Como denominaci¨®n de origen
Quienes conozcan Teor¨ªa e historia de la producci¨®n ideol¨®gica (1974), La norma literaria (1984) y sobre todo La literatura del pobre (1994) no se sorprender¨¢n al leer este trabajo, merecedor del I Premio de Ensayo Literario Josep Jan¨¦s. Muchas de las ideas y de los t¨¦rminos formulados en aquellos ensayos reaparecen en esta minuciosa lectura del Quijote. En pocas palabras: con la descomposici¨®n del sistema feudal, el individuo, que hasta ese momento hab¨ªa pertenecido por nacimiento a un se?or, empieza a considerarse un sujeto libre y due?o de su propia vida. El animismo es el resultado de esta metamorfosis, un concepto que se contrapone al antiguo organicismo feudal, en el que la individualidad de los sujetos estaba configurada a priori por la sangre, por el linaje o por el ¨®rgano social en el que aqu¨¦llos se inscrib¨ªan desde su nacimiento. Pero este nuevo sujeto que aparece con el primer capitalismo tampoco es libre; est¨¢ constituido por un inconsciente ideol¨®gico y por un inconsciente libidinal. El yo tampoco existe en el nuevo mundo si no es como construcci¨®n hist¨®rica, como reflejo de las tensiones ideol¨®gicas de su ¨¦poca. El yo (la obra literaria, valdr¨ªa decir tambi¨¦n) es una construcci¨®n, un producto de la coyuntura hist¨®rica en la que nace.
EL ESCRITOR QUE COMPR? SU PROPIO LIBRO. PARA LEER EL 'QUIJOTE'
Juan Carlos Rodr¨ªguez
Debate. Barcelona, 2003
457 p¨¢ginas. 20,50 euros
Desde esta base te¨®rica, Juan Carlos Rodr¨ªguez acomete la dif¨ªcil tarea de interpretar nuevamente un texto que ha salido milagrosamente indemne del agotamiento al que lo han sometido rom¨¢nticos, fenomen¨®logos y empiristas. Su cuidadosa y exigente lecci¨®n indaga en el sentido hist¨®rico de cada palabra y trata de desentra?ar en cada referencia, en cada frase, su inconsciente ideol¨®gico, el l¨ªquido amni¨®tico que la explica y que a su vez es explicado por ella. No hay l¨ªmites en este viaje al centro de la "radical historicidad" del Quijote.
El comentario, por poner un
simple ejemplo, del c¨¦lebre apotegma de Sancho -"dos linajes solos hay en el mundo, como dec¨ªa una ag¨¹ela m¨ªa, que son el tener y el no tener"-, nos lleva por supuesto al an¨¢lisis de la realidad de clases de los siglos XVI y XVII, pero tambi¨¦n a los chascarrillos de Howard Hawks a prop¨®sito de To have and to have not. "Escritura desatada" llam¨® Cervantes a las narraciones caballerescas; y algo de escritura desatada tiene tambi¨¦n este ensayo minucioso, excesivo y no siempre f¨¢cil de entender. Pero esto, me temo, es una marca de la casa.
El nacimiento de ese sujeto supuestamente libre explicar¨ªa c¨®mo es posible que el hidalgo Quijano pueda elegir su propia vida y convertirse en Don Quijote. Explicar¨ªa tambi¨¦n por qu¨¦ la narraci¨®n literal de la vida cotidiana se convierte por primera vez en el eje principal de un texto. El inconsciente ideol¨®gico del Quijote quedar¨ªa cifrado en el cap¨ªtulo IX de la primera parte. All¨ª Cervantes, que hab¨ªa detenido la narraci¨®n en un momento culminante alegando la interrupci¨®n del manuscrito donde estaba escrita la historia, la reanuda recurriendo al conocido expediente del manuscrito encontrado. S¨®lo que en su caso no lo encuentra: lo compra. Cervantes es el escritor que compra su propio libro en el mercado.
Estas nuevas relaciones sociales explicar¨ªan asimismo la relaci¨®n del autor con su obra. Cervantes, ese "hombre que escribe y trata negocios", seg¨²n su hermana, es adem¨¢s el primer escritor moderno, el primero en cuya obra pueden rastrearse las exigencias del mercado. Considerarlo el primer escritor de masas, el primer escritor que compone su obra para vender muchos ejemplares es una idea dif¨ªcil de probar fehacientemente, pero muy veros¨ªmil y sobre todo muy atractiva. Tan atractiva que ha servido como reclamo publicitario de este ensayo. Pero se trata de una aproximaci¨®n menos novedosa de lo que dice la contracubierta. La relaci¨®n entre el primer mercado capitalista y la aparici¨®n del yo libre y de la vida cotidiana como materia narrativa es m¨¢s bien un cl¨¢sico. Cien a?os antes de la publicaci¨®n del primer Quijote ya circulaba por Castilla un enorme corpus de cartas ficticias escritas por miembros de la incipiente burgues¨ªa. Aquellas ep¨ªstolas eran ya textos legitimados por la experiencia de un yo mondo y lirondo, y su materia narrativa no era otra que la m¨¢s pura vida cotidiana.
No faltar¨¢ quien piense que
esta aproximaci¨®n al Quijote deja importantes asuntos en el tintero. Lo que nadie podr¨¢ negar es la seriedad de sus planteamientos ni el influjo que las ideas de este catedr¨¢tico de la Universidad de Granada ha ejercido en varias generaciones de profesores. A los lectores menos especializados, pero interesados en una lectura ideol¨®gica de la literatura, habr¨ªa que advertirles contra ciertos autores e historias sociales de la literatura espa?ola que han confundido el marxismo con el corte y confecci¨®n. Guste m¨¢s o guste menos, hay que reconocer que Juan Carlos Rodr¨ªguez es en este ¨¢mbito de an¨¢lisis toda una denominaci¨®n de origen.
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