Desconocidas, pero ilustres
No se parece a ning¨²n certamen cinematogr¨¢fico de los que se ocupan los medios de comunicaci¨®n. No es competitivo, no se dan premios e, ins¨®lito en estos tiempos, se propician los f¨®rums, las discusiones entre p¨²blico y creadores. No se limita a programar s¨®lo pel¨ªculas de celuloide, sino que incluye todo tipo de formatos, tama?os de imagen y contenidos. Tampoco entra en pujas con otros festivales en pos de tal o cual t¨ªtulo, sino que busca la confluencia, la acci¨®n conjunta con otros eventos de los muchos existentes en Catalu?a y en otras partes: este a?o se proyectaron pel¨ªculas africanas en colaboraci¨®n con la Mostra de Cine ?frica; japonesas, conjuntamente con el Barcelona Asian Film Festival, o argelinas, con R¨¦sistances, certamen franc¨¦s atento a las cinematograf¨ªas emergentes o rebeldes. Decididamente, el festival de cine de mujeres de Barcelona, que acaba de clausurar su mejor edici¨®n hasta la fecha, es una excitante, imprescindible rara avis.
Fenecido por muerte 'pol¨ªtica' el festival de cine de mujeres de Madrid, la Mostra es el m¨¢s antiguo que pervive en Espa?a dedicado a esta parcela espec¨ªfica
M. Selva: "Hay mucho por conocer y no nos podemos permitir el lujo de no ver pel¨ªculas que no llegan a unas carteleras intoxicadas por la cultura del entretenimiento"
La Mostra comenz¨® como la ampliaci¨®n casi l¨®gica de las actividades de un colectivo que, en la rica tradici¨®n participativa de la sociedad civil catalana, se dedica desde hace d¨¦cadas a la promoci¨®n del cine. Drac M¨¤gic, que tal es su nombre, se fund¨® en 1971 para llenar lo que un grupo de decididos partidarios de la normalizaci¨®n del catal¨¢n en el cine infantil entend¨ªa como una carencia b¨¢sica: el doblaje de pel¨ªculas en lengua vern¨¢cula para los m¨¢s peque?os. Desde entonces, mucho llovi¨®, y se normaliz¨®, en el panorama cultural y ling¨¹¨ªstico catal¨¢n, de manera que el colectivo, sin abandonar ninguna de sus tareas primigenias, comenz¨® a ampliar sus actividades, primero hacia la divulgaci¨®n del cine en las escuelas y en institutos, y luego hacia la preparaci¨®n de cursillos de capacitaci¨®n cinematogr¨¢fica para profesionales de la ense?anza.
M¨¢s tarde a¨²n, hacia mediados de los ochenta - y por iniciativa, entre otras, de las actuales responsables de la Mostra, Marta Selva y Anna Sol¨¤-, el inter¨¦s te¨®rico se fue inclinando hacia el an¨¢lisis del papel de la mujer, primero en el cine; luego en otros medios de comunicaci¨®n, como la televisi¨®n, y m¨¢s recientemente, tambi¨¦n en la publicidad. Por fin, la Mostra comenz¨® a andar en 1993, primero casi englobada en las actividades de la Filmoteca de Catalu?a, y luego, ya de forma aut¨®noma, en salas comerciales de la Ciudad Condal; de manera que es hoy, fenecido por muerte pol¨ªtica el festival de cine de mujeres de Madrid, el m¨¢s antiguo que pervive en Espa?a dedicado a esta parcela espec¨ªfica: no es arriesgado sospechar que festivales m¨¢s j¨®venes, como los de Zaragoza, Huesca o Bilbao, siguen en realidad la estela del certamen catal¨¢n.
?Tiene sentido hoy, cuando superficialmente parece que el cine hecho por mujeres encuentra un cierto lugar en las salas comerciales, un festival de estas caracter¨ªsticas? Marta Selva, codirectora de la Mostra, lo tiene muy claro: "Seguimos creyendo que a¨²n hay mucha obra por conocer, y no nos podemos permitir el lujo, hombres y mujeres, de no ver determinados productos que no llegan a unas carteleras intoxicadas por la cultura del espect¨¢culo y el entretenimiento, y que raramente aceptan propuestas a contracorriente y de avance en la creaci¨®n de nuevos sentidos en el audiovisual", afirma.
Tambi¨¦n tiene sentido, para las organizadoras, el que la Mostra no se limite a dar a conocer s¨®lo pel¨ªculas, sino que ahonde en el sentido de ¨¦stas. Anne Kaplan, Teresa de Lauretis, Laura Mulvey, Giulia Colaizzi o Giuliana Bruno, todas ellas nombres de primera fila mundial en la cr¨ªtica y la historiograf¨ªa cinematogr¨¢fica feminista, han pasado estos ¨²ltimos a?os por Barcelona dando conferencias y debatiendo con el mismo p¨²blico que abarrota las salas. Y de que su magisterio no cae en terreno desierto da prueba el interesante volumen que, en ocasi¨®n de la primera d¨¦cada del festival, public¨® el a?o pasado editorial Paid¨®s, en el que se recoge no s¨®lo la historia del certamen, sino tambi¨¦n aportaciones diversas, ¨¢ngulos varios sobre el devenir y la historia del cine realizado por mujeres.
Desaf¨ªos
La Mostra tiene, pues, no s¨®lo un interesante camino ya recorrido, sino desaf¨ªos abiertos. Uno de ellos, abrir el festival a miradas masculinas respetuosas con el universo de las mujeres, como ocurri¨® este a?o, el primero en el que se proyect¨® un filme enteramente dirigido por un hombre: el documental Si-Gueriki, la r¨¨ine-m¨¨re, del realizador de Ben¨ªn Idrissou Mora-Kpa?. Otro, el seguir manteniendo el ojo atento a las nuevas, o no tan nuevas, realidades sociales, pero tambi¨¦n hacia los problemas m¨¢s acuciantes que sufren cotidianamente las mujeres: as¨ª, el dar la palabra a pel¨ªculas o colectivos que se ocupan de la violencia de g¨¦nero (este a?o, Bajo el l¨ªmpido azul de tu cielo, de los costarricenses Hilda Hidalgo y Felipe Cordeo), mostrar la primera pel¨ªcula china que aborda frontalmente la vida de dos lesbianas (Jin nain xia tian, de Li Yu) o recordar que la violencia integrista la sufren sobre todo las mujeres (Rachida, de la argelina Yamina Bachir-Choukhi), entre otros muchos temas.
Otro, en fin, m¨¢s ambicioso, sigue siendo a¨²n su principal apuesta, como reconoce Anna Sol¨¤, codirectora del evento: "El intentar volver a hacer sugerente el acto de recepci¨®n por parte de los espectadores, el volver a colocar en el centro de la opci¨®n de ir al cine la aventura del conocimiento, el no tenerle miedo a palabras o conceptos como pensar, involucrarse intelectualmente con lo que se est¨¢ viendo, replantearse el mundo...". Todo un programa de futuro.
Del cine de Agn¨¨s Varda al de Naomi Kawase
LA ANDADURA DE LA MOSTRA BARCELONESA tiene posiblemente su punto culminante en el descubrimiento o el seguimiento que las organizadoras han ido haciendo, a lo largo de todos estos a?os, de los ¨²ltimos filmes de cineastas mujeres de primera fila en Europa o en el mundo, aunque aqu¨ª, generalmente, mal conocidas o directamente ignoradas.
Es el caso de Chantal Akerman, puntal no s¨®lo del cine feminista, sino del cine europeo a secas: de la directora belga se ha pasado pr¨¢cticamente toda su filmograf¨ªa, al igual que de Agn¨¨s Varda, la madre de la nouvelle vague y, a sus m¨¢s de 70 a?os, una de las m¨¢s sagaces documentalistas de nuestros d¨ªas, como lo prueba su espl¨¦ndida Deux ans apr¨¨s, continuaci¨®n de su aclamada Los espigadores y la espigadora. O el de la inclasificable alemana Ulrike ?ttinger, cuya obra, incluidos sus inmensos documentales, ha sido proyectada ¨ªntegra en Barcelona. O el de entra?ables cascarrabias, como la ya fallecida mexicana Matilde Landeta, la m¨¢s incre¨ªble entre las mujeres que hicieron cine en Latinoam¨¦rica en las fecundas d¨¦cadas de los cuarenta y los cincuenta.
Por la Mostra de Barcelona han pasado los trabajos menos conocidos de cineastas luego famosas, como la brit¨¢nica Sally Potter; los de ignoradas pioneras, como la italiana Elvira Notari, reivindicada como el antecedente m¨¢s notable, ya en el cine mudo, de lo que luego ser¨ªa
el neorrealismo, o, incluso este a?o, trabajos inencontrables de pioneras hist¨®ricas, como las francesas Alice Guy (la primera cineasta que dirigi¨® un filme de ficci¨®n, La f¨¦e aux choux, en el a?o 1896) o Germaine Dulac, apasionante directora del llamado cine de vanguardia (dirigi¨® una imprescindible pel¨ªcula surrealista, La coquille et le clergyman, en 1927).
Tambi¨¦n este a?o ha habido descubrimiento, y en este caso absoluto, toda vez que en Espa?a nadie se ha ocupado, hasta la fecha, de su ya ingente filmograf¨ªa: la japonesa Naomi Kawase. Dotada de un prodigioso sentido del tiempo, de un ojo especialmente sensible -en la tradici¨®n del mejor cine japon¨¦s de siempre- para la captaci¨®n de la belleza, para construir discursos aparentemente sencillos, pero en el fondo endiabladamente complejos, Kawase es uno de los nombres imprescindibles del nuevo cine japon¨¦s. Porque sus pel¨ªculas hablan de la vida, de la muerte, de la p¨¦rdida, de la familia: de la imprescindible memoria.
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