Los que empeoran la sanidad
Que el mundo en general ha empeorado de 10 a?os a esta parte es cosa f¨¢cilmente comprobable. Que la l¨ªnea m¨¢s salvaje del capitalismo neoliberal triunfante se ha propuesto el desmantelamiento del estado del bienestar ha dejado de ser una sospecha. Que lo est¨¢ consiguiendo a base de privatizar sistem¨¢ticamente el patrimonio p¨²blico y minimizar los servicios lo saben hasta los ni?os. Sus armas: la desmovilizaci¨®n ciudadana y sindical mediante el control de los mass media y un autoritarismo perfectamente sonriente reconocible en los rostros individualizados de sus sicarios-pol¨ªticos. Todos se emplean en ello. Los socialistas, con una extra?a pasi¨®n. Estudien si no su paso por los gobiernos de todos los pa¨ªses europeos. Estudien la pol¨ªtica del PSOE en nuestra comunidad aut¨®noma . Los mejores disc¨ªpulos de la infamia neoliberal los tenemos aqu¨ª. Analicen por ejemplo la brutal reducci¨®n de recursos humanos que viene imponiendo el SAS en nuestros hospitales. O pregunten si no tienen datos. A los trabajadores, claro. En el Reina Sof¨ªa de C¨®rdoba sin ir m¨¢s lejos, d¨ªa a d¨ªa sus u?as afiladas reba?an con pertinaz sa?a los derechos de todos los trabajadores que lo componemos. Las radicales reducciones de personal y la sistem¨¢tica negaci¨®n de sustituciones hacen que nuestro trabajo se desarrolle con una crispaci¨®n y una sensaci¨®n de estafa dif¨ªcilmente imaginables hace unos a?os. Los derechos grandes y peque?os que hab¨ªamos conseguido en a?os de lucha sindical han sido recortados con una desfachatez a prueba de Magistraturas amenazando con colapsar nuestra autoestima profesional. Los descansos a los que legalmente tenemos derecho y las bajas por enfermedad no son cubiertas jam¨¢s, con lo que el concepto de merecido descanso se encabalga en el de agotamiento por sobrecarga. Los escasos contratados este a?o no disfrutar¨¢n de los d¨ªas de vacaciones que les corresponden y habr¨¢ que esperar que les sean remunerados sin dura lucha sindical. Pregunten por el papel de los alumnos celadores en pr¨¢cticas que no cobran en el ahorro de contratos. Desde luego esta f¨¦rrea pol¨ªtica no se impone por s¨ª sola: hacen falta capataces capaces y duros que dobleguen las l¨®gicas protestas de las v¨ªctimas y que breguen con los sindicatos. Gerentes, Jefes y Subjefes de Enfermer¨ªa, de Bloque, de ?rea, de Servicios Generales, Subdirectores de diverso pelaje, todos ellos nombrados "digitalmente" para ese fin, colaboran con entusiasmo en la ominosa tarea de exprimir al l¨ªmite el jugo de sus ex compa?eros y de mantener a raya a los m¨¢s rebeldes. Las recompensas que reciben son desde luego altas aunque no excesivas, a tenor del abandono de escr¨²pulos que se les exige. Pero ellos parecen refugiarse en una inocencia o angelical o c¨ªnica. Y alguien tiene que decirles de una vez por todas que son tan moralmente responsables de la situaci¨®n como el pol¨ªtico que los teledirige. Que est¨¢n con la raz¨®n de la prebenda y no con la de la justicia. La obediencia debida, los turnos comodones o los plazos del 4x4 parecen ser sus ¨²nicas coartadas. Pero su libertad de elegir hacerlo o no hacerlo permanece perfectamente intacta. Nosotros ya les hemos retirado nuestro respeto, porque no podemos respetar a nadie que colabore fehacientemente, como hacen claramente ellos, con que el mundo siga empeorando, sea menos habitable y por tanto menos feliz.
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