Verano de 2003, otra vez las zanjas y las canalizaciones
Calles y plazas reciben otra vez la visita de las excavadoras, sin evidencias de programa inform¨¢tico que impida sus reaperturas
Madrid despierta de la resaca poselectoral con la evidencia de nuevas y masivas obras, calas, zanjas y canalizaciones, de id¨¦ntica naturaleza de las que estigmatizaron la ciudad durante los sucesivos mandatos de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano. Miles de metros de aceras en algunos de los 21 distritos de Madrid se muestran ahora destripadas por obras acometidas por peque?as empresas, generalmente subcontratadas por los grandes monopolios de las infraestructuras. Estas subcontratas se caracterizan por el empleo de mano de obra for¨¢nea y poco cualificada -no precisamente mejor pagada que el peonaje local- que suele desconocer los h¨¢bitos y usos del sector y que paga su inexperiencia con episodios traum¨¢ticos para sus trabajadores y, en muchas ocasiones, para el vecindario.
En muchos distritos, la coordinaci¨®n municipal de las calas de quienes trabajan en el subsuelo es mera utop¨ªa
Centenares de vallas permanecen sin control sobre la calzada y durante meses tras la culminaci¨®n de obras
Es el caso de las obras de canalizaci¨®n de agua realizadas por la subcontrata Trazansa, en la confluencia de la calle de Men¨¦ndez Pelayo, justo encima de la estaci¨®n de metro del mismo nombre, y la avenida de la Ciudad de Barcelona. Pese a las advertencias realizadas por algunos vecinos sobre la estrechez de la distancia que separa el asfalto de la b¨®veda del metro, una de las excavadoras empleadas la perfor¨® parcialmente e hizo caer cascotes sobre las v¨ªas, seg¨²n testimonios vecinales. Las mismas fuentes destacan que durante esas obras, iniciadas el 3 de junio y que durar¨¢n, oficialmente, hasta el 18 de julio, la excavadora agujere¨® una conducci¨®n de gas natural que inund¨® de su inconfundible olor las manzanas contiguas, en el distrito de Retiro.
Una noche reciente, vecinos de fincas cercanas llamaron a la compa?¨ªa Gas Natural por el fuerte olor existente en un garaje de una vivienda pr¨®xima a la avenida de la Ciudad de Barcelona, si bien la inspecci¨®n s¨®lo detect¨® leves acumulaciones gaseosas en alguna arqueta de la esquina de las calles de T¨¦llez y Men¨¦ndez Pelayo, muy cerca de la b¨®veda perforada d¨ªas atr¨¢s por la excavadora.
Con pundonor profesional, Juventino, encargado de esta obra, asegura: "Trabajamos con planos y con mucho cuidado". Pero los planos no aparecen a la vista del p¨²blico o, si son consultados por los operarios, han quedado anticuados y no sirven ya, como suele ser frecuente, por la constante alteraci¨®n a la que es sometido el subsuelo madrile?o. "Habr¨ªa que a?adir que cavaron tan cerca de este ¨¢rbol (un pl¨¢tano de sombra frente a la entrada de un garaje)", se?ala una vecina de Men¨¦ndez Pelayo "que pens¨¢bamos que tambi¨¦n lo derribaban", comenta con un respiro ante lo que cree que pudo haber sucedido.
Los vecinos del arranque de la calle de Vel¨¢zquez, en el barrio de Salamanca, que han sufrido dos a?os los efectos de las obras para el cierre de un paso subterr¨¢neo que all¨ª se hallaba y que hoy asisten a una acumulaci¨®n sin precedentes de autom¨®viles sobre un sem¨¢foro implantado encima, observan estos d¨ªas nuevas obras en las inmediaciones. " La pesadilla vuelve", se queja Leonor, vecina de esta zona del barrio de Salamanca. "Hemos pasado meses con las obras terminadas y las vallas en medio de la calle sin que nadie las retirara", se lamenta.
No lejos de all¨ª, los vecinos de la calle de Conde Duque, esquina con Santa Cruz de Marcenado, no lejos de Arg¨¹elles, asisten a otras obras de la empresa Portillo, especialista en levantar las calzadas de Madrid, que mantienen las aceras parcialmente bloqueadas al paso de los peatones. El traqueteo de las taladradoras es, desde primera hora de la ma?ana, incesante.
"Lo que m¨¢s nos duele es que tras abrir una de estas zanjas para introducir, por ejemplo, un tendido telef¨®nico, el hoyo lo cierran y, apenas 15 d¨ªas despu¨¦s, llega otra compa?¨ªa, de agua, por ejemplo, y reabre otra vez la misma grieta, que llena de fastidio a los viandantes y estrecha en espacios destinados al tr¨¢nsito de los autom¨®viles", se lamenta Alfonso, un vecino de la zona de Augusto Figueroa, en el barrio de Chueca, muy castigada por las reaperturas.
Al menos, las vallas de las obras de la calle de Almagro (Chamber¨ª) est¨¢n identificadas, como consta en sus letreros. pero no es ¨¦ste el caso en las obras de la calle de Panam¨¢, esquina a la calle del doctor Fleming, en Chamart¨ªn, donde un recurso contencioso-administrativo mantiene paradas las obras de sus aceras, con zanjas abiertas de un metro de profundidad y tramos sucesivos de 10 metros de longitud desde la primavera del pasado a?o. La parada amenaza con secar las enormes jardineras donde las adelfas malviven como pueden. En la misma obra y sin identificaci¨®n de su actuario en las an¨®nimas vallas, se ha puesto en peligro un bell¨ªsimo jard¨ªn contiguo, con una quincena de olivos de 20 a?os, que exhiben su base t¨¦rrea destripada, frente al Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa, en el paseo de la Castellana. Las plantas muestran parte de sus ra¨ªces al aire. "Con este calor que padecemos", dice una vecina de la calle del Doctor Fleming, "no es extra?o que estas pobres plantas mueran en los pr¨®ximos d¨ªas". Las inmediaciones de la Gerencia Municipal de Urbanismo, a la altura del n¨²mero 137 de la avenida de Alfonso XIII, tampoco se libran de las zanjas, ni de las vallas amarillas que las contornean, ni tan siquiera las cercanas plazas del Per¨² y de la Rep¨²blica Dominicana. "Las obras son necesarias para la vida de la ciudad", admite el aparejador Jos¨¦ Manuel Alonso, que visita con frecuencia este barrio. "Pero lo que no es de recibo son las angosturas arbitrarias de las calzadas ni el mantenimiento, durante meses y sin justificaci¨®n alguna, de las vallas sobre el espacio que pertenece a peatones o autom¨®viles", a?ade. "Es una verg¨¹enza", dice por su parte Isabel Rodr¨ªguez , una se?ora de edad residente en la zona: "Despu¨¦s de lo que hemos pasado aqu¨ª con la ampliaci¨®n de la l¨ªnea de metro a Barajas, parece como un mal sue?o que reviviera". Los ¨¢rboles son, asimismo, v¨ªctimas de este marasmo veraniego de obras incesantes. "Se cargaron ya decenas de magn¨ªficos pl¨¢tanos del comienzo de la calle de L¨®pez de Hoyos con el t¨²nel hacia la avenida de Am¨¦rica", se queja Jaime, arquitecto. "Veremos cu¨¢ntos ¨¢rboles m¨¢s se llevan en las obras de Montera y Sol", anuncia.
Durante a?os, el Ayuntamiento de Madrid ha alardeado de que pronto contar¨ªa con un programa inform¨¢tico con el cual atajar las duplicidades y unificar las actuaciones en el subsuelo de Madrid, para evitar trastornos innecesarios. De hecho, hay reglamentaciones municipales que recomiendan a las distintas empresas plazos de notificaci¨®n de sus actuaciones, para que sean aprovechadas por las otras compa?¨ªas que trabajan en el subsuelo.
En ocasiones, la coordinaci¨®n ha funcionado. As¨ª lo se?ala el ingeniero Carlos Gasca, que supervisa las obras realizadas ahora en la plaza de Felipe II (distrito de Salamanca). "Hemos avisado a las empresas de gas y de agua para que aprovechen las calas que hemos de hacer, para evitar molestias al vecindario", dice el joven ingeniero de estas obras, que abarcar¨¢n m¨¢s de 11.000 metros cuadrados de superficie y que incluir¨¢n grandes jardineras con ¨¢rboles en una de las plazas de mayor dureza de Madrid, por su basamento p¨¦treo escasamente arbolado. Pero este ejemplo de coordinaci¨®n suele ser, en otras zonas de la ciudad, mera utop¨ªa. M¨¢s ahora en que actuaciones de responsabilidad municipal de esta naturaleza han pasado de depender del departamento de Obras a la Concejal¨ªa de Medio Ambiente, sin experiencia en estos menesteres. Los cambios administrativos suelen implicar demoras en la regulaci¨®n del sector, periodo que puede durar meses tras los cambios de equipos de gobierno. As¨ª, mientras el Canal de Isabel II ofrece de inmediato informaci¨®n sobre las 12 renovaciones de instalaciones en calles, paseos y plazas de Madrid, la Concejal¨ªa de Medio Ambiente, pese a la consulta realizada por EL PA?S a trav¨¦s del departamento de Prensa de Gerencia Municipal de Urbanismo este jueves, no ha brindado ninguna.
Nuevos fastidios en el horizonte
Muchos madrile?os pensaron que, tras las elecciones municipales y auton¨®micas, el flagelo de este tipo de obra tan hiriente desaparecer¨ªa. Pero, todo lo contrario, han vuelto a proliferar en la situaci¨®n presente. "Parece como si las compa?¨ªas de infraestructuras, aprovech¨¢ndose del caos pol¨ªtico reinante, se hubieran puesto de acuerdo para actuar de consuno, eso s¨ª, cada cual por su cuenta, con los mismos h¨¢bitos de desprecio hacia peatones y automovilistas que han caracterizado los a?os anteriores del gobierno municipal del PP", dice Juan Manuel Exp¨®sito. Hay vallas que han permanecido hasta seis meses sobre calzadas de paso sin causa alguna que lo justificara o sobre otras v¨ªas. Sin ir m¨¢s lejos, el cauce del r¨ªo Manzanares, en el tramo correspondiente al puente tirante situado en el arranque del paseo de la Virgen del Puerto, a la altura de la planta de la compa?¨ªa Iberdrola, ha permanecido escombrado y sin agua durante al menos cuatro meses, pese a que las fases decisivas de las obras, que justificaban tal situaci¨®n, hab¨ªan finalizado.
"No quiero ni pensar en lo que nos espera cuando comiencen las obras de cierre de la M-30", afirma Julio P. Dom¨ªnguez, "sazonadas con las que van a poner en zafarrancho de combate todo el centro por lo del cercan¨ªas", se queja. "Se inventan problemas que nadie percibe para echar de comer a los constructores", dice muy enojado Jaime Mart¨ªnez. "Estoy convencido de que no hacen esas cosas para los usuarios, a los que ni consultan, sino para generar negocios de los que se benefician unos poquitos y, s¨®lo si hay suerte, generan beneficios sociales para los vecinos", se lamenta.
Pablo Saavedra, que transita cada ma?ana por el paseo de la Castellana, en torno a Nuevos Ministerios, se?ala: "Me gustar¨ªa a m¨ª saber cu¨¢nta gente factura su equipaje a Barajas desde aqu¨ª, despu¨¦s del tiempo que dedicaron a esa tarea y del fastidio de dos a?os que nos han causado las obras". No todo son argumentos adversos. ?ngeles Carrasco se muestra contenta sobre el aspecto de su calle, tras haber permanecido totalmente levantada durante meses, dentro del plan de rehabilitaci¨®n de Lavapi¨¦s. "Ha valido la pena", dice, "aunque las calles son aqu¨ª tan estrechas que siempre hay jaleo cuando los comerciantes descargan sus mercanc¨ªas".
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