"En la Expo me dejaron solo"
Dice que no se ha sentido apestado. Que, aunque parezca raro que ¨¦l lo diga, los ¨²nicos que prestaron su apoyo siempre a la Expo fueron los miembros de la familia real. Que se esperaba el acoso medi¨¢tico, pero que se extra?¨® del acoso legal que le convirti¨® en un reo del Estado por las supuestas irregularidades, tan proclamadas, en la Exposici¨®n Universal de Sevilla de 1992, que ¨¦l dirigi¨® contra viento y marea. Ahora que el juez Garz¨®n ha sobrese¨ªdo el largo caso de las cuentas supuestamente oscuras y ha liquidado esa sospecha en un folio judicial, Jacinto Pell¨®n (Cantabria, 1938) declara que se sinti¨® solo, tambi¨¦n en la Expo. Y ahora, despu¨¦s de la cascada de sospechas finalmente resueltas, dice que no guarda rencor, pero est¨¢ pensando, s¨®lo pensando, en la posibilidad de una querella. ?stas son sus confesiones.
"Por mucho que se quiso, nadie pod¨ªa decir que la Exposici¨®n no era un ¨¦xito"
"Lo que s¨ª que necesit¨¦ durante mi mandato y nadie me dio fue una cobertura pol¨ªtica"
Pregunta. ?Qu¨¦ pas¨®?
Respuesta. La Expo fue un proyecto nacional, fue un gran esfuerzo colectivo que se politiz¨® est¨²pidamente, s¨®lo porque un partido lo us¨® contra el partido gobernante. Al rebufo de los pol¨ªticos aparecieron los medios de comunicaci¨®n y sus grupos de apoyo, y a continuaci¨®n aparecieron, y eso fue bastante importante, las fuerzas tradicionales de Sevilla, que quer¨ªan tener un protagonismo e implantar un modelo de exposici¨®n que era inadecuado para los tiempos que corr¨ªan. Luego apareci¨® otra gente, gente que no logr¨® las prebendas que esperaba.
P. ?Qu¨¦ gente fue ¨¦sa?
R. Yo creo que ellos saben qui¨¦nes son y ser¨¢n los que seguramente, si leen esta entrevista, manifiesten su cabreo.
P. ?Y entre ellos estaban medios de comunicaci¨®n, pol¨ªticos?
R. Desde luego; entre otros, estaban algunos medios de comunicaci¨®n, por supuesto. Y, claro, los grupos que hay delante y detr¨¢s de los medios de comunicaci¨®n.
P. ?La gesti¨®n de la Expo alent¨® de alguna manera a que se produjera este acoso? ?Hubo fallos en la organizaci¨®n que usted, visto desde ahora, cree que pudieron haber influido?
R. Aunque no soy el juez m¨¢s indicado, yo dir¨ªa que, por parte de la Expo, no. Quiz¨¢ no se entendi¨® bien lo que a m¨ª me encargaron. A m¨ª me encargaron cinco a?os antes del 92 una Expo, un proyecto que no estaba proyectado, que no estaba definido y que hab¨ªa que inaugurar. Quiz¨¢ eso nos oblig¨® a actuar de determinada manera. Nos oblig¨® a tomar determinado tipo de decisiones a una gran velocidad y, bueno, nos oblig¨® hasta a saltarnos los permisos de licencia de obra, porque no nos los daban. No s¨¦ si ellos ten¨ªan raz¨®n o la ten¨ªa yo, pero tuvimos que hacer la Expo y la Expo se inaugur¨®. Posiblemente no se pod¨ªa hacer de otra manera. Tambi¨¦n es verdad que en la Expo hab¨ªa una organizaci¨®n que se doli¨® mucho cuando yo llegu¨¦. Eso hizo mucho da?o, y ese problema el Gobierno no lo resolvi¨® cuando debi¨® hacerlo. En un sentido o en otro, pero a tiempo.
P. ?Se refiere al enfrentamiento con el comisario Manuel Olivencia?
R. Bueno, me refiero al enfrentamiento con Olivencia y a otras cosas. Me refiero al enfrentamiento de dos sistemas de trabajo, de dos conceptos. Yo pongo un ejemplo, en defensa m¨ªa por supuesto, y es que cuando cambiaron al comisario, el nuevo comisario [Emilio Casinello] tuvo todo el protagonismo posible, todo, nadie le quit¨® nada y, sin embargo, no hubo enfrentamiento. Lo cual indica que no era que yo quisiera protagonismo, eso est¨¢ claro. Ni lo quise entonces, ni lo quise despu¨¦s.
P. ?Se podr¨ªa decir que en el parentesco de Javier Arenas con Olivencia estaba la raz¨®n de la actitud del PP?
R. No, en absoluto, en absoluto. En aquel momento, adem¨¢s, Arenas todav¨ªa no era familiar de Olivencia. Desde mi punto de vista, Olivencia no entendi¨® su papel en la Expo. A m¨ª s¨®lo me tocaba hacerla, y eso no debi¨® nunca significar un conflicto. Sin embargo, lo que s¨ª que necesit¨¦ en la Expo y nadie me dio fue una cobertura pol¨ªtica. La Expo no tuvo la figura pol¨ªtica que debi¨® ser el paraguas para los que est¨¢bamos trabajando, yo incluido, y esa falta de cobertura hizo que yo, por ejemplo, que era un t¨¦cnico, tuviera que ir veintitantas veces al Congreso de los Diputados a dar cuentas y a enfrentarme con los pol¨ªticos. Desde mi punto de vista, por supuesto, el papel que yo le hubiera pedido es que ¨¦l me hubiese dado la cobertura institucional y pol¨ªtica que el proyecto necesitaba; teniendo yo la m¨¢xima representaci¨®n, la m¨¢xima autoridad institucional, nunca he dudado de eso, me hubiera podido dedicar a trabajar en el d¨ªa a d¨ªa. Lo que pas¨® es que en vez de protegerme me dejaron solo. Hab¨ªa mucho escalaf¨®n y mucho protocolo, y sobre eso se hac¨ªa el problema, pero cuando pas¨® el tiempo, a la historia me remito, parece que nadie ten¨ªa ninguna responsabilidad, que nadie era nadie en la Expo, y me dejaron solo.
P. ?Y a qu¨¦ atribuye ahora la actitud de los partidos con respecto a la Expo?
R. En aquel momento, el PP e Izquierda Unida formaban aquella famosa pinza. Creo que fue una lucha t¨ªpica de los pol¨ªticos. Yo no les entiendo bien, pero parece que cre¨ªan, err¨®neamente, que era un proyecto del partido socialista, cuando era un proyecto nacional. Al entender que era un proyecto del partido socialista, para atacar al partido socialista, pues se atacaba y se persigui¨® hasta a Pell¨®n.
P. Sobre todo a Jacinto Pell¨®n.
R. Bueno, porque lo m¨¢s f¨¢cil es atacar a una persona, y adem¨¢s parece que calumniar en este pa¨ªs es gratis.
P. ?Por qu¨¦ se habla de las cuentas oscuras de la Expo?
R. Cuando llegamos nos dijeron que no sab¨ªamos lo qu¨¦ ¨ªbamos a hacer, cuando empezamos a hacerlo nos dijeron que no lo har¨ªamos a tiempo, cuando estaba a tiempo me dijeron que no iba a venir gente y cuando se llen¨® de gente nos dijeron que las cuentas eran oscuras. No creo que haya en Espa?a un proyecto p¨²blico de esa envergadura que se haya hecho con mayor transparencia que la Expo. La Expo hac¨ªa sus cuentas todos los a?os, eran auditadas, eran aprobadas, despu¨¦s de auditadas se mandaban a la Direcci¨®n General del Patrimonio, a la Intervenci¨®n General del Estado, se mandaban al Registro Mercantil, donde estaban a disposici¨®n p¨²blica. En todo ese proceso nadie nos dijo nada. Eso fue as¨ª hasta diciembre del 92, que es cuando yo sal¨ª. En el a?o 88 empez¨® a pedir papeles el Tribunal de Cuentas y es en el a?o 98, qu¨¦ casualidad que fuera en el 98, cuando nos dice que parece que no se hizo bien. En la pr¨¢ctica, ?vale este sistema de trabajo para algo? Si algo se estaba haciendo mal, que nos lo fueran auditando a tiempo y nosotros corrigiendo nuestros sistemas de trabajo... El equipo de la Expo fue un gran equipo, y tan gran equipo fue que, examinado lo que hicimos como lo han hecho dos tribunales y un mont¨®n de peritos que han asesorado a esos tribunales, a lo largo de una investigaci¨®n que no creo que nadie pueda decir que ha sido presurosa o accidentada, se han terminado cerrando todos los temas sin encontrar ni un solo papel en toda la Expo por el que se pudieran pedir responsabilidades. Puedo asegurar que ha habido momentos en que hubo intencionalidad pol¨ªtica de que aparecieran. Si no hubiese sido as¨ª, antes hubi¨¦semos terminado. La mejor prueba son las recientes noticias de la Audiencia Nacional. Hoy parece que Garz¨®n s¨®lo ha mirado lo del Telemundi y que el Tribunal de Cuentas s¨®lo ha mirado las horas extraordinarias del personal. No es as¨ª. Han examinado todo el proyecto, han mirado la contrataci¨®n, han mirado las retribuciones, han mirado las vacaciones, han mirado la contrataci¨®n de asesores..., todo, lo han mirado todo y a lo largo de este trayecto han ido cerrando uno a uno todos los temas. Por aclarar algo que se dice recurrentemente sobre las comisiones que se le pagaron a Telemundi: cuando se cuenta s¨®lo parte de la verdad se puede intencionadamente estar mintiendo. La gesti¨®n de Telemundi gener¨® del orden de 45.000 millones de pesetas y cobr¨® una comisi¨®n de 6.500. Eso da una comisi¨®n media del 14%. ?Qu¨¦ acontecimiento cultural ha generado esa cifra de ingresos comerciales?
P. ?Qu¨¦ ha hecho?
R. Me tom¨¦ un tiempo sab¨¢tico. He trabajado cuatro a?os en la misma empresa en la que antes hab¨ªa trabajado 25 [Dragados y Construcciones]. Luego me he prejubilado. He viajado y he tenido algunas peque?as actividades en otros pa¨ªses, etc¨¦tera.
P. ?Se ha sentido apestado?
R. ?Apestado? No, no, porque yo he tenido siempre cerca a los que nunca han dudado. Los que me importan nunca han dudado.
P. ?En el partido socialista?
R. El Partido Socialista, por un extra?o pudor que yo no entiendo, no hizo suyo el proyecto. Realmente no hay quien en estos a?os se haya responsabilizado de aquel proyecto, excepto yo mismo. Quiz¨¢ choque lo que voy a decir, pues es la primera vez que lo digo, pero el mayor apoyo a nivel de Estado que tuvimos, porque era un proyecto de Estado, y que adem¨¢s se nos dio de la mejor forma posible, fue el de la Casa Real. ?se es al menos mi recuerdo.
P. ?En la falta de apoyos incluye a Felipe Gonz¨¢lez?
R. No, por favor. Yo no digo que sea falta de apoyos. Si te ponen ah¨ª, te dan todos los medios y te dan toda la capacidad para decidir, pues qu¨¦ m¨¢s apoyo que ¨¦se. Yo digo a nivel pol¨ªtico. Por ejemplo, el partido socialista no lo ha hecho, y lo malo es que, no haci¨¦ndolo, hubo el mismo enfrentamiento con el PP como si lo hubiera hecho.
P. Resulta ins¨®lito que 11 a?os de sospecha se resuelvan en un folio judicial.
R. Y menos mal, porque tengo que estar contento de que se resuelvan en un folio judicial. Imag¨ªnese si, por cualquier avatar, habi¨¦ndolo hecho igual, el folio judicial estuviera redactado en otros t¨¦rminos. Algo tengo que hacer, en este momento tengo que pensar qu¨¦ tengo que hacer o si puedo hacer algo para contribuir a que cosas parecidas no pasen o pasen menos.
P. ?Piensa querellarse?
R. Tengo que pensarlo... tengo que pensarlo. Tengo que ver si es posible. Me gustar¨ªa hacer algo, creo que tengo la obligaci¨®n de hacer algo.
P. ?Fue una palanca el proceso contra la Expo para el cambio pol¨ªtico?
R. Posteriormente puede, durante la Expo no. Por mucho que se quiso, nadie pod¨ªa decir que no era un ¨¦xito. Despu¨¦s no s¨¦. Permanentemente he o¨ªdo hablar de Filesa, del AVE y la Expo. Yo estoy esperando a ver qu¨¦ pasa con el AVE, porque igual con el AVE pasa como con la Expo y resulta que no ha pasado nada. Ya veremos... De las grandes corrupciones de este pa¨ªs hay una que ha sido la corrupci¨®n sin corrupci¨®n, el caso Expo sin caso Expo.
P. Las p¨¦rdidas: ?c¨®mo hubo tantas p¨¦rdidas?
R. Ha habido un problema de interpretaci¨®n contable entre el Tribunal de Cuentas y la Expo que nunca terminar¨¢ aclar¨¢ndose. Hay 25.000 millones de pesetas que si se colocan en un apartado van como ingresos y si se colocan en otro van para amortizarse en el tiempo. La diferencia est¨¢ en que nosotros hicimos y cerramos las cuentas con informes de grandes especialistas en contabilidad. Cerramos las cuentas como cuentas plurianuales, es decir, que la Expo tiene cuatro o seis a?os de gasto y unos ingresos en seis meses. Eso no es igual que en una empresa que va teniendo gastos e ingresos y va consolidando balances a?o tras a?o. Nosotros lo hicimos de esa manera, que recibi¨® todas las bendiciones, pero seis a?os despu¨¦s nos dijeron: 'No, esta partida tiene que pasar de aqu¨ª a aqu¨ª'. No es que falte dinero. Pedimos a dos catedr¨¢ticos de Derecho Mercantil c¨®mo deb¨ªamos hacerlo. Lo hicimos. Despu¨¦s fuimos a la auditor¨ªa. Dijo que estaba bien y cerramos las cuentas. Pero el dinero estaba all¨ª. Ha quedado claro. Ha tardado tiempo, pero est¨¢ claro.
P. Pero no le han perseguido por las cuentas, le han perseguido por...
R. No, no me han perseguido por las p¨¦rdidas, era una estupidez; el dinero est¨¢ en las arcas de la sociedad, no hay ning¨²n problema.
P. Felipe Gonz¨¢lez dijo que usted era incapaz de meter la mano en ning¨²n sitio.
R. Pero ni meterla yo ni dejar que nadie la metiera .
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.