La timidez es un rasgo adquirido que se mantiene toda la vida
El debate sobre si los t¨ªmidos nacen o se hacen no es f¨¢cil de resolver cient¨ªficamente. Pero un estudio funcional del cerebro realizado a lo largo de 21 a?os sugiere que las diferencias de temperamento podr¨ªan durar toda la vida. La investigaci¨®n, publicada en el ¨²ltimo n¨²mero de Science, indica que el que una persona evite la novedad o la acepte podr¨ªa depender en parte de diferencias cerebrales existentes desde la infancia.
Los adultos que de ni?os fueron t¨ªmidos, al ver fotograf¨ªas de rostros desconocidos, mostraron un nivel relativamente elevado de actividad en una parte del cerebro denominada am¨ªgdala, mientras que los adultos que fueron beb¨¦s m¨¢s extrovertidos mostraban menos actividad en esta estructura cerebral, relacionada con la emoci¨®n y la novedad.
Los t¨ªmidos muestran una persistente elevada reactividad en la am¨ªgdala del cerebro
Una de las facetas mejor estudiadas del temperamento es c¨®mo responden las personas a la novedad. Los ni?os inhibidos tienden a ser t¨ªmidos con las personas, las situaciones y los objetos nuevos, mientras que los ni?os desinhibidos se aproximan a ellos espont¨¢neamente. "Lo que insinuamos ahora es que esa misma relaci¨®n se mantiene toda la vida", afirma el principal autor del estudio, Carl Schwartz, del Massachusetts General Hospital y de la Facultad de Medicina de Harvard. "Hemos descubierto que, tras m¨¢s de 20 a?os de desarrollo y experiencia vital, las diferencias individuales de temperamento van asociadas a diferencias persistentes en la reactividad de la am¨ªgdala", a?ade este investigador.
El estudio publicado ahora en Science es el ¨²ltimo cap¨ªtulo de un estudio a largo plazo sobre desarrollo infantil. Jerome Kagan, de la Universidad de Harvard (tambi¨¦n coautor del actual estudio) y sus colaboradores catalogaron inicialmente a un grupo amplio de ni?os, de unos dos a?os, como inhibidos o desinhibidos. Despu¨¦s, el equipo de Schwartz estudi¨® de nuevo el comportamiento de los ni?os hacia los 13 a?os. Ahora, aproximadamente nueve a?os m¨¢s tarde, Schwartz y sus colaboradores han comparado la actividad cerebral de sus sujetos de estudio, utilizando una de las modernas t¨¦cnicas para el estudio funcional del cerebro, la IMRI (Intraoperative Magnetic Resonante Imaging) para hacer un seguimiento de un subgrupo de 22 individuos de aproximadamente 21 a?os.
Aunque los autores han dado por supuesto que las diferencias cerebrales que han encontrado a los 21 a?os tambi¨¦n deb¨ªan de existir en edades m¨¢s tempranas, esta hip¨®tesis a¨²n no est¨¢ demostrada.
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