Pamplona se sale del mapa
Pamplona est¨¢ en el mapa mundial por los encierros. Esos minutos fulgurantes de las ocho de la ma?ana, cuando el b¨¢rbaro arrojo de las vidas de cientos y cientos de hombres y mujeres a cambio de nada, en fugaces carreras de miedo y sinsentido, ah¨ª est¨¢ Pamplona y ah¨ª seguir¨¢ por mucho tiempo mientras siga la viva pasi¨®n de los sanfermines.
Sin embargo, Pamplona ayer por la tarde se sali¨® sola del mapa taurino. Fue inconcebible que le dieran una oreja a El Juli en su primer toro, otra oreja a Tejela en su primer toro y, para colmo, dos orejas en el ¨²ltimo de la tarde. As¨ª, el p¨²blico de Pamplona ha perdido todo cr¨¦dito. Las rebajas de julio en el surtido de orejas suscitan en la mirada del espectador objetivo una aut¨¦ntica afrenta a la verdad de la fiesta.
Domecq / Ponce, Juli, Tejela
Toros de Juan Pedro Domecq: blandos y sin clase; dos debieron devolverse a los corrales. Enrique Ponce: dos pinchazos y estocada ca¨ªda (pitos); pinchazo, media tendida y descabello (escas¨ªsima petici¨®n de oreja y gran ovaci¨®n). El Juli: estocada desprendida (oreja); media estocada tendida y dos descabellos (silencio). Mat¨ªas Tejela: estocada ca¨ªda (oreja); estocada (dos orejas). Sali¨® a hombros. Plaza de Toros de Pamplona, 9 de julio, 5? de feria. Lleno.
A Enrique Ponce la fragilidad y blandura de su primer toro le puso en condiciones de cobrar la mitad de sus honorarios de un soplo. No hizo nada porque el toro era una ruina de fuerza y de bravura. En realidad, si Ponce pide los toros de Juan Pedro Domecq, espera que uno de los toros que le tocan en suerte se caiga. Luego entonces no le echemos la culpa al toro, sino al matador, que es el que pide esos toros. ?Ay si los toros hablaran! Para zurcir el desarreglo, en su segundo tore¨® con ambas manos de manera suave, ajustadita, con cierto gusto, buscando la variaci¨®n de torear de frente, con la dulzura que suele tener acostumbrado al p¨²blico. No obstante, habr¨¢ que subrayar que ya de ese yunque salen poquitas chispas.
El Juli invirti¨® los papeles con Ponce. En su primero estuvo apa?adito, en una faena sin demasiado relieve, con derechazos vulgares y naturales del mont¨®n. Digamos que su repertorio fue bastante mentiroso. Se le fue la faena como arena entre los dedos. Su muleta no era la de la verdad, sino la del cojo. Y en su segundo, un inv¨¢lido de tomo y lomo, estuvo vulgar¨ªsimo. Vulgar¨ªsimo con la mano derecha, y con la izquierda parece que invent¨® una especie de series al natural que se pueden llamar "los naturales al parip¨¦". O sea, trampa por aqu¨ª y a cobrar. Su toreo est¨¢ pidiendo un poco de aceite para engrasar los ejes de la vulgaridad.
En ciertos momentos cre¨ªmos ver, tanto en Ponce como en El Juli, a dos engatusadores que tratan de ofrecer su canasta de frutas a los ¨¢rboles. El que quiera entender que entienda.
Mat¨ªas Tejela dio bastante el pego. En su primer toro fabric¨® una faena de derechazos cimbreantes, esculturales, de pronto con un pase bueno, otro menos bueno, todo con cuentagotas. Soltaba naturales gota a gota, pero sin apurar la copa. Dej¨® la factura de tres trincherazos garbosos, un circular movi¨¦ndose, molinetes de rodillas y manoletinas. En su segundo, pese a torear con las dos manos componiendo la figura, tenemos que decir que no se entreg¨® como debiera. Para dos pases largos, luego instrumentaba uno de pecho infame. Todo muy contorsionado, pero con falta de profundidad.
La trampa imper¨® en ese su sexto toro. Constatemos que eran sombras de pases buenos, como si estuviera buscando que las hojas del almendro repartieran almendras en el tendido.
Ya es lamentable que, cuando llegan las figuras, de pronto el p¨²blico se vuelve tarumba y empieza a regalar orejas para gusto de los taurinos, esos que est¨¢n a favor de que se regalen orejas a tutipl¨¦n para as¨ª demostrar que la fiesta est¨¢ en auge. Y eso es mentira, estamos en momentos sumamente decadentes. La trampa de la fiesta est¨¢ a la orden del d¨ªa, los toreros, por lo general, no se arriman como debieran, pocas veces se ve a un diestro que se cruce delante de los toros, que ponga la muleta adelante y muestre el medio pecho al toro y lo vac¨ªe por atr¨¢s. Eso es raro de ver. Sobra la trampa y el elogio de la trampa.
Babelia
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