Morir en Guinea
La tr¨¢gica muerte de la cooperante espa?ola Ana Isabel S¨¢nchez Torralba no es s¨®lo un "accidente" o un "lamentable error" de los sistemas de seguridad en Guinea Ecuatorial, como se ha apresurado a asegurar el Gobierno de Malabo y a repetir el de Madrid. Por el contrario, es el resultado de una forma de ejercer el poder que, en esta ocasi¨®n, ha afectado por un tr¨¢gico azar a una ciudadana espa?ola. La realidad que ha puesto en evidencia la muerte de la cooperante espa?ola es la que viven d¨ªa tras d¨ªa los ecuatoguineanos, sometidos a vejaciones permanentes -que, como se ha visto en este caso, pueden concluir en tragedia- por las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad de un r¨¦gimen al que el Gobierno de Aznar acaba de condonar la deuda, pese a sus ingentes ingresos petrol¨ªferos.
La inanidad de la pol¨ªtica espa?ola hacia Guinea Ecuatorial desde la llegada de Aznar al poder queda en evidencia en esta muerte absurda. Privado por una persistente voluntad de apaciguamiento de cualquier medio diplom¨¢tico, no ya para presionar a Obiang, sino para hacerse simplemente respetar por ¨¦l, el Gobierno de Madrid no tiene hoy otra salida que confiar en la justicia ecuatoguineana para que el responsable de esta muerte sea juzgado y condenado de acuerdo con la ley. Pero resulta que esa justicia y esa ley son las mismas que mantienen en prisi¨®n desde hace un a?o a m¨¢s de sesenta opositores pol¨ªticos al r¨¦gimen, incluido el secretario general de los socialistas guineanos, Pl¨¢cido Mik¨®, condenados a ra¨ªz de una farsa judicial celebrada en el cine Marfil. ?C¨®mo se compagina esta lamentable situaci¨®n de Espa?a en Guinea con las ¨ªnfulas internacionales de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.