Complacencia ciudadana
Las opiniones p¨²blicas norteamericana y brit¨¢nica aceptaron, mal que bien, la masacre en Irak, convencidos de las razones que sus l¨ªderes arg¨¹¨ªan; incluso, una vez comenzada la ocupaci¨®n, por tener soldados sobre el terreno, hicieron una pi?a en torno a sus ej¨¦rcitos.
Ha pasado el tiempo y, ante la clamorosa falta de pruebas que demuestren las causas por las que se ocup¨®, masacr¨® y a¨²n hoy se siga humillando y asesinando, dichas opiniones p¨²blicas comienzan a pedir explicaciones. Hay varios frentes de investigaci¨®n abiertos en ambos pa¨ªses. Contrasta esta situaci¨®n con la que se vive en Espa?a: recordemos que el Gobierno ha sido y es c¨®mplice del citado plan y sus horribles consecuencias; aparentemente, aqu¨ª, la sociedad estuvo masivamente en contra, primero, del ataque, y en todo caso, segundo, del incondicional apoyo de nuestro Gobierno.
Sin embargo, los resultados de las recientes elecciones municipales y auton¨®micas parecen querer demostrar que tenemos una muy fr¨¢gil memoria, o bien, y tal vez sea eso, que estamos en una fase de la historia en la cual los ciudadanos hemos llegado a la conclusi¨®n de que todo vale en pos de mantener unas cotas de poder pol¨ªtico y econ¨®mico, seg¨²n la idea que, expl¨ªcita e impl¨ªcitamente, ha transmitido hasta la saciedad el presidente Aznar. Es tal el grado de cinismo, consentido por los ciudadanos, empleado por los dirigentes del PP que se permiten el lujo de mentir descaradamente ajustando en todo momento las circunstancias actuales con argumentos que nada tienen que ver con los que esgrim¨ªan cuando lo de las Azores.
Cuando un pa¨ªs, con sus ciudadanos de a pie a la cabeza, acepta la mentira como una "inocente" herramienta, vaciando el concepto de su verdadera dimensi¨®n corrosiva para el ser humano, dicho pa¨ªs se convierte en un perfecto caldo de cultivo donde los corruptos y desaprensivos se mueven con absoluta impunidad.
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