De la "autonom¨ªa" a la "colaboraci¨®n"

La relaci¨®n entre los sucesivos gobiernos del PP y las universidades p¨²blicas valencianas no s¨®lo no ha sido nunca f¨¢cil por su tradicional esp¨ªritu cr¨ªtico (algo con lo que tambi¨¦n tuvieron que lidiar sus predecesores socialistas) sino que, adem¨¢s, comenz¨® con mal pie en 1995: cuando nada m¨¢s llegar Eduardo Zaplana a la presidencia de la Generalitat Valenciana decret¨® la creaci¨®n de una quinta universidad en Elche a 20 kil¨®metros de la matriz de Alicante, a partir de la segregaci¨®n de su facultad de Medicina. A finales de 2001, y coincidiendo con el obligado proceso de renovaci¨®n de rectores forzado por la Ley Org¨¢nica de Universidades (LOU), se culmin¨® el proceso de recambio de los tres rectores valencianos que hab¨ªan protagonizado la mayor batalla en defensa de la "autonom¨ªa universitaria" que ha vivido la universidad espa?ola bajo la democracia.

Si bien la salida del rector de Alicante, Andr¨¦s Pedre?o, ya se hab¨ªa precipitado dos a?os antes con la paralizaci¨®n de la ampliaci¨®n del campus tecnol¨®gico por parte de la consejer¨ªa, fueron las salidas de Fernando Romero de la Jaume I de Castell¨®n y de Pedro Ruiz -bajo cuyo mandato el Consell de Zaplana mantuvo bloqueada la reforma de los Estatutos por un aspecto relativo a la normalizaci¨®n interna del valenciano- las que supusieron la escenificaci¨®n de una especie de "pacto de caballeros" auspiciado por el manto de la "colaboraci¨®n universitaria".

As¨ª se lo manifest¨® Zaplana al rector Francisco Tom¨¢s nada m¨¢s recoger el bast¨®n de mando de manos de su "amigo Ruiz": "Dirijo, pues, al nuevo rector de la Universitat de Val¨¨ncia y a todo su equipo de gobierno una oferta sincera de di¨¢logo y colaboraci¨®n", en un momento, aclar¨® el hoy ministro de Trabajo, "en que la Universidad espa?ola se enfrenta a un complejo proceso de desarrollo de la LOU". Ese 13 de abril de 2002, Zaplana zanj¨® una etapa de tensiones con un solemne: "La relaciones entre el Gobierno valenciano y las universidades son de absoluta normalidad".

Su sucesor, el presidente Francisco Camps, que pese a su breve estancia al frente de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n alcanz¨® un pacto estable de financiaci¨®n con los rectores en menos de un a?o (aunque no logr¨® ni siquiera calmar la herida abierta en Alicante), vuelve con la bandera del di¨¢logo como arma de futuro.