El primer burdel que cotiza en Bolsa
Tacones de aguja. Minifalda y escote casi hasta el ombligo. Abrigo de piel, gafas de Gucci y una copa de champa?a en la mano. Madame Hollywood, la mercader del sexo m¨¢s famosa del mundo, hizo as¨ª su entrada en la Bolsa australiana, y no precisamente en busca de clientes..., no ese tipo de clientes. Lleg¨® para seducir a los inversores promocionando las acciones del Daily Planet, el primer prost¨ªbulo del mundo que, despu¨¦s de un largo proceso legal, cotiza en Bolsa, desde el pasado 1 de mayo. Y su presencia no pas¨® inadvertida ni para los brokers trajeados ni en la pizarra, donde las acciones del burdel duplicaron su precio el d¨ªa del lanzamiento, en el mejor debut de los ¨²ltimos tres a?os.
Para llegar a la Bolsa, los ejecutivos convencieron a los tribunales de que su negocio no se lucraba de la prostituci¨®n, sino del alquiler de los cuartos
Cerca de la mitad de las acciones del prost¨ªbulo las han comprado mujeres; entre ellas, muchas de las chicas que trabajan en el Daily Planet
Detr¨¢s de la operaci¨®n burs¨¢til m¨¢s caliente de la historia est¨¢ la fusi¨®n de dos leyendas del negocio: los directivos del glamouroso prost¨ªbulo de Melbourne, donde una hora de sexo con las diosas de la casa cuesta alrededor de 150 euros, y Heidi Fleiss, la pol¨¦mica madame californiana a la que la industria del sexo llev¨® a la c¨¢rcel, la hizo millonaria y la ha convertido en una celebridad. Los empresarios del Daily Planet, abierto en 1975 y legalizado a mediados de los ochenta, afirman que s¨®lo han corrido la cortina de bamb¨² para mostrar lo que todo el mundo sabe: siempre habr¨¢ quien pague por el sexo, es uno de los negocios m¨¢s antiguos y rentables, y nunca habr¨¢ sobresaturaci¨®n. Entonces, ?por qu¨¦ no invertir en ¨¦l?
Pero el camino fue m¨¢s complicado. En 1994, John Trimble y Andrew Harris -due?o y director, respectivamente, del prost¨ªbulo- intentaron por primera vez entrar en el parqu¨¦, pero aunque la legislaci¨®n australiana permite el ejercicio de la prostituci¨®n, los mercados no estaban preparados. "Chocamos con barreras morales y legales. El Estado de Victoria [del que es capital Melbourne] expidi¨® un decreto entonces que nos obligaba a someter a los futuros accionistas a un riguroso control de datos por parte de la polic¨ªa. Esto hizo que ninguna compa?¨ªa de corredores de Bolsa se animara a apoyarnos", explica a este diario el director del burdel.
Una magistral jugada
Despu¨¦s del primer fracaso, Trimble y Andrew iniciaron un proceso legal que dur¨® m¨¢s de siete a?os y cost¨® unos cuatro millones de d¨®lares, entre gastos de abogados y tr¨¢mites para el ingreso en la Bolsa. Lograron convencer a los tribunales de que su negocio no recib¨ªa ni un duro por el ejercicio de la prostituci¨®n, sino por el alquiler de las habitaciones. Es decir, t¨¦cnicamente lo que cotiza es el local, no las chicas que trabajan en ¨¦l. Una sutil pero magistral jugada.
Con el permiso en la mano empezaron dos tareas no menos complejas: encontrar a un broker dispuesto a arriesgarse en un mercado seductor, pero desconocido (la compa?¨ªa australiana Cameron Stock Brokers fue la ¨²nica en aceptar el reto), y hallar una imagen publicitaria que representara la filosof¨ªa del negocio: sexo, glamour y dinero. Este icono apareci¨® un d¨ªa ante sus ojos en un show de televisi¨®n. Ambiciosa, exc¨¦ntrica, temeraria y graduada con honores en el mundo de las cortesanas modernas. Era Madame Hollywod, la reina Midas del sexo.
"Conozco todos los secretos de este negocio, y si digo que ¨¦sta es la inversi¨®n m¨¢s inteligente, lo es", aseguraba hace unos d¨ªas, en conversaci¨®n con El PA?S, Fleiss, de 37 a?os. Su curr¨ªculo confirma que la embajadora internacional del Daily Planet (¨¦se es su cargo en la compa?¨ªa) sabe de lo que habla. Criada en una familia de clase media-alta de California, con cinco hermanos, Fleiss se inici¨® en la prostituci¨®n cuando era menor de edad, instruida por una madame. A los 25 a?os ya ten¨ªa a su servicio a cientos de prostitutas y una peque?a fortuna.
Pero los l¨ªos legales no detuvieron su carrera. Sali¨® de la c¨¢rcel en 1999, tras cumplir 21 meses de la sentencia, dispuesta a capitalizar su fama. Mont¨® la l¨ªnea de ropa Heidi Wear, escribi¨® un libro de consejos sexuales, acaba de lanzar una autobiograf¨ªa titulada Pandering (Alcahueta), y ahora, Paramount Pictures tiene previsto rodar una pel¨ªcula sobre su vida en la que Nicole Kidman ser¨ªa Heidi Fleiss. Con este palmar¨¦s sobra decir que la madame sabe cu¨¢ndo y d¨®nde apostar fuerte. Por eso no se lo pens¨® dos veces ante la propuesta del burdel australiano.
"La oferta me gust¨®. Australia no es como Estados Unidos, donde el puritanismo y las leyes han demonizado a las trabajadoras sexuales y protegido a los clientes. Yo fui v¨ªctima de esas leyes. Esto no quiere decir que recomiende la prostituci¨®n como carrera, pero si hay personas que por la raz¨®n que sea necesitan hacerlo y quieren, est¨¢n en todo su derecho", afirma Fleiss, quien odia las palabras puta y prostituta: "Prefiero el t¨¦rmino oportunista, alguien que decide tomar el camino m¨¢s corto".
Los resultados hasta ahora demuestran que el olfato no le ha fallado ni a Fleiss ni a los directivos del Daily Planet. Las acciones (7,5 millones) se vendieron el d¨ªa de su lanzamiento a 0,59 d¨®lares australianos (0,33 euros), al cierre de la sesi¨®n del mismo d¨ªa se cotizaron a 0,61 euros y el sexto d¨ªa alcanzaron el cl¨ªmax cuadruplicando su valor. Al cierre de esta semana, las acciones se cotizaron a 0,86 d¨®lares australianos (0,50 euros), seg¨²n la p¨¢gina web www.dailyplanet.com.au, que sigue cada hora la tendencia de sus t¨ªtulos.
Inversores
Los inversores tambi¨¦n han aumentado. Seg¨²n Andrew Harris, el d¨ªa del lanzamiento eran 650 y hoy son unos 1.000, la mitad mujeres. "Gran parte de las acciones las han comprado las chicas que trabajan en el burdel. Dos de las recepcionistas, por ejemplo, hicieron mucho dinero vendiendo sus t¨ªtulos el d¨ªa que se cotizaron a cuatro veces su valor inicial".
El Daily Planet espera este a?o unos ingresos de 460.000 d¨®lares australianos (unos 258.000 euros) provenientes del alquiler de las habitaciones, aunque la cifra es una miseria comparada con los casi cuatro millones de euros que se calcula mueven las operaciones entre clientes y prostitutas del local. Sin embargo, el negocio est¨¢ en expansi¨®n. Harris ha anunciado que en pocos d¨ªas har¨¢n una superoperaci¨®n -la compra de un local de strip-tease y de una agencia de acompa?antes de Sidney-, con lo que esperan multiplicar por 10 las expectativas de ingresos y disparar las acciones.
"?El futuro?, hacia arriba..., ?es sexo!", conf¨ªa Harris, quien asegura que ha recibido siete millones de e-mails de personas interesadas en comprar acciones del Daily Planet. "Esto es un mensaje para todos aquellos c¨ªnicos e hip¨®critas que trataron de detenernos: lo hemos hecho, estamos dentro".
La primera piedra del Disneyland er¨®tico
HOLA, ?STE ES EL DAILY PLANET y yo soy Louis Lane, dispuesta a complacerte", saluda al otro lado del tel¨¦fono la recepcionista del lupanar, llamado igual que el peri¨®dico de Clark Kent. Este edificio ofrece 150 chicas de alto standing, tiene 18 cuartos tem¨¢ticos con nombres como Venus y Xanad¨², un bar, salas de juegos y varios jacuzzis. Su lema es la transparencia, por eso cada tres meses abre sus puertas al p¨²blico adulto en general para que hablen con las chicas y pregunten lo que quieran. Los ingresos recaudados en estas "visitas tur¨ªsticas" son destinados a centros de caridad, seg¨²n afirman sus directivos, que, despu¨¦s del ¨¦xito del lanzamiento en Bolsa, ya no tienen l¨ªmite. Su pr¨®ximo megaproyecto es la construcci¨®n de un parque tem¨¢tico del sexo en Nevada, EE UU, donde la prostituci¨®n es legal en todo el Estado, excepto en las ciudades de Las Vegas y Reno. La idea ya se le hab¨ªa ocurrido a Heidi Fleiss, y ahora, de la mano de sus nuevos socios, parece m¨¢s realizable. "Si las familias ahorran para pasar unas vacaciones en Disneyland, no veo por qu¨¦ los hombres no vayan a animarse a visitar un oasis lleno de diversiones, lindas chicas, jardines con las rosas m¨¢s bellas del mundo y, claro, sexo, mucho sexo", explica Fleiss. El director del Daily Planet, Andrew Harris, no es menos optimista: "Sabemos que las leyes y la moralidad en EE UU son mucho m¨¢s draconianas que en Australia, pero puedo asegurar que a finales del pr¨®ximo a?o tendremos nuestro parque tem¨¢tico del sexo cotizando en la Bolsa estadounidense".
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