Tres pastillas contra la malaria infantil
M¨¦dicos espa?oles desarrollan en Mozambique un proyecto para prevenir la infecci¨®n en ni?os
Tres pastillas para luchar contra la malaria infantil. A primera vista, la f¨®rmula parece demasiado simple para atajar una epidemia que fustiga a los pa¨ªses menos desarrollados desde tiempos inmemoriales, pero ¨¦sta es la base de un proyecto que los investigadores del hospital Cl¨ªnic de Barcelona en el centro de Salud de Manhi?a (Mozambique) est¨¢n ensayando desde hace un a?o. A falta de la anhelada vacuna contra la malaria, los cient¨ªficos pretenden ahora suministrar la profilaxis contra la enfermedad a todos los ni?os menores de un a?o, que precisamente son los m¨¢s afectados por la enfermedad.
Pero esta idea, f¨¢cilmente aplicable en la rica Europa, es poco menos que una utop¨ªa en un continente donde la mitad de las personas no tiene acceso a los servicios sanitarios y en el que muchos pa¨ªses no invierten ni ocho euros anuales en la salud de sus ciudadanos. Por esta raz¨®n, los investigadores del Centro de Salud Internacional del Cl¨ªnic en Mozambique est¨¢n investigando la forma de llevar un tratamiento lo m¨¢s simplificado posible a todos los rincones de ?frica.
Los casos de malaria se redujeron un 59% con la aplicaci¨®n del tratamiento preventivo
Y los primeros resultados son esperanzadores. Explica Pedro Alonso, director del centro, que la f¨®rmula pasa por aprovechar al m¨¢ximo los recursos existentes. "Casi todas las madres africanas velan por la correcta vacunaci¨®n de sus hijos, al menos durante el primer a?o de vida, por lo que hemos basado nuestro proyecto en aprovechar las visitas que los ni?os hacen a los centros de salud para la vacunaci¨®n", explica Alonso.
En este momento, adem¨¢s de recibir las vacunas habituales contra la polio, la difteria, el t¨¦tanos, la tos ferina y el sarampi¨®n, los m¨¦dicos aprovechan para suministrar al ni?o que participa en el ensayo una dosis de sulfadoxina-pirimetamina (S-P). Anteriores estudios realizados con este combinado indican que apenas fall¨® en un 3% de los casos y que es uno de los f¨¢rmacos que menores resistencias est¨¢ experimentando. Y tiene otra ventaja, el precio. "El f¨¢rmaco apenas cuesta medio euro", explica Xavier G¨®mez, investigador del Cl¨ªnic en Manhi?a quien recuerda que el resto de costes ser¨ªan reducidos, ya que se aprovecha la infraestructura existente.
En Tanzania, donde hace dos a?os se presentaron los resultados de un estudio parecido, las hospitalizaciones por malaria de ni?os que hab¨ªan recibido este tratamiento se redujeron un 30% respecto a los que se les hab¨ªa suministrado un placebo. Y lo que es mas importante: "Los casos de malaria se redujeron un 59%", explica Alonso. Este estudio, publicado por la revista The
Lancet, fue muy bien acogido por la OMS, que "desde el primer momento mostr¨® su inter¨¦s por aplicarlo en otras zonas de ?frica", explica G¨®mez. Por esta raz¨®n, el ensayo es una de las prioridades actuales del centro de Manhi?a.
En estos momentos unos 1.500 ni?os mozambique?os est¨¢n recibiendo el tratamiento. ?ste comienza poco despu¨¦s del nacimiento, cuando las madres pueden decidir si su hijo participa o no en el ensayo cl¨ªnico. Al segundo mes de vida, y aprovechando la visita al centro para recibir las vacunas habituales, la mitad de los ni?os toman la primera dosis de S-P, mientras que a la otra mitad se les suministra un placebo. La operaci¨®n se repite a los tres meses y a los nueve, cuando toman la ¨²ltima dosis tras recibir, tambi¨¦n, la vacuna contra el sarampi¨®n.
Con todo ello los investigadores pretenden evitar que los ni?os contraigan la enfermedad en los meses m¨¢s cr¨ªticos de su infancia. El tratamiento profil¨¢ctico a todas las edades, adem¨¢s de ser econ¨®micamente insostenible en estos momentos, tambi¨¦n es peligroso por la aparici¨®n de resistencias a los escasos f¨¢rmacos de que se dispone para tratar la enfermedad. "De esta manera al menos protegemos al ni?o durante casi todo su primer a?o de vida, que es cuando se suelen registrar m¨¢s fallecimientos relacionados con malaria", explica Pedro Alonso.
Los resultados definitivos del ensayo aparecer¨¢n a finales de 2004 y ser¨¢ entonces cuando la Organizaci¨®n Mundial de la Salud debatir¨¢ si el tratamiento intermitente, que es como se denomina esta actuaci¨®n, es una buena arma para combatir la malaria. Estudios parecidos, aunque con otras combinaciones de f¨¢rmacos, se est¨¢n realizando en Tanzania, Ghana y Kenia, seg¨²n Xavier G¨®mez, con lo que la OMS tendr¨¢ una importante base de datos antes de decidirse a aplicar el tratamiento a gran escala. "Creemos que estamos en el buen camino", afirma Pedro Alonso.
Crecen las resistencias
Los repetidos fracasos para desarrollar una vacuna eficaz contra la malaria han hecho de las medidas preventivas para evitar el contagio y, en menor medida, de la profilaxis con f¨¢rmacos, las dos ¨²nicas armas disponibles para combatir la epidemia que cada a?o afecta a 300 millones de personas en el mundo, la inmensa mayor¨ªa en pa¨ªses pobres.
Pero los f¨¢rmacos que se han venido utilizando durante las ¨²ltimas d¨¦cadas comienzan a presentar m¨²ltiples resistencias a los tratamientos disponibles. El par¨¢sito que causa la malaria, el plasmodio, que se transmite por los mosquitos anofeles hembras, ha mutado y ya no es vulnerable a los f¨¢rmacos tradicionales.
La cloraquina, por ejemplo, que hasta hace pocos a?os era el principal tratamiento contra la malaria ha tenido que ser complementado con otros compuestos qu¨ªmicos, pues lleg¨® a fallar en el 54% de los casos en que se administraba, explica el investigador Pedro Alonso. Por esta raz¨®n, el ensayo con ni?os que se lleva a cabo en Manhi?a ha optado por utilizar el combinado de sulfadoxina y pirimetamina que, por su novedad, presenta pocas resistencias.
Y es que un tratamiento fallido agrava mucho la situaci¨®n: en los casos de malaria severa la aparici¨®n de resistencias a la cloraquina puede llevar a un coma irreversible si no se trata al paciente con quinina, algo que s¨®lo puede hacerse en los hospitales, un servicio siempre escaso en la mayor parte de las regiones de ?frica.
Una combinaci¨®n devastadora
Basta una ojeada a los alrededores del centro de Investigaci¨®n de Salud de Manhi?a (Mozambique), donde los pacientes esperan sentados en el suelo, para bajar a la m¨¢s cruda de las realidades africanas. Malaria, malnutrici¨®n y sida conforman aqu¨ª un devastador combinado que en una d¨¦cada ha rebajado en 10 a?os la esperanza de vida de los mozambique?os.
"Aqu¨ª vemos malaria todos los d¨ªas", explica el coordinador del centro, Eusebio Maceto, quien considera que combatir esta enfermedad deber¨ªa ser una aut¨¦ntica prioridad para todo el mundo.
"Una cuarta parte de las hospitalizaciones en este centro son por malaria y aqu¨ª nos afecta durante todo el a?o". No ocurre lo mismo en otras zonas del continente, donde la enfermedad del mosquito s¨®lo aparece en los periodos m¨¢s h¨²medos. La proximidad del r¨ªo, las plantaciones de ca?a de az¨²car y la elevada temperatura que se registra a lo largo del todo a?o en el sur de Mozambique hacen de esta f¨¦rtil zona un terreno tambi¨¦n muy abonado a la aparici¨®n de todo tipo de insectos, entre ellos el temido mosquito anofeles, transmisor de la malaria. De los 200 ni?os que cada d¨ªa pasan por el centro de salud, unos 120 se van con diagn¨®stico de malaria.
Y los efectos son tremendos. "Durante el primer a?o de vida un ni?o puede sufrir malaria dos veces o incluso m¨¢s", explica Xavier G¨®mez. En la etapa adulta tambi¨¦n es frecuente que los habitantes de las zonas m¨¢s depauperadas puedan sufrir la enfermedad una vez al a?o. Si se contrae estando fuerte y sano no deja de ser una enfermedad m¨¢s, pero si a ello se suma el sida o la malnutrici¨®n, las posibilidades de morir son altas.
"El 26% de las muertes del hospital se deben a la malaria", explica G¨®mez. Entre los ni?os, los datos oficiales hablan de tres muertos por cada cien hospitalizados. "El problema es que en muchas zonas no tienen ning¨²n hospital al que acudir, por lo que este dato puede variar mucho o incluso no llegar ni a registrarse", afirma el investigador. Lo que s¨ª se est¨¢ logrando, al menos en Manhi?a, es que las madres conf¨ªen en el hospital como centro para cuidar de sus hijos. "La gente va asumiendo que los enfermos deben acudir al centro de salud y no al curandero", explica Eusebio, quien recuerda que muchas muertes ocurren porque los enfermos no acuden a tiempo al centro.
Otro fen¨®meno del ?frica austral es que los curanderos prefieren no tratar la malaria, lo que es una ventaja para la medicina convencional, que puede tratar a los pacientes cuando la enfermedad se encuentra en una fase menos avanzada.
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