Divididos por el zorro
Diputados laboristas rechazan el proyecto de Blair para mantener las cacer¨ªas
Plante de diputados. Retirada del Gobierno. Silencio del primer ministro, Tony Blair. La larga batalla en torno a la caza con perros que se lidia en Gran Breta?a est¨¢ adquiriendo carices inesperados. El ¨²ltimo asalto se dio anteanoche en la C¨¢mara de los Comunes. Hubo 362 parlamentarios que votaron a favor de una enmienda que no admite m¨¢s alternativa que su abolici¨®n. Obtuvieron un mayor¨ªa de 208 papeletas en apoyo de una propuesta que, de hacerse ley, pondr¨¢ fin a una centenaria tradici¨®n superpopular entre la realeza y la ¨¦lite social del pa¨ªs.
Era una votaci¨®n libre, no supeditada a la disciplina de partidos. Y los diputados laboristas dieron prioridad a sus conciencias antes que a las directrices del Gobierno. Blair persegu¨ªa una v¨ªa intermedia que garantice la continuidad de la caza con perros en casos excepcionales. Pero la C¨¢mara de los Comunes no estaba dispuesta a aceptar compromisos. Hubo rebeldes entre los esca?os laboristas e incluso en el banquillo gubernamental. Siete miembros del Gabinete, entre ellos el viceprimer ministro, John Prescott, y el m¨¢ximo responsable de Educaci¨®n, Charles Clarke, apoyaron esta enmienda que su jefe no respaldaba.
Siete miembros del Gobierno brit¨¢nico decidieron apoyar la abolici¨®n
Los rebeldes hab¨ªan ganado para entonces el primer pulso de la noche. Tras cinco horas y media de enconado debate, el Gobierno retir¨® inesperadamente su revisado proyecto de ley. El nuevo texto restring¨ªa las circunstancias por las que se permitir¨ªa organizar batidas de jaur¨ªas en pos del zorro. La caza con canes del ciervo y la liebre est¨¢ condenada a los anales de la historia, pero la situaci¨®n se vuelve m¨¢s difusa respecto al zorro. El primer ministro pretend¨ªa dejar practicar esta modalidad bajo un estricto sistema de licencias supeditadas a nociones de crueldad y equilibrio natural. S¨®lo se conceder¨ªan cuando pueda demostrarse que es el m¨¦todo menos cruel de controlar la poblaci¨®n de zorros.
Las relaciones entre Gobierno y partido atraviesan una fase tensa. Los diputados laboristas a¨²n se lamen las heridas de una guerra contra Irak que muchos consideraron prematura e injustificada y podr¨ªan hacer zozobrar pol¨ªticas pol¨¦micas en materias de real inter¨¦s para la poblaci¨®n como son la sanidad y la educaci¨®n. Anticipando la derrota, el Ejecutivo prefiri¨® dar este asalto por vencido. Alun Michael, secretario de Estado para Asuntos Rurales, opt¨® por no presentar a votaci¨®n su revisado proyecto de ley.
Ayer, Michael pareci¨® dar la victoria final a los defensores de los animales. "Me sorprender¨ªa mucho", dijo a la BBC, "si dentro de dos a?os se montan cacer¨ªas de zorros salvo en circunstancias excepcionales". ?ste es el nuevo plazo de que dispondr¨ªan los lores, reacios por tradici¨®n a la prohibici¨®n, para desafiar la autoridad de los comunes.
El Gobierno laborista prometi¨® en 1997 erradicar la caza con perros, pero Blair no termina de dar su espaldarazo a la pol¨¦mica medida. Es una cuesti¨®n que divide al campo de la ciudad, a la aristocracia de la burguesia, a afiliados de un mismo partido. Ha conseguido movilizar a medio mill¨®n de personas que identifican la prohibici¨®n como una excusa para reformar estilos de vida, recortar libertades y erradicar puestos de trabajo.
Ayer, Blair guard¨® silencio. Su portavoz oficial se neg¨® a adelantar si el Gobierno har¨¢ uso de sus poderes para imponer la decisi¨®n de los comunes sobre el criterio de los lores. Teme el enfrentamiento constitucional que se avecina entre ambas c¨¢maras del Parlamento y que puede entorpecer otros proyectos en marcha. Con su malogrado compromiso intentaba ganarse el consenso de los lores y retener al mismo tiempo esos votos rurales tradicionalmente conservadores que se decantaron por el laborismo a partir de 1997.
Sin el respaldo p¨²blico del primer ministro nadie puede dar por segura la abolici¨®n de la caza con perros. El voto de anteanoche implica un retraso en los tr¨¢mites parlamentarios. El proyecto de ley debe modificarse y someterse a la revisi¨®n de un comit¨¦ antes de su debate y voto en la C¨¢mara alta. "Tomaremos cada paso a su tiempo", se limit¨® a decir el portavoz de Blair.
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