Padilla sali¨® a hombros
Si el martes pasado Juan Jos¨¦ Padilla se mostr¨® como un torero burlesco y mediocre, ayer dej¨® ver su lado m¨¢s competente. Sin que fuera una actuaci¨®n esplendorosa, al menos hubo por su parte una entrega total. Mostr¨® lo mejor de s¨ª. Puso el sol a la altura de sus ingles y gan¨® la partida. No esper¨® a que azorrasen las uvas. En sus dos faenas tore¨® con toda la testarudez que le imprim¨ªan sus arterias. En sus dos toros tuvo una actuaci¨®n bastante aceptable con las banderillas, sobresaliendo el segundo par de su segundo toro. Fue un par excelente, de gran exposici¨®n. En su primer toro lance¨® bien con el capote. Su faena estuvo tejida a base de naturales largos y templados. A falta del c¨¢liz del arte, puso la cualidad del mando. Despu¨¦s de tres trincherazos y varios pases de rodillas, entr¨® a matar como un jabato. Hubo un detalle muy feo por parte de su cuadrilla: el p¨²blico pidi¨® una oreja, el presidente la concedi¨® y un subalterno de Padilla se demoraba tanto en cortar ese ap¨¦ndice, porque buscaba que se le concediera la otra oreja. El presidente, con muy buen criterio, no accedi¨® a otorgar la segunda oreja. De ah¨ª que en el quinto de la tarde, segundo de Padilla, cuando fue a brindar se dirigi¨® a los mulilleros y al torilero por el desagravio que uno de sus subalternos, concretamente uno de los hermanos de Padilla, hiciera ese feo de tardar en cortar la oreja so pretexto de tener mellado el acero de desprender el ap¨¦ndice orejudo.
Miura / Fern¨¢ndez, Padilla, G¨®mez
Toros de Eduardo Miura, desiguales de presentaci¨®n y de juego, asimismo, desigual; en general, muy aceptable la corrida. Fern¨¢ndez Meca: pinchazo -aviso-, pinchazo, estocada baja y dos descabellos (silencio); estocada casi entera (silencio). Juan Jos¨¦ Padilla: casi entera (oreja y petici¨®n); estocada un poco desprendida y descabello (oreja y petici¨®n con dos vueltas). Sali¨® a hombros. G¨®mez Escorial: tres pinchazos y estocada ca¨ªda (silencio); estocada defectuosa y dos descabellos (vuelta). Plaza de Pamplona, 13 de julio. 9? de feria. Lleno.
Valoremos en Padilla el buen feeling que tiene con Pamplona. Hay algo histri¨®nico en el torero gaditano que hace caer bien. Y si encima se pone delante de los toros y se la juega, entonces el maridaje entre p¨²blico generoso y torero ardiente se da de pleno.
El franc¨¦s Fern¨¢ndez Meca estuvo en sus dos toros con oficio. Mejor en el segundo. Voluntad no le falt¨®.
En G¨®mez Escorial se dio la extra?a circunstancia de que el principio y el fin de su actuaci¨®n fueron como el r¨ªo que se inicia en las altas cumbres y acaba en la mar. Para ¨¦l empez¨® la tarde mal cuando se puso a recibir a su primer toro a porta gayola y el toro sali¨® andando, por lo que tuvo que levantarse y dejar de ejecutar el lance por encima de su cabeza, para acabar en el suelo sin dar lance alguno. En su primer toro estuvo vulgar con la muleta. Ejecut¨® una faena insulsa, sin relieve. Por tardar tanto en fijar al toro para entrar a matar lleg¨® a descomponerle, de tal suerte que al entrar a matar le peg¨® una voltereta. Pas¨® a la enfermer¨ªa. Volvi¨®. Y en el ¨²ltimo toro, que era un toraco de 680 kilos, con unos pitones que eran como los de un arado antiguo, un ejemplar que parec¨ªa m¨¢s bien uno de los bueyes de los que hablaba Homero al describir la hora del crep¨²sculo, pues despu¨¦s de v¨¦rselas y dese¨¢rselas con ese ejemplar, de pronto, como si fuera un rapto de locura transitoria, tir¨® la muleta y se tir¨® a matar sin muleta. El encuentro entre toro y torero fue espeluznante. Le pod¨ªa haber matado ah¨ª mismo. Por suerte, la espada qued¨® defectuosa y el torero, ileso. ?Qu¨¦ hab¨ªa pasado? Sencillamente, que al ver que le hab¨ªan ganado los dos toros que le cupieron en suerte y ¨¦l no pudo hacer nada, insistimos que algo pas¨® por su cabeza, que se le cruz¨® el pensamiento y decidi¨® hacer un gesto heroico. Es como si fuera a inmolarse. Pas¨® en ese instante la ¨¦pica de los toros como un retrato al rojo vivo.
Babelia
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