La ciudad donde el ritmo no para nunca
Nueva Orleans celebra los 200 a?os de la venta de Luisiana a Estados Unidos
Todo un confluir de razas e inquietudes humanas alcanzaron su plenitud en Nueva Orleans, la ciudad del trasiego comercial por su f¨¢cil salida al mar desde el delta del Misisip¨ª. La esclavitud africana, la cercana colonizaci¨®n espa?ola y la presencia francesa de m¨¢s de un siglo y medio conformaron un batiburrillo que tuvo una de sus m¨¢ximas expresiones en la m¨²sica, lo que ha convertido con el tiempo a esta ciudad portuaria, pirata y macabra -la tradici¨®n vud¨², heredada de los ritos africanos, es otra de sus se?as de identidad- en la cuna de la m¨²sica moderna desarrollada a lo largo del siglo XX.
El carnaval es el acontecimiento que pone a¨²n m¨¢s m¨²sica en las intrincadas calles de la zona m¨¢s vieja y t¨ªpica de Nueva Orleans, conocida como el French Quarter (barrio franc¨¦s), donde precisamente se firm¨® el tratado de compraventa de Luisiana en 1803. En esa zona tan sugerente, con los edificios tradicionales llenos de balconadas cargadas de flores y helechos a rebosar, bajo el incesante batir de las palas de los vistosos ventiladores callejeros que sirven tanto para mover el h¨²medo aire como para alejar a los mosquitos, consecuencias de la proximidad de los pantanos, se vive el carnaval de una manera intensa. Cada carroza lleva su propia banda. Suena el jazz, pero tambi¨¦n la m¨²sica cajun, de origen franc¨¦s, y el zydeco, esa especie de blues mezclado con la m¨²sica del campo. Su impronta queda perenne a lo largo del a?o, y hay un museo donde se exponen fotograf¨ªas, disfraces y maquetas de las carrozas m¨¢s vistosas de cada carnaval. Es el momento de los collares que prolongan su presencia el resto de meses hasta que vuelve a estallar el siguiente Mardi Gras.
La tradici¨®n marca que las j¨®venes han de descubrir sus pechos cuando alguien les regala un colorista collar de cuentas. Nueva Orleans est¨¢ lleno de collares siempre. Baratijas de pl¨¢stico de vivos colores que penden accidentalmente de una escarpia en una fachada, de una cornisa, de miles de ramas de ¨¢rboles, de un canal¨®n, de una farola, de cualquier adorno forjado en hierro en las barandillas de sus balcones... El viajero se sorprende en cualquier ¨¦poca del a?o cuando recorre por primera vez Bourbon Street -una de las arterias principales, junto a la calle Real, del French Quarter- al ver c¨®mo nutridos grupos de j¨®venes lanzan collares a las muchachas asomadas a los balcones. Las calles de ese barrio de Nueva Orleans est¨¢n siempre vivas, con los bares arrojando m¨²sica en directo que parece que nunca cierran, con el trasiego de pandillas vocingleras, con numerosos afroamericanos bailando claqu¨¦ en las esquinas y haciendo sonar el metal de sus zapatos, a veces improvisado con latas de coca-cola.
Bourbon Street es la calle tur¨ªstica por excelencia. Su nombre nada tiene que ver con el whisky americano. Se llama as¨ª por la dinast¨ªa Borb¨®n, pues Nueva Orleans perteneci¨® a la Corona espa?ola entre 1762 y 1800, merced a un acuerdo entre el rey franc¨¦s Luis XV y su primo el rey espa?ol Carlos III. Derrotada la monarqu¨ªa en Francia, Napole¨®n la recuper¨® un poco antes de vend¨¦rsela a Jefferson. El escaso periodo espa?ol ha dejado tambi¨¦n sus marcas, y de hecho, la reconstrucci¨®n del French Quarter corresponde a esa ¨¦poca, aunque el nombre no lo diga, pues bajo la ocupaci¨®n francesa la ciudad sufri¨® dos incendios devastadores.
Puertas abiertas
As¨ª que pasear por las calles viejas de Nueva Orleans se convierte en un entretenido encuentro con un sinf¨ªn de culturas que tienen su representaci¨®n m¨¢s real en la cantidad de m¨²sicas distintas que pueden escucharse hoy d¨ªa. Las puertas de los bares est¨¢n abiertas y los ritmos se mezclan formando una amalgama de sonidos a veces dif¨ªciles de distinguir. Bourbon Street se lleva la palma, aunque cuenta con el inconveniente de estar ya demasiado pensada para los turistas.
Un poco alejado del French Quarter, la m¨²sica latina se deja o¨ªr siempre en The Red Room, un club que quiso recrear el restaurante de la Torre Eiffel parisiense. La gente acude muy elegante, pues es cara la entrada y dan muy bien de comer.
Bordeando el barrio viejo hay dos clubes imprescindibles de la noche de Nueva Orleans: el Donna's Bar and Grill y el Funky Butt! Ambos se encuentran a escasos metros del Museo del Vud¨², otro lugar que no hay que dejar de visitar. El primero est¨¢ frente a la entrada del Armstrong Park, donde se erige la estatua de Louis Armstrong, la figura m¨¢s importante del jazz, nacido en Nueva Orleans y a quien todo lugare?o venera. Mucho jazz suave y tambi¨¦n estilo Brass Band callejero. Los m¨²sicos entran de visita por el mero hecho de tocar un rato, costumbre que se repite en muchos bares donde la programaci¨®n se hace sobre la marcha con jam sessions improvisadas. El Donna's, adem¨¢s de por la buena m¨²sica, se conoce tambi¨¦n por su estupenda comida criolla, en la que priman las alubias rojas con arroz, otra tradici¨®n en la ciudad. A pocos metros, en la misma calle y a s¨®lo dos manzanas hacia Canal Street, The Funky Butt! responde a todas las ideas preconcebidas que se imaginan en un club de jazz al estilo Nueva Orleans. Menos loco que el Donna's, se dice que ah¨ª se disfruta del mejor jazz de la ciudad, aunque esa afirmaci¨®n sea dif¨ªcil de precisar en un lugar as¨ª. El nombre se lo dio Buddy Bowlen, un genio del jazz de la primera ¨¦poca al que le gustaban los culos de chicas grandes (en el argot bohemio, funky butt significa algo as¨ª como culo grande, alegre o en movimiento). Un cuadro de una gruesa mujer desnuda de por lo menos 300 kilos de peso preside el lugar. Lleno de humo y poca luz, el Funky Butt! sale en la pel¨ªcula Byrd, basada en la vida de Charlie Parker. El terciopelo rojo lo convierte en un club confortable y acogedor.
Otra curiosidad de los bares de Nueva Orleans es que la gente puede llevarse la bebida y la comida de uno a otro sin que resulte extra?o. Pasa en Le Bon Temps Roule con el que tiene enfrente. En uno se baila y se oye m¨²sica, en el otro se sirven las comidas, produci¨¦ndose un ex¨®tico trasiego de clientes de un lado a otro.
La formalidad, sin embargo, se percibe en Snug Harbor, de jazz tradicional y muy seria la parroquia. No muy lejos est¨¢n el Caf¨¦ Brasil y The Blue Nile. Desde el interior del primero se puede ver el otro justo enfrente gracias a que tiene grandes ventanas. Cerca del Tipitina's est¨¢ Twi-Ro-Po, donde se escucha m¨²sica africana. Es uno de los clubes menos conocidos, de ah¨ª su encanto. Decadente y dif¨ªcil de encontrar, pues no se ve desde la calle, aunque tiene el reclamo de un autob¨²s viejo y estropeado con su nombre puesto.
Fuera del French Quarter, en el barrio conocido como el Bywater por su proximidad al Misisip¨ª, se alza el Vaughan's, uno de los clubes m¨¢s pintorescos. Frecuentado por el clan de los Marsalis, familia de c¨¦lebres m¨²sicos de Nueva Orleans, suele tocar una banda fija presidida por el cantante y trompetista Kermit Ruffins. A la banda del local tambi¨¦n suele a?adirse Delfeayo Marsalis, hermano del internacional Winton Marsalis. El Vaughan's es un viejo y desconchado almac¨¦n todo de madera donde tambi¨¦n se sirven alubias rojas con arroz desde un gran perolo del que la clientela se autoabastece mientras escucha la m¨²sica en directo.
La mezcla de m¨²sicas es la constante de Nueva Orleans, s¨®lo en el French Quarter puede haber medio centenar de bares que tienen m¨²sica en directo todos los d¨ªas. El viajero curioso que acuda a la ciudad ¨¢vido de m¨²sica en vivo tiene una amplia oferta f¨¢cil de encontrar gracias a la informaci¨®n que proporciona la cantidad de revistas, gu¨ªas y folletos que reparten por todos los bares. La m¨¢s completa puede ser la revista gratuita Offbeat y su correspondiente web, www.offbeat.com, en la que se pormenorizan horarios, clubes, direcciones, estilos, precios, artistas y ciclos.
Pero antes de abandonar Nueva Orleans es imprescindible acercarse al Rock N'Bowl, a las afueras, en la carretera a Baton Rouge, actual capital del Estado de Luisiana. En realidad es una bolera con varias actuaciones en directo cada noche. Ah¨ª puede haber de todo, lo mismo cajun que zydeco, jazz tradicional, boogie, blues, dixie o lo que se tercie. En una enorme pared que lleva por unas escaleras a la planta donde est¨¢ la pista de bolos, de baile y de actuaciones, pueden verse los zapatos que un d¨ªa us¨® Tom Cruise al echarse ah¨ª una partida a los bolos.
Virtuosos tocando en la acera
Adem¨¢s de los clubes, las calles, esquinas y plazas de Nueva Orleans est¨¢n siempre llenas de m¨²sicos tocando. No es raro ver bandas a las que se van a?adiendo m¨²sicos o quit¨¢ndose otros. Un pintoresco traj¨ªn que dice mucho del nivel de virtuosismo y conocimiento musical de los que se dedican a ello. Mientras se disfruta de la m¨²sica en la misma calle, los artistas aprovechan para pedir que los viandantes echen unas monedas a los estuches de sus instrumentos puestos en el suelo, y tambi¨¦n venden sus propias grabaciones editadas en compactos de manera artesanal. Para sumar m¨¢s m¨²sica a una ciudad tan musical, cada primavera se celebra en Nueva Orleans el Jazz & Heritage Festival, uno de los acontecimientos m¨¢s importantes del mundo. Pasacalles, carpas, tiendas y actuaciones abundan en la idea de que, durante diez d¨ªas, no hay ciudad en el mundo que tenga m¨¢s m¨²sica por metro cuadrado que Nueva Orleans.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir
- KLM (902 222 747), desde Madrid y Barcelona; una escala en Amsterdam y otra en EE UU: hasta el 14 de julio, 580 euros m¨¢s tasas; despu¨¦s y hasta el 31 de agosto, desde 635 m¨¢s tasas.
- Air Europe (902 401 501), de Madrid y con escala en Nueva York, hasta finales de septiembre, 913 m¨¢s tasas.
- Iberia (902 400 500), con escala en Chicago, en julio desde 1.079 euros.
- Delta Air Lines (917 49 66 30), desde Madrid o Barcelona (escala en Atlanta), en verano desde 1.091,80.
Locales de m¨²sica en vivo
- Tipitina's (501 Napoleon Avenue, Uptown), Maple Leaf (8316 Oak, Uptown), The Red Room (2072 St Charles, Uptown), Rock N'Bowl (4133 South Carrollton Avenue), Donna's Bar and Grill (800 Rampart Street, Downtown), Le Bon Temps Roule (4801 Magazine, Uptown), Snug Harbor (626 Frenchmen, Downtown), Caf¨¦ Brasil (2100 Chartres), The Blue Nile (532 Frenchmen, Downtown), Twi-Ro-Po (1544 Tchoupitoulas, Uptown), Vaughan's (800 Lesseps), Dauphine St. (Bywater), Funky Butt! (Rampart St., Downtown).
'Webs' musicales
- www.georgeporterjr.com.
- www.insideneworleans.com.
- Pr¨®ximos Mardi Grass: 24 de febrero de 2004, 8 de febrero de 2005, 28 de febrero de 2006, 20 de febrero de 2007.
Informaci¨®n
- Actividades y m¨¢s del bicentenario de la compra de Luisiana: ww.louisianapurchase2003.com.
- Turismo de Nueva Orleans (001 504 566 50 11 y www.neworleanscvb.com).
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