El conflicto que Putin no quiere ver
Mosc¨² recurre a la manipulaci¨®n informativa para intentar que los rusos ignoren el terrorismo checheno
Desde la toma de rehenes el pasado octubre en el teatro de Dubrovka, Mosc¨² deber¨ªa ser consciente de que el terror puede estallar en cualquier momento y lugar. Sin embargo, la capital rusa vive el conflicto de Chechenia como algo lejano y casi irreal. A ello contribuyen los dirigentes del Estado que, en su af¨¢n de crear una sensaci¨®n de estabilidad y de asegurarse una reelecci¨®n c¨®moda, maquillan, podan y omiten las realidades m¨¢s crudas del pa¨ªs con la ayuda de los medios de comunicaci¨®n que controlan, lo que hoy por hoy incluye a todos los canales de televisi¨®n de car¨¢cter estatal.
La toma de rehenes de Dubrovka se sald¨® con 129 muertos, la mayor¨ªa de los cuales a consecuencia del gas t¨®xico, a¨²n sin identificar, empleado por los comandos especiales del Servicio Federal de Seguridad en su "liberaci¨®n". Hasta ahora, las autoridades rusas han hecho o¨ªdos sordos tanto a las familias de las v¨ªctimas, que reclamaban compensaciones materiales, como a los parientes de los asaltantes, a los que se niega el cad¨¢ver de sus muertos, sin que ¨¦stos hayan sido acusados formalmente de nada.
Dos tercios de la poblaci¨®n no creen lo que les cuentan en relaci¨®n a Chechenia
Hasta ahora, no se ha divulgado ninguna investigaci¨®n oficial y ni los jueces ni los fiscales del Estado han puesto etiquetas legales a las personas y los hechos que convergieron durante tres d¨ªas en el teatro del musical Nord-Ost.
A efectos de la protecci¨®n del ciudadano de a pie, aquella pesadilla no parece haber tenido efectos pr¨¢cticos. Si las autoridades de Mosc¨² se tomaran en serio la amenaza del terrorismo para el simple mortal, en lugar de humillar a todos los ciudadanos rusos de aspecto moreno deber¨ªan proceder con urgencia, por ejemplo, a mejorar el funcionamiento del metro. Sus accesos se ven saturados y desbordados todos los d¨ªas por ciudadados cargados de fardos que forman verdaderas aglomeraciones subterr¨¢neas frente a claustrof¨®bicas salidas, a menudo obsoletas.
Las autoridades, sin embargo, se toman algo m¨¢s en serio su propia seguridad y la de sus invitados internacionales. Lo prueban las medidas que les dejaron pr¨¢cticamente aislados del pueblo durante las fiestas del 300? aniversario de la fundaci¨®n de San Petersburgo, y tambi¨¦n las incomodidades que los desplazamientos de la caravana motorizada del presidente Vlad¨ªmir Putin y de los altos dirigentes del Estado obligan a soportar a los conductores moscovitas, que a veces llegan a estar casi una hora parados esperando a que pasen los cortejos VIP.
Bor¨ªs Grizlov, el ministro del Interior y l¨ªder del partido Rusia Unida, uno de los peterburgueses encumbrados gracias a su relaci¨®n con el presidente, se dedica estos d¨ªas a promocionar su imagen con la desarticulaci¨®n de supuestas tramas de corrupci¨®n en su ministerio. De repente, los canales de televisi¨®n se han comenzado a llenar de historias sobre los "polic¨ªas-lobo" y los "aduaneros-lobo", como se designa a los supuestos "degenerados" que mancillan las instituciones a las que pertenecen. La forma de presentar la campa?a contra la corrupci¨®n es infantil, por decirlo de alg¨²n modo, y dificilmente logra suplir la necesidad de abordar los desaf¨ªos del Estado de una manera m¨¢s moderna y sistem¨¢tica. Chechenia es uno de estos desaf¨ªos, y en los ¨²ltimos meses las autoridades rusas se han concentrado en su propio proceso de resoluci¨®n pol¨ªtica, tal como ellas lo conciben, como si los atentados que han menudeado en los ¨²ltimos meses en el C¨¢ucaso fueran algo marginal. Tal vez, los extremistas chechenos han considerado que s¨®lo una repetici¨®n del terror en Mosc¨² puede servir de advertencia seria para las autoridades.
Seg¨²n el soci¨®logo Leonid Sedov, del Centro de Estudios de la Opini¨®n P¨²blica de Rusia (CEOPR), los rusos se forman su opini¨®n de los acontecimientos en Chechenia a partir de una enorme desconfianza ante las informaciones que les dan los medios de comunicaci¨®n. Dos tercios de la poblaci¨®n no creen lo que les cuentan. En mayo, cuando se incrementaron los actos terroristas, un 27% de los rusos estaba a favor de acciones b¨¦licas en Chechenia (frente a un 14% en marzo, cuando hab¨ªa esperanza de que el refer¨¦ndum podr¨ªa encauzar la soluci¨®n pol¨ªtica del conflicto). Un 62% de los rusos est¨¢ a favor de converaciones de paz, seg¨²n las encuestas del CEOPR, y un 24% cree que la "operaci¨®n antiterrorista" est¨¢ cerca de acabar o ha concluido.
En los ¨²ltimos dos meses, diversas personalidades del mundo de la cultura de Mosc¨² est¨¢n intentando formalizar un movimiento contra la guerra en Chechenia, hasta ahora sin demasiado ¨¦xito. El 16 de junio, una manifestaci¨®n convocada frente al monumento de Pushkin y muy anunciada por la radio s¨®lo concentr¨® a varios centenares de personas. Sin embargo, los intelectuales no se rinden y siguen planeando actos contra la guerra, como un concierto que tuvo lugar el pasado 1 de julio. Uno de los l¨ªderes del movimiento es el escritor sat¨ªrico V¨ªktor Shender¨®vich, que se ha quedado sin plataforma de expresi¨®n al cerrarse recientemente el ¨²ltimo canal de televisi¨®n independiente del Estado que quedaba, TVS.
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