"Aznar tiene un concepto de Espa?a monol¨ªtico y cerrado al pluralismo"
Manuel Pimentel, nacido en Sevilla hace 41 a?os, es el ¨²nico ministro que le ha dimitido a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. El 20 de febrero de 2000 anunci¨® a los medios de comunicaci¨®n su decisi¨®n de dejar el Gobierno. Luego envi¨® un fax a La Moncloa. El detonante fue el descubrimiento de que una empresa de la esposa de uno de sus colaboradores recib¨ªa subvenciones millonarias del departamento. Antes de irse, Pimentel destituy¨® al alto cargo, pero detr¨¢s de su abandono hab¨ªa una profunda crisis pol¨ªtica.
Pregunta. Con un PP consolidado en el poder, ?ha elegido usted el mejor momento para lanzar un nuevo partido pol¨ªtico?
Respuesta. No s¨¦ si este proyecto terminar¨¢ en un partido pol¨ªtico. Hay dos grandes partidos consolidados, pero yo creo que la fuerza de los grandes aparatos presenta tambi¨¦n una debilidad, que termina bloqueando muchas iniciativas y acaba por generar mucho desencanto. Ahora es el momento de pensar en alternativas...
"La estrategia de que el PNV es igual a ETA es demencial, un disparate que pagaremos"
"Lleg¨® un momento en el que me dije que no debo seguir ¨²nicamente protestando"
P. ?Qu¨¦ espacio le queda?
R. Yo creo en un idealismo practico. Estoy seguro de que hay personas de la clase media andaluza, personas moderadas, que no se sienten representadas ni por el PP ni por el PSOE. Personas que creen que el PP ha hecho cosas buenas, pero que no se identifican con sus talantes ni con sus actitudes ni con determinadas pol¨ªticas que est¨¢n minando la convivencia. Y lo mismo ocurre respecto al PSOE. Ha aportado mucho al Estado de bienestar, pero hay gente que siente un claro rechazo hacia la pol¨ªtica de confrontaci¨®n.
P. ?Y no querr¨¢ "pisarle un callo" al que fue su partido, el PP?
R. He reflexionado mucho. Si hubiera visto que hacia esto por saldar una historia pendiente, no lo hubiera hecho. Ha llegado un momento en el que me he dicho que no deb¨ªa seguir ¨²nicamente protestando. Protestar y oponerse es muy f¨¢cil, torear de sal¨®n es muy f¨¢cil... Pese a 17 a?os de militancia en el PP, a m¨ª me resultaba imposible sentirme identificado con un partido que apoyaba monol¨ªticamente la guerra de Irak o una pol¨ªtica que ha generado una quiebra de la convivencia, que se ha debilitado entre los partidos, entre instituciones o en diversas tierras de Espa?a.
P. ?En qu¨¦ momento percibi¨® que no era posible cambiar las cosas desde dentro?
R. Cuando en el Congreso de los Diputados, de forma un¨¢nime, el partido apoy¨® la guerra. Era una posici¨®n sin precedentes. Todo estaba decidido de antemano. Mucha gente en el partido estaba en contra, pero no se atrev¨ªa a manifestarlo. Tambi¨¦n estoy en desacuerdo con la pol¨ªtica de inmigraci¨®n o con esa estrategia demencial, de la que el PSOE es c¨®mplice necesario, de que el PNV es igual a ETA. Me parece un disparate antol¨®gico, que pagaremos. Eso del bloque constitucional que se han inventado es, en realidad, inconstitucional. Finalmente, discrepo de la concepci¨®n para extender los valores occidentales. Aznar ha impuesto una idea impregnada de belicismo que no comparto.
R. Aznar confi¨® en m¨ª y me dio una responsabilidad, por lo que le estoy agradecido. Pero creo que ahora est¨¢ debilitando la convivencia, que no se puede decir eso de "o conmigo o contra Espa?a". Estoy en contra de ese tipo de pol¨ªticas maniqueas, que ya se utilizaron en otras ¨¦pocas. Aunque parezcan eficaces a corto plazo, y lo son sin duda, a medio y largo plazo obligan a pagar hipotecas y son insensatas. Creo firmemente que hay que superar la din¨¢mica de los "bandos" enfrentados.
P. ?Y por qu¨¦ se dej¨® seducir cuando le ofreci¨® la cartera de Trabajo?
R. A m¨ª la etapa de la primera legislatura me pareci¨® muy hermosa, importante. Sin mayor¨ªa absoluta, con la obligaci¨®n de negociar, con pactos con los nacionalistas, con acuerdos decisivos con las fuerzas sociales... Yo estaba involucrado en ese proyecto, me lo cre¨ª, y cuando Aznar me lo plante¨® me ilusion¨® much¨ªsimo. Luego, en la etapa final de mi mandato... en fin, me di cuenta de que no quer¨ªa seguir y me fui a casa, aunque durante los siguientes tres a?os segu¨ª pensando que el PP era mi partido. Aznar escucha, aunque luego tome las decisiones que estime oportunas; transmite seguridad a su gente, ha hecho una larga singladura hasta consolidar una alternativa de gobierno... Seria est¨²pido y deshonesto que no le reconociera su talla de presidente del Gobierno, pero tiene un concepto de Espa?a monol¨ªtico y cerrado al pluralismo, y practica un liderazgo tan fuerte y cerrado al debate que me fueron distanciando.
P. Pero usted dimiti¨® por sorpresa, por fax. ?Por qu¨¦ una situaci¨®n tan ins¨®lita?
R. Hubo una suma de motivos. Fue determinante el debate sobre la Ley de Extranjer¨ªa, que a m¨ª no me gustaba en absoluto... Y luego, lo que se hizo en aquel conflicto de El Ejido... Tambi¨¦n tuve un colaborador que ten¨ªa una academia de formaci¨®n y que se vio envuelto en un asunto dudoso. Todo me estall¨® simult¨¢neamente y la suma de factores me hizo ver, con claridad, que aquel ya no era mi sitio. En cuanto a la forma, este tipo de decisiones, una vez que se toman no se pueden debatir. Me hubiera gustado discutirlo con Aznar, pero era imposible. Se entra en una din¨¢mica incontrolable si lo que uno quiere es irse de verdad,sin ninguna posibilidad de marcha atr¨¢s, como era mi caso. Utilic¨¦ una forma un tanto brusca, pero era la ¨²nica manera de hacer efectiva mi salida del Gobierno.
P. La dimisi¨®n fulminante, ?no trataba de evitar que Aznar le destituyera?
R. ?Y por qu¨¦ me iba a querer destituir?
P. No es f¨¢cil soportar a un ministro que le haga a uno el discurso de la oposici¨®n...
R. No percib¨ª en ning¨²n momento que Aznar tuviera la intenci¨®n de sustituirme. Lo que percib¨ª claramente fue que no ten¨ªa lugar ya en el proceso que estaba transformando y endureciendo el proyecto de centro. No valgo para hacer pol¨ªtica de pasilleo y de navajeo. Uno no es ministro para estar c¨®modo, sino para sacar adelante los proyectos en los que uno cree. Lo malo es que quiz¨¢ eran los dem¨¢s los que empezaban a no sentirse c¨®modos conmigo.
P. ?Y qu¨¦ espacio le quedar¨¢ a su proyecto pol¨ªtico si despu¨¦s de Aznar el PP consigue recuperar el centro, con Rodrigo Rato o Mariano?
R. S¨®lo daremos el paso para formar un partido pol¨ªtico si vemos que enriquecemos el debate. En caso de que no sea as¨ª no daremos el salto. Entendemos que la sociedad esta demandando una nueva forma de hacer pol¨ªtica que supere la din¨¢mica imparable de los grandes aparatos de poder, de los grandes partidos, y que favorezca la reflexi¨®n cr¨ªtica sobre una situaci¨®n que nada tiene que ver con la que dio lugar a la forma de participaci¨®n pol¨ªtica acu?ada a partir de la transici¨®n. Nuestro espacio va a ser el centro como concepto de convivencia, de verdadera pluralidad, de respeto a la diferencia. Seremos profundamente reformistas, eso lo tengo muy claro. Y estaremos entre el espacio moderado del PP y el espacio moderado del PSOE, que, por cierto, no tienen motivos para vernos como amigos, sino como adversarios.
P. Lo que debiera preocuparle,quiz¨¢, es la vigilancia de Javier Arenas. Si usted hace demasiado ruido, sencillamente le van a aplastar. ?O no?
R. Eso de que van a ir a por m¨ª ya me lo dicen algunas gentes, que piensan que lo que me propongo es una locura. De Javier Arenas, igual que del PSOE, tengo derecho a esperar que me respete, es lo m¨ªnimo si es que estamos en un sistema democr¨¢tico... Quiz¨¢s parezca ingenuo, pero no tengo miedo de que vayan a por m¨ª, de que me aplasten, incluso sabiendo perfectamente c¨®mo es el juego de la pol¨ªtica y el terreno en que me muevo. Si estuviera haciendo ese tipo de c¨¢lculos, mejor dejarlo. Pero cada vez son m¨¢s las personas que se acercan con inter¨¦s a nosotros.
P. ?Y qu¨¦ le preocupa m¨¢s,que le tachen de ingenuo o de traidor?
R. No me preocupa lo m¨¢s m¨ªnimo ni lo uno ni lo otro. No puedo estar perdiendo el tiempo con esas cosas ni preocuparme de si van a intentar aplastarme de un gorrazo. Ha llegado el momento en el que mi ¨²nico motivo de frustraci¨®n ser¨ªa no intentar cambiar las cosas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.