Morir solo en una UCI

Siempre hab¨ªa o¨ªdo hablar de una muerte digna. Y en eso, he podido comprobar, est¨¢ que el enfermo al final de sus d¨ªas sufra menos y pueda estar acompa?ado de sus familiares m¨¢s allegados, d¨¢ndole todo el amor traducido en susurros al o¨ªdo para que no tenga miedo a dar ese paso tan importante, entre una vida y la otra, ya que siempre he o¨ªdo decir a los m¨¦dicos: "Tened cuidado de lo que habl¨¢is, pues ellos oyen, el o¨ªdo es lo ¨²ltimo que se pierde".

Pues bien, en la UCI de la cl¨ªnica La Luz, para m¨¢s se?as, ped¨ª, como hermana de un agonizante, que autorizasen a su esposa, como quer¨ªa, pasar la noche con ¨¦l, d¨¢ndole ese soporte tan humano. Dijeron que las normas no lo permit¨ªan. Esto era a las diez de la noche, y su esposo fallec¨ªa a las dos de la madrugada.

Entonces llaman, eso s¨ª, muy puntuales al domicilio, y los familiares llegan lo m¨¢s aprisa posible. Ya el fallecido parece que estorba y si quieren pueden estar con ¨¦l para velarle. Velarle ya, ?para qu¨¦? ?Es que alguien quiere llev¨¢rselo? ?Qui¨¦nes son los responsables de esas normas inamovibles y aparentemente crueles o al menos poco humanas? ?No son capaces de buscar, con buena fe, alguna soluci¨®n?