Tuneladores
Entre todo el barullo medi¨¢tico que se ha montado con el actual esc¨¢ndalo pol¨ªtico, destaca un hecho sustancial: a los socialistas les han robado las elecciones, y todo lo dem¨¢s es accesorio. Es verdad que Simancas s¨®lo hab¨ªa ganado a duras penas el partido. Pero lo hab¨ªa ganado, y ahora se lo est¨¢n robando con trampas y juego sucio. Adem¨¢s no se lo han robado s¨®lo a ellos, pues tambi¨¦n se lo robaron a sus socios minoritarios as¨ª como a todos los electores, sobre todo a quienes les votamos y ahora somos v¨ªctimas an¨®nimas del masivo latrocinio. Lo cual es muy grave en una democracia electoral de tan baja calidad como la nuestra, donde la ¨²nica forma que hay de controlar al poder es participando en comicios de ciento a viento. Pero si encima nos roban las elecciones anulando su resultado, entonces apaga y v¨¢monos, pues la cacicada es tan vergonzosa que dan ganas de tirar la toalla y no volver a votar nunca m¨¢s.
A la gente se le revuelven las tripas, estupefacta por la desfachatez de los estafadores, que se saben encubiertos por la agradecida tolerancia de los beneficiarios del atraco. Porque ¨¦sa es otra: ?a qui¨¦n beneficia el robo de urnas? Est¨¢ muy claro que a los tuneladores. Tanto a los tuneladores que excavan pasarelas de unos partidos pol¨ªticos a otros, cobrando peaje por el tr¨¢fico de influencias inmobiliarias que circula por sus vasos comunicantes, como a los tuneladores que excavan el subsuelo para encarecer el precio del metro cuadrado edificable -por algo la trama denunciada operaba en el ¨¢rea del Metrosur-. Pues el tel¨®n de fondo de esta farsa fraudulenta es la colusiva connivencia que aflora entre la Administraci¨®n p¨²blica de este posfranquista Estado de obras, que expropia el suelo p¨²blico para subastarlo por parcelas al mejor postor, y las mafias caciquiles que desde cada localidad sobreexplotan semejante desamortizaci¨®n.
Justo cuando nos disponemos a celebrar los 25 a?os de Constituci¨®n. ?Qu¨¦ sarcasmo! Si algo le ol¨ªa a podrido a Hamlet en Dinamarca, lo que hoy huele a podrido en las democracias latinas es todo, pues no hay nadie que escape indemne a la pestilencia que reina en Italia, en Argentina, en Francia..., y, desde luego, en Espa?a, pues tambi¨¦n en esto vamos aqu¨ª a m¨¢s. El volumen del juego sucio pol¨ªtico no ha hecho m¨¢s que crecer de Gonz¨¢lez a Aznar, y a este paso las cosas a¨²n pueden empeorar todav¨ªa m¨¢s, pues cuando ¨¦ste se retire a gobernar desde la sombra, Menem palidecer¨¢ de envidia. Y lo malo no es el latrocinio de la corrupci¨®n pol¨ªtica, pues a¨²n parece peor su inmunidad jur¨ªdica: su impunidad penal. Si la clase pol¨ªtica de las democracias latinas carece de escr¨²pulos -o de complejos, seg¨²n eufemismo de Aznar- es porque se sabe intocable, pues su blindaje institucional le confiere licencia para defraudar.
As¨ª ha venido ocurriendo a lo largo de la historia, desde que el clientelismo de la antig¨¹edad latina se tradujo en el caciquismo olig¨¢rquico, que hoy sobrevive como mafioso populismo encubierto bajo el camuflaje de una democracia de fachada, sin que parezca haber forma de acabar con ¨¦l por mucha ingenier¨ªa constitucional que se ponga en ello. Pero adem¨¢s del defecto cong¨¦nito que hemos heredado del clientelismo latino, ahora se a?ade otro defecto adquirido mucho m¨¢s reciente. Me refiero a la moda del desarme fiscal.
Anta?o, la pol¨ªtica socialista o democristiana se financiaba en Europa con s¨®lidos impuestos directos, que constitu¨ªa pecado de lesa democracia no pagar. Pero desde que la codicia liberal se ha impuesto como estilo de vida, nadie quiere pagar impuestos, y la pol¨ªtica debe recurrir a otros m¨¦todos para financiarse. Por desgracia, en democracia todo lo que no son impuestos termina por ser corrupci¨®n: como la especulaci¨®n inmobiliaria que financia a los ayuntamientos. Por eso hay que ser pesimistas, pues todo ir¨¢ a peor mientras nuestros gobernantes sigan corrompi¨¦ndonos con rebajas de impuestos para que as¨ª consintamos t¨¢citamente su propia corrupci¨®n.
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