Una cena indigesta para CiU

La cena de Pasqual Maragall con m¨¢s de 500 empresarios el pasado lunes fue relativamente ligera, exceptuando un consistente filete de ternera con m¨²rgoles y foie mi-cuit. Pero la digesti¨®n, como corresponde a ¨¦poca prelectoral, causa acidez de est¨®mago, sobre todo en la c¨²pula de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU). Ayer, el encuentro de Maragall fue objeto de cr¨ªticas, aunque no tan aceradas como las de 1999. En cuatro a?os, desde CiU parece que se ha dejado de considerar al empresariado como un coto privado. Por eso, esta vez las cr¨ªticas van de rebote. Los nacionalistas apuntaron a la banda para que llegara la ansiada carambola. Jordi Pujol fue el m¨¢s madrugador. En una entrevista a la emisora Ona Catalana, el presidente de la Generalitat record¨® a Maragall: "Los empresarios no son agradecidos porque van a buscar lo que necesitan y luego no se acuerdan m¨¢s". Desde M¨¦xico, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida se mostraron "no impresionados" por el hecho de que medio millar de empresarios pagaran 600 euros por compartir mesa y mantel con el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat.

Ambos dirigentes consideraron "muy normal" que los empresarios quisieran escuchar las propuestas de Maragall. El conseller en cap -ayer en versi¨®n candidato- agit¨®, sin embargo, el viejo fantasma de la izquierda y asegur¨® que "ponen los pelos de punta las combinaciones que barajan los socialistas" porque "con un Gobierno de matriz PSC con Esquerra Republicana, Catalu?a se para".

Maragall respondi¨® a las cr¨ªticas desde Tarragona, y lo hizo pasando al ataque: "Los empresarios est¨¢n hartos de ir haciendo contribuciones", asegur¨® y se mostr¨® -al contrario que Mas y Duran- "impresionado por el di¨¢logo abierto entre el mundo de la empresa y el PSC; Pujol debe de pensar que est¨¢n enfermos... pero no es as¨ª".

Pero ?qu¨¦ piensan quienes pagaron 600 euros? Pues los consultados por este diario -no necesariamente comulgantes con el catecismo social-liberal del l¨ªder del PSC- consideran que el candidato ha pasado el examen.

Esta vez los socialistas prepararon la cena a conciencia, y las llamadas a los empresarios se intensificaron m¨¢s que en 1999. La reedici¨®n anteayer de aquel encuentro de hace cuatro a?os se ha producido con una complejidad espec¨ªfica. Maragall ha debido superar tres dificultades: la crisis de la Asamblea de Madrid, algunas encuestas en las que Mas recorta distancias y vencer reticencias de algunos empresarios a aparecer en las fotos.

La presencia de Josep Llu¨ªs Vilaseca, Carles Sumarroca, incluso de amigos personales de Artur Mas como Rafael Espa?ol y Francesc Boada, muestra que entre el empresariado barcelon¨¦s ilustrado puede ser que no guste Maragall, pero cuando menos no se teme un cambio al frente de la Generalitat. "La mayor¨ªa lo encontramos solvente", asegura un empresario asistente. Otro afirma que quienes asistieron ese a?o eran "menos entregados que los de 1999". Pero est¨¢ claro que cuanto m¨¢s se abarca m¨¢s se diluye la pasi¨®n. "En el fondo, muchos de nosotros desear¨ªamos un Gobierno CiU-PSC", afirma otro asistente, "b¨¢sicamente para mantener la estabilidad y huir de lo desconocido".

"El Estatuto nos importa poco, lo que m¨¢s nos interesa es ver c¨®mo trenzar¨¢ Maragall su programa econ¨®mico, que parece solvente", dice otro. A juicio de algunos asistentes, la parte menos interesante del discurso del l¨ªder socialista fue la relativa a la ordenaci¨®n territorial, a la reforma de la ley electoral, entre otras cosas. Pueden aburrirse, pero los empresarios consultados no temen a los socialistas. "Cosa que s¨ª sucede con los medianos y peque?os empresarios", afirman los asistentes.

Maragall mantendr¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas encuentros parecidos al de Barcelona en las comarcas de Tarragona, Lleida y Girona con la finalidad de recaudar fondos, limar asperezas y que el empresariado catal¨¢n pierda el miedo a un cambio, que ¨¦l presenta tranquilo, liderado por el PSC.