El museo neoyorquino de Queens recuerda el 'Sue?o de Venus' de Dal¨ª
La exposici¨®n recupera el pol¨¦mico pabell¨®n que el artista dise?¨® para la feria de 1939
El museo de Queens revive desde ayer el Sue?o de Venus, el edificio on¨ªrico que Salvador Dal¨ª dise?¨® para la Feria Mundial de Nueva York de 1939. Una amplia muestra fotogr¨¢fica detalla paso a paso las ideas y bocetos del maestro surrealista, siempre ayudado por Gala, al crear el pabell¨®n que tanta pol¨¦mica despert¨® por sus desnudos y referencias fetichistas. Considerada como una de las primeras instalaciones multimedia realizadas en Estados Unidos, esta obra de vanguardia, a¨²n referencia de artistas contempor¨¢neos, podr¨¢ verse hasta principios de septiembre.
La exposici¨®n ya se mostr¨® hace tres a?os en el Teatro-Museo Dal¨ª, en Figueres, y en el Centro de Arte Contempor¨¢neo de Miami, pero en este caso cuenta con un doble atractivo: fotos in¨¦ditas de la colecci¨®n privada del legado del galerista de Dal¨ª, Julien Levy, y el marco, el parque de Queens donde se celebr¨® la Feria Mundial, un lugar que los aficionados al tenis conocen sin duda mejor que los amantes del arte porque est¨¢ pegado a las pistas de Flushing Meadows donde se celebra el Open de Estados Unidos.
El pabell¨®n de 1939 deb¨ªa haber reunido originalmente a todos los artistas surrealistas que representaba entonces el poderoso galerista Julien L¨¦vy, pero Dal¨ª se qued¨® finalmente solo con el encargo. Era su tercera visita a Nueva York. Dos a?os antes hab¨ªa conquistado la ciudad en una exposici¨®n sobre Arte Fant¨¢stico, Dad¨¢ y Surrealismo organizada por el Museo de Arte Moderno (Moma) y con obras tan iconoclastas para la ¨¦poca como un retrato surrealista de Harpo Marx o el dibujo de una esfinge con la cabeza de Shirley Temple.
Tambi¨¦n hab¨ªa probado sus c¨¢rceles y creado esc¨¢ndalo. Fue brevemente detenido tras destruir la vitrina que hab¨ªa compuesto para los grandes almacenes Bonwit Teller, de la Quinta Avenida, cuando descubri¨® que hab¨ªan alterado el encargo original.
El amplio testimonio fotogr¨¢fico de la exposici¨®n desvela todos los aspectos del proceso creativo de Dal¨ª para la que fue ¨²ltima Feria Mundial antes del colapso de la Segunda Guerra Mundial. Se ven pruebas de vestuario, maquetas, modelos de escayola, pinturas y bocetos que ayudaron a crear el pol¨¦mico pabell¨®n. Gala, su eterna compa?era, aparece en muchas de las instant¨¢neas supervisando los preparativos con Dal¨ª.
Fue un arduo trabajo. En una intensa correspondencia, el pintor luch¨® con el fabricante de caucho de Pittsburgh que patrocinaba la muestra -una forma original de anunciar la versatilidad de su producto- y con los responsables de la Feria para imponer la visi¨®n de su mundo acu¨¢tico interior y de sus peculiares sirenas, mujeres envueltas en langostas y otros mariscos. "Una mujer puede tener un cola de pez pero en ning¨²n momento una cabeza de pez", sentenci¨® la comisi¨®n de censura de la Feria.
El resultado, una fachada con protuberancias de coral, una gigantesca reproducci¨®n del Nacimiento de la Primavera de Boticelli y una taquilla en forma de pez, se convirti¨® en ¨¦xito, fen¨®meno y esc¨¢ndalo. Por 25 centavos, los visitantes acced¨ªan a un mundo desmesurado de ninfas semidesnudas y sue?os er¨®ticos inconfesables. Una Venus en top-less tendida en una ol¨ªmpica cama de sat¨¦n rojo reinaba sobre un acuario de nadadores on¨ªricos, una vaca momificada, una m¨¢quina de escribir gigante y tel¨¦fonos sumergidos. Un art¨ªculo de Time Magazine lo calific¨® de "atrevida combinaci¨®n de surrealismo y sexo".
Demasiado para la ¨¦poca. Los organizadores de la Feria lucharon por adecentar aquel exceso. Hubo peleas y discusiones. Tambi¨¦n hubo que cambiar el t¨ªtulo original del pabell¨®n, El sue?o desnudo de
Dal¨ª, por el m¨¢s pudoroso de Sue?o de Venus. Finalmente derrotado, Dal¨ª se neg¨® a asistir a la inauguraci¨®n y alquil¨® una avioneta que lanz¨® al viento cientos de copias de su Declaraci¨®n de independencia de la imaginaci¨®n y derecho del hombre a su propia locura. Las n¨¢yades acabaron con sujetador. En su autobiograf¨ªa, el pintor record¨® todo el episodio como "una aterradora pesadilla". El propio Levy, motor del proyecto, tambi¨¦n narr¨® en sus memorias c¨®mo todo se le fue de las manos.
La muestra se ha complementado con el trabajo de cinco j¨®venes artistas espa?oles -Julio Soto, Javier Viver, Ferran Mart¨ªn, Ester Parteg¨¢s y Gema ?lava-Cristostomo- que han a?adido sus propias obras a la visi¨®n de Dal¨ª.
"El esc¨¢ndalo no surgi¨® tanto por los desnudos, hab¨ªa otros en otros pabellones, sino por la 'cosificaci¨®n' de la mujer y las referencias fetichistas, masoquistas y manipuladoras de su cuerpo", explic¨® la comisaria de la exposici¨®n, Valerie Smith, que tambi¨¦n resalt¨® el aspecto precursor de la visi¨®n de Dal¨ª. "No se pueden ver muestras como la de Matthew Barney [el artista contempor¨¢neo a quien el Museo Guggenheim dedic¨® hasta hace unos d¨ªas una exposici¨®n monogr¨¢fica] sin tomar como referencia a Dal¨ª. Fue el primero en utilizar elementos como la m¨²sica [una melod¨ªa acompa?aba a los visitantes de la exposici¨®n] y anticipar instalaciones multimedia como las que conocemos ahora", a?ade la comisaria.

"Es 'sexy', es atrevido"
Queens nunca se hab¨ªa lucido por su actividad cultural, pero desde que el MOMA decidi¨® trasladar su sede temporal a este distrito, el m¨¢s ¨¦tnico de los cinco que componen la aglomeraci¨®n neoyorquina (con Manhattan, Brooklyn, el Bronx y Staten Island), las cosas han cambiado. El Museo de Queens, con un nuevo equipo directivo, al mando de Tom Finkelpearl, intenta aprovechar este tir¨®n.
Prueba de este resurgir, fue la breve presencia del alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, en la ceremonia de inauguraci¨®n de Sue?o de Venus el pasado jueves. "Es sexy, es atrevido; si se pudo hacer en 1939, tambi¨¦n se puede mostrar en 2003", resalt¨® Finkelpearl.
El pabell¨®n surrealista contrastaba dram¨¢ticamente con las formas depuradas y modernas del resto de la exposici¨®n, organizada por su entonces alcalde, el m¨ªtico Fiorello LaGuardia, un hombrecito rebosante de energ¨ªa que intentaba rescatar la ciudad de los coletazos de la Gran Depresi¨®n.
Los pabellones fueron destruidos y s¨®lo qued¨® el que es ahora el Museo de Queens. El recinto tuvo su propia historia, puesto que luego se convirti¨® en la primera sede de la ONU en Nueva York, donde se votaron las particiones de Israel y Corea, antes de instalarse definitivamente en el edificio de Manhattan que ahora alberga a la organizaci¨®n internacional.
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