Una naci¨®n en mal estado
En el debate sobre el estado de la naci¨®n de hace unos d¨ªas se demostr¨® que, sin debate verdadero ni Estado de derecho efectivo, la naci¨®n tan s¨®lo puede estar en mal estado. En aras del deber, la oposici¨®n denunci¨® la sistem¨¢tica actitud del ¨²ltimo trienio de gobierno de Aznar: ineficacia, irresponsabilidad, mentiras, desprecio y ataques a los partidos cr¨ªticos, incapacidad de di¨¢logo, pol¨ªtica econ¨®mica suicida, desatenci¨®n a los servicios p¨²blicos esenciales, inseguridad... y como guinda, se ha promovido y, en todo caso, aprovechado un transfuguismo que impide al voto ciudadano mayoritario de la comunidad madrile?a acabar con la corrupci¨®n inmobiliaria del PP, am¨¦n de impedir que la justicia investigue y condene el rev¨¦s de toda esa trama. En vez de responder y debatir cuestiones tan graves, el presidente del Gobierno, celebrando as¨ª su largo adi¨®s, mantuvo su belicosidad natural y confirm¨® con sus gestos todo cuanto se le imputaba, pues minti¨®, no se responsabiliz¨® de nada, despreci¨® y atac¨® sin piedad a sus cr¨ªticos, neg¨¢ndoles autoridad para serlo, y se regode¨® en su pretensi¨®n de minarle a Rodr¨ªguez Zapatero el apoyo de su propio partido. Con la excepci¨®n de sus sat¨¦lites (CiU y CC), situ¨® a todos los grupos al borde de la ilegalizaci¨®n por supuestas vinculaciones directas o indirectas con ETA y por ofrecer proyectos de reforma constitucional que podr¨ªan resolver el conflicto vasco y el problema catal¨¢n. Vino a decir impl¨ªcitamente que la Constituci¨®n es el Estado y que el Estado es ¨¦l, como un Rey Sol (Luis XIV de Francia) que hubiese trocado la peluca por un bigote. Y en efecto, al haber concentrado su poder f¨¢ctico sobre los tres poderes estatales, que en un Estado de derecho han de ser independientes entre s¨ª, no hay ya m¨¢s ley que la suya ni m¨¢s partidos constitucionales que el PP y el que lo secunde servilmente.
Coadyuv¨® en el ataque al PSOE la derecha catalana (CiU) al presentar su particular proyecto de Estatut, al margen de la comisi¨®n que estudia en el Parlament el futuro texto mayoritario ante las Cortes y con el ¨²nico objeto electoralista de fingir un desencuentro con Aznar y forzar la coherente negativa socialista que justificase la deslegitimaci¨®n de Maragall. Igual que Pujol, Duran y Mas insultan a ¨¦ste como Aznar insulta a Rodr¨ªguez Zapatero, miente CiU cuando oculta, en su prensa af¨ªn, que el PSOE vot¨® a favor de las mismas propuestas auton¨®micas al presentarlas tambi¨¦n el PNV. Todo esto es comprensible, dadas las conocidas carencias de la derecha en cuanto a moral. Lo que ya no lo es tanto son los navajazos que al supuesto ¨¢rbol ca¨ªdo de los socialistas le clavaron los aliados te¨®ricos de Maragall, sum¨¢ndose a la derecha con sus reproches e id¨¦ntica intenci¨®n de ara?arle unos cuantos votos al l¨ªder catal¨¢n. ?Se puede caer a¨²n m¨¢s bajo que el PP y CiU cuando mienten a sus votantes sobre el ¨²nico apoyo real y sincero que tienen en Madrid?, ?aspiran al bien de su naci¨®n, como dicen, o a mandar con la derecha a costa de un estatuto sin futuro? ?Qu¨¦ raz¨®n tiene Joan Rigol cuando acusa el inter¨¦s electoralista de tantos dirigentes catalanes y les incita a abandonar sus repetidas t¨¢cticas reafirmando la necesaria unidad del catalanismo pol¨ªtico para sacar adelante la reforma del Estatut! El ¨²nico que ha presentado unas bases de reforma donde debe ser, el Parlament, abiertas a todos los grupos, ha sido Maragall. El ¨²nico que cuenta para ella con el apoyo en el Congreso del principal partido de la izquierda espa?ola es Maragall. El ¨²nico que no utiliza el drama de Euskadi para sus intereses electorales y que busca su soluci¨®n y no su permanencia, pues no pretende con ella justificar el victimismo inoperante del nacionalismo de todo pelaje, es Maragall. L¨®gicamente, es a ¨¦l y a su partido a los que hay que desprestigiar desde una derecha que ahora vuelve a ser "progresista" y "socialdem¨®crata", de "izquierda", y desde una izquierda que act¨²a moralmente como la derecha.
?En menudo estado, pues, se encuentra la naci¨®n! Si nos fijamos tan s¨®lo en las nacionalidades, el PP compra en Galicia los votos de un pa¨ªs damnificado por culpa del Gobierno y los paga el contribuyente. En Euskadi, la compra es a cambio de sangre, y ETA, Aznar y Arzalluz acosan al PSE, ¨²nico partido que puede forjar un consenso democr¨¢tico contra toda intransigencia culpable. En Catalu?a, ya vemos la confianza que la izquierda y Maragall pueden tener en ciertos aliados a la hora de alcanzar el cambio que tanto proclaman quienes ocultan a sus votantes ad¨®nde ir¨¢ su voto: si a la izquierda o a la derecha. ?A qui¨¦n beneficia este mal estado de la naci¨®n, este Estado de malestar nacional?: al partido de Aznar, al de Pujol, Duran y Mas, al de Arzalluz, que anteponen su perpetuaci¨®n en el poder de mando a su hip¨®crita patriotismo nacional respectivo. Los espa?oles conscientes piden reconstruir la democracia herida, el autogobierno estancado, el Estado de derecho autoviolado, un bienestar m¨¢s digno de las familias, vivienda accesible, trabajo seguro, servicios p¨²blicos, justicia tributaria y paz. Por sus obras conocer¨¦is a los gobernantes, no por sus proclamas.
El des¨¢nimo moral cunde y la guerra contin¨²a. No s¨®lo la de Irak, sino la de Espa?a, entre una extrema derecha apoyada de hecho por intereses conservadores y una izquierda moderada que aspira a gobernar y regenerar la naci¨®n al lado de los verdaderos patriotas y dem¨®cratas de las nacionalidades: lo que Aznar francamente llama "conspiraci¨®n rojo-separatista para destruir Espa?a y su Constituci¨®n". En pocos meses conoceremos el resultado de esa guerra, tras las batallas andaluza, madrile?a y catalana. ?Se impondr¨¢n la fuerza del dinero y la radiotelevisi¨®n comprada a la raz¨®n de un electorado maduro y consciente? Una encuesta del CIS sobre las im¨¢genes de Aznar y Rodr¨ªguez Zapatero tras el falso debate citado daba la victoria al primero, pero el segundo superaba al mandam¨¢s en todas las virtudes de un pol¨ªtico dem¨®crata, excepto en sentido pr¨¢ctico e iniciativa. Es para echarse a temblar. Si la iniciativa en el debate fue destruir a toda la oposici¨®n y su sentido pr¨¢ctico fue ¨¦se, los electores que voten admirando el ejemplo y vean a Rodr¨ªguez Zapatero demasiado idealista y poco pr¨¢ctico obligar¨¢n a un apaga y v¨¢monos que har¨¢ de la noche espa?ola consiguiente un lugar donde todos los gatos ser¨¢n pardos. Algunos sondeos sectarios dan por hecha una mayor¨ªa absoluta del PP cuando se repitan las elecciones perdidas, provocadoras del transfuguismo que permite asegurarlas en una nueva ronda. Si esto fuese as¨ª, ?menudo estado moral e intelectual el de unos ciudadanos convencidos de la bondad incorrupta del PP y de la corrupci¨®n maliciosa del PSOE!, ?pobre estado de la naci¨®n una vez m¨¢s!
J. A. Gonz¨¢lez Casanova es profesor de Derecho Constitucional de la UB.
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