo.

- Xavier Moret (Barcelona, 1952) gan¨® el premio Grandes Viajeros 2002 por su libro sobre Islandia La isla secreta (Ediciones B).