Mafias de extorsionadores sabotean obras para quedarse con su vigilancia
La polic¨ªa confirma que las coacciones existen pero "apenas se denuncian"
Mafias de extorsionadores se han hecho con el control de la seguridad de muchas de las obras que en estos momentos se realizan en la Comunidad de Madrid. Constructores, jefes de obra y aparejadores denuncian que esta situaci¨®n es cada vez m¨¢s habitual. Por 1.200 euros al mes, integrantes de estas "mafias" garantizan a las constructoras que no van a sufrir ning¨²n robo, despu¨¦s de haberlas saboteado. El Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y la Guardia Civil conocen esta circunstancia, pero admiten que, aunque los extorsionados les "alertan" de lo que sucede, no se atreven a denunciarlo.
Este peri¨®dico ha recorrido durante los ¨²ltimos d¨ªas varios de los nuevos barrios en construcci¨®n y ha comprobado c¨®mo se efect¨²a este tipo de vigilancia. El m¨¦todo que se sigue es sencillo. Una o varias personas ofrecen sus servicios de vigilancia nocturna al encargado de una obra de las muchas que se realizan en estos momentos en la regi¨®n. Si su sugerencia no es atendida, la obra suele sufrir d¨ªas despu¨¦s un acto de sabotaje. Como por casualidad, horas despu¨¦s del asalto, la misma persona que se ofreci¨® a hacerse cargo de la protecci¨®n de la zona vuelve a ofrecer sus servicios. A partir de ese momento, y una vez quedan establecidas las condiciones de custodia, la obra queda blindada de sufrir cualquier otro incidente similar.
?ngel M. S. lleva un a?o como jefe de obra en una construcci¨®n en Carabanchel Bajo. Cuenta que poco despu¨¦s de comenzar las labores de excavaci¨®n recibi¨® la visita de dos personas de etnia gitana que le ofrecieron sus servicios como vigilantes. "Les dije que no est¨¢bamos interesados en la vigilancia, porque la obra es peque?a y ya tiene vallas, pero al d¨ªa siguiente las lunas de las excavadoras aparecieron rotas. Los propietarios de las m¨¢quinas comenzaron a pagarles por la seguridad. Pero se cansaron de pagar. Esa misma noche desaparecieron 5.000 kilos de hierro, as¨ª que hubo que volver a contratarles", relata ?ngel. "Al principio vigilaba un hombre con su perro, pero ahora es su mujer quien hace las labores. Muchas veces ni siquiera est¨¢ en la calle, porque vive enfrente y la obra se ve desde su casa". Sin embargo, la empresa constructora asegur¨® desconocer la versi¨®n de los hechos que facilit¨® su jefe de obra.Otro jefe de obra, que por seguridad no quiere dar su identidad, recuerda la experiencia vivida en una edificaci¨®n en Fuencarral el a?o pasado: "Contratamos a un gitano que no viv¨ªa por la zona para que se encargara de la vigilancia. Pero una noche alguien roci¨® su caseta con gasolina y leprendi¨® fuego. Al final hubo que recurrir a contratar a gitanos de la zona".
Los jefes de obras han explicado que son ellos en la mayor parte de los casos los encargados de negociar con los extorsionadores, con el consentimiento t¨¢cito de las empresas constructoras. As¨ª lo corroboran tambi¨¦n fuentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa.
Un aparejador que desarrolla su trabajo en una obra de la colonia Fin de Semana, cerca de Barajas, asegura haber sido objeto de este mismo chantaje. "Hab¨ªamos sufrido robos. Un d¨ªa nos vino un gitano y sugiri¨® que los robos acabar¨ªan si le contrat¨¢bamos como vigilante. Nos pidi¨® 1.200 euros. Al final, regateando llegamos a un acuerdo y le pasamos 800 euros cada mes. No s¨¦ si son casualidades de la vida, pero no ha vuelto a haber problemas en la obra".
Nuevos barrios
El fen¨®meno inmobiliario que vive el norte de la regi¨®n hace que sea en los municipios de esta zona y en los nuevos barrios de Sanchinarro, Las Tablas y Montecarmelo donde la actividad de los extorsionadores se siente con m¨¢s virulencia. El pasado mi¨¦rcoles por la noche EL PA?S visit¨® algunas de estas zonas. En el desarrollo de Sanchinarro -el mayor de los nuevos barrios de Madrid, con 10.801 viviendas en construcci¨®n-, m¨¢s del 50% de las obras est¨¢n controladas por personas de etnia gitana, que en algunos casos han conseguido el puesto a trav¨¦s de sabotajes, seg¨²n fuentes policiales.
En otras ciudades espa?olas, como Barcelona, se dan tambi¨¦n estas extorsiones. En Barcelona incluso aparece en ocasiones la bandera gitana -dos franjas, una verde y otra azul, y una rueda de carro en el centro- para advertir de su control en la obra. En Madrid esta simbolog¨ªa no est¨¢ presente en las construcciones ni la organizaci¨®n de las mafias est¨¢ tan desarrollada como en la capital catalana, donde incluso llega a haber empresas pantalla que camuflan estos procedimientos ilegales.
Las ¨²ltimas denuncias han sido en Pozuelo de Alarc¨®n. El Cuerpo Nacional de Polic¨ªa inici¨® el pasado a?o una investigaci¨®n en ese municipio, despu¨¦s de que una decena de empresarios saliese de la ley del silencio autoimpuesta y testificasen que sufr¨ªan extorsiones. Los hechos nunca pudieron ser probados.
Pilar Heredia, gitana y n¨²mero 78 en la lista electoral del socialista Rafael Simancas en los pasados comicios a la Asamblea de Madrid, no cree que los responsables de estos chantajes sean de su etnia. Heredia afirma que no existen estas mafias y acusa a los constructores de dirigirse a los gitanos para que les hagan la vigilancia. "Los delitos los cometen las empresas", asegura, "porque pagan a los gitanos en dinero negro para que les hagan este trabajo y no les dan de alta en la Seguridad Social".
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