Pedraza advierte contra los riesgos del fanatismo en su ¨²ltima novela
La ex consejera de cultura presenta 'La perra de Alejandr¨ªa'
Pilar Pedraza propone en su ¨²ltimo libro, La perra de Alejandr¨ªa, un inquietante viaje a los comienzos de la era cristiana en esta ciudad egipcia. En ella se desarrolla un relato de asesinatos y venganzas marcado por los elementos fant¨¢sticos y fantasmales propios de la obra de esta escritora y ex consejera de Cultura socialista. Bajo la trama, respira una advertencia contra los peligros que el fanatismo y la intolerancia encierran para cualquier sociedad.
La ¨²ltima novela de Pilar Pedraza transporta al lector a la Alejandr¨ªa de principios del siglo V, una ciudad en la que la pac¨ªfica mezcla de corrientes filos¨®ficas y religiosas, que la hab¨ªan convertido en la urbe m¨¢s abierta y cosmopolita del mediterr¨¢neo, estaba a punto de estallar, anunciando con ello el fin de la civilizaci¨®n cl¨¢sica.
Perteneciente a un g¨¦nero que esta profesora de cine describe como "hist¨®rico fant¨¢stico", La perra de Alejandr¨ªa (Valdemar) construye una trama de asesinatos que recorre los enfrentamientos entre el cristianismo, recientemente convertido en religi¨®n oficial, y las sectas filos¨®ficas paganas, que se resisten a ser borradas para siempre de la Historia.
El conductor de la narraci¨®n es B¨¢rbaro, un pr¨ªncipe dacio exiliado. A trav¨¦s de ¨¦l, Pedraza muestra el "abigarramiento social y cultural del mundo en ebullici¨®n" que era aquella Alejandr¨ªa, en la que abundaban los m¨¢s variados cultos -como la c¨ªnica secta del perro- y las etnias.
Como en el resto de su obra, los elementos fant¨¢sticos e inexplicables tienen un papel fundamental en la historia de muertes y venganzas que desarrolla. Lo mismo ocurre con la violencia. A menudo macabra, como en la escena del desollamiento, Pedraza defiende la crueldad como "una componente important¨ªsima" de su est¨¦tica. "No es un simple a?adido morboso o decorativo, porque la crueldad es consustancial a la realidad alejandrina de la ¨¦poca y a los enfrentamientos que se produc¨ªan".
La perra de Alejandr¨ªa tiene tambi¨¦n otra lectura m¨¢s all¨¢ del thriller que advierte contra los riesgos que se derivan de la intolerancia y el fanatismo. Pulsiones en las que incurrieron tanto este "cristianismo primitivo como las sectas paganas", que respondieron brutalmente a la brutalidad.
Pedraza encuentra coincidencias con la coyuntura actual, en la que "la cultura heredada de los dos ¨²ltimos siglos, est¨¢ en peligro", debido a la doble tensi¨®n que sobre ella ejercen "tanto los integrismos religiosos como un proceso absurdo de americanizaci¨®n".
La autora, que asegura no tener ninguna intenci¨®n panfletaria, afirma, sin embargo, que la novela esconde "un cierto terror a que con la globalizaci¨®n se pierdan las estructuras, los mitos, la diversidad y toda la cultura anterior" a este proceso.
El libro no pretende ser una exhaustiva "reconstrucci¨®n" de la Alejandr¨ªa de la ¨¦poca, ni Pilar Pedraza ha pretendido "hacer arqueolog¨ªa". El lugar y el tiempo elegidos tienen como objetivo crear una atm¨®sfera en la que desarrollar "la peripecia fant¨¢stica".
Ello no impide que esta profesora de cine, que domina el mundo cl¨¢sico tras haber pasado 15 a?os dando clases de arte griego y romano en la universidad, introduzca en sus p¨¢ginas, ocultos bajo otros nombres, personajes hist¨®ricos como la fil¨®sofa pagana Ipatia.
Precisamente la muerte de esta mujer, que siempre hab¨ªa interesado a la autora de Piel de s¨¢tiro, fue el germen del que naci¨® la novela. Ipatia, matem¨¢tica y astr¨®noma adem¨¢s de fil¨®sofa, fue asesinada en Alejandr¨ªa por una horda de cristianos, acusada de conspirar contra el obispo de la ciudad. "La apedrearon hasta la muerte, la despedazaron y esparcieron sus restos por toda la ciudad".
Lo mismo ocurre con el novelado obispo alejandrino, basado en otro real que m¨¢s tarde se convertir¨ªa en San Cirilo. Pedraza asegura que, "quiz¨¢ sin el sadismo con el que aparece en la novela, el obispo contribuy¨® decisivamente a que la libertad y la diversidad que se respiraba en la ciudad se desvanecieran".
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