La carrera m¨¢s tranquila
Los toros de Adolfo Mart¨ªn permitieron ayer el lucimiento de los corredores, entre los que hubo nueve heridos leves
Pasado el ecuador de los encierros, la tranquilidad y la limpieza volvieron a protagonizar la carrera. Los toros de Adolfo Mart¨ªn no exhibieron demasiado peligro y permitieron el lucimiento de los muchos corredores que se dieron cita en el recorrido. Los dos minutos y cuarenta segundos que dur¨® el encierro de ayer pudieron ser menos si dos toros no se hubieran quedado distra¨ªdos en el coso pamplon¨¦s. La enfermer¨ªa no registr¨® heridas por asta de toro.
Los ¨²nicos momentos de peligro se produjeron en la Cuesta de Santo Domingo, donde un grupo de cuatro astados se desmarcaron de la manada por delante. Uno de ellos quiso hacer su particular labor de desalojo de las vallas de los laterales del recorrido, algo que consigui¨® con un ¨¦xito desmedido, provocando m¨¢s de una salida desairada. De todas formas, el resto de hermanos lleg¨® hasta la plaza del Ayuntamiento a muy buen ritmo y sin m¨¢s incidencias.
Las im¨¢genes m¨¢s espectaculares de la jornada llegaron un d¨ªa m¨¢s en la curva entre Mercaderes y Estafeta. La velocidad acumulada por los cuatro toros de cabeza hizo que se fueran contra el port¨®n arrollando todo lo que se pon¨ªa por delante. Un d¨ªa m¨¢s, el choque fue realmente brusco y m¨¢s de un toro se dej¨® las defensas en el madero m¨¢s castigado del recorrido.
Fue en ese punto donde, en un principio, parec¨ªa haberse producido el lance tr¨¢gico del d¨ªa, porque un Adolfo Mart¨ªn volte¨® a un mozo levant¨¢ndolo por la pierna derecha. La primera impresi¨®n enga?¨® a todos, y la posible cornada se qued¨® en un golpe que no requiri¨® ni asistencia m¨¦dica.
Desde all¨ª, los seis hermanos y sus cabestros encararon la calle de la Estafeta muy estirados y, otra vez, muy r¨¢pidos. El espacio entre los toros permiti¨® que la limpieza presidiera las carreras que se observaban.
Los mozos encontraban huecos entre las astas y pod¨ªan correr con toda la comodidad que se puede cuando se tiene a un bicho de 600 kilos pisando los talones. Tan buena predisposici¨®n para la carrera hab¨ªa que un mozo, en un momento dado, se vio entre dos adolfomart¨ªn, uno a cada lado, que por pura fuerza y velocidad lo mandaron al suelo sin remisi¨®n.
Se pudo batir el r¨¦cord de velocidad en esta edici¨®n, pero al final, tal y como sucedi¨® anteayer, dos toros tardaron en entrar al corral. Los dobladores tuvieron que mediar entre la distracci¨®n de los toros y las muchas ganas de algunos de juguetear con los astados. En suma, dos minutos y cuarenta segundos con un balance de nueve traslados a centros hospitalarios, sin heridos por asta de toro.
Todos ellos fueron dados de alta durante la jornada de ayer, ya que las muchas contusiones que sufrieron no revest¨ªan gravedad. Sin embargo, volviendo la mirada a los heridos de los encierros anteriores, dos corredores se encuentran a¨²n ingresados con pron¨®stico grave.
El estadounidense Kevin Sabato, que el pasado jueves sufri¨® fracturas costales m¨²ltiples y contusi¨®n pulmonar, permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Virgen del Camino y se encuentra estable.
Por otro lado, en el hospital de Navarra contin¨²a ingresado en vigilancia intensiva Ferm¨ªn Echeverr¨ªa, pamplon¨¦s de 63 a?os que el martes d¨ªa 8 fue atendido con un fort¨ªsimo traumatismo craneal.
Babelia
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