Canci¨®n del verano
1. Tal vez alguno de ustedes recuerde
la trist¨ªsima historia que contaba Raffaella Carr¨¢, cantante y artista de variedades que triunf¨® en Espa?a a finales de los setenta. Era la historia de una amiga cuyo marido se quedaba mucho en casa. El pobrecito estaba malito. No ten¨ªa fuerzas y por eso no trabajaba. Mientras, la amiga se daba una jart¨¢ de trabajar. Pero una tarde en que la amiga se encontr¨® mal, regres¨® a casa para descansar... Y se encontr¨® a una mujer, / ?qu¨¦ dolor, qu¨¦ dolor!, /dentro del armario.
Los pol¨ªticos se empe?an en desconocer que las reglas de la pol¨ªtica se parecen m¨¢s a las de la pareja que a las del hampa
A partir de ese momento, Raffaella Carr¨¢, en su relato, se refer¨ªa al marido como "el caradura", vulnerando la presunci¨®n de inocencia, cuando no ten¨ªa m¨¢s que hip¨®tesis y conjeturas. ?Pruebas videogr¨¢ficas? No. ?Datos sobre la postura en que hab¨ªan practicado sexo? No. S¨®lo una mujer dentro de un armario y meras suposiciones. La versi¨®n del marido era la siguiente: estando en la cama, sinti¨® mucho fr¨ªo, y telefone¨® al doctor, quien, al verle tan perjudicado, le recet¨® una enfermera para que le diera calor.
Mal asunto. Seg¨²n contaba la Carr¨¢, al marido se le acab¨® la vida regalada. La amiga le oblig¨® desde entonces a trabajar como un loco mientras ella se entregaba a la juerga sin mesura. ?Ay, si aquel marido hubiera conocido a un fiscal general del Estado como Dios manda, cu¨¢n distinta hubiera sido la historia! Qu¨¦ decir si, en el momento de encontrar a la mujer dentro del armario, hubiera aparecido por all¨ª Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar: "Se?ora, ¨¦ste es un asunto interno suyo; deje a su marido en paz, y usted vaya al psiquiatra, cotilla".
2. Desde que comenz¨® el verano
suena en la radio una canci¨®n, La trama de Madrid, cuyo estribillo recuerda la historia de la Carr¨¢:
"Y se reuni¨® un constructor,
?qu¨¦ valor, qu¨¦ valor!,
con Romero de Tejada".
El PP explica que su secretario general de Madrid, Romero de Tejada, sintiendo tras la derrota electoral el fr¨ªo de la soledad, decidi¨® telefonear a seres humanos, d¨¢ndose la coincidencia de que las llamadas giraran alrededor del diputado del PSOE que despu¨¦s habr¨ªa de fugarse. Entonces, de repente, apareci¨® un constructor dentro del armario de la sede del PP.
3. Los pol¨ªticos se empe?an
en desconocer que las reglas de la pol¨ªtica se parecen m¨¢s a las de la pareja que a las del hampa (por lo menos para los electores). Tan importante es ser inocente como no ser incre¨ªble. Los socialistas, cuando les correspondi¨®, tambi¨¦n dijeron: "Mientras no haya pruebas, estamos a salvo". No estaban a salvo. Sus electores sab¨ªan que lo del armario no era normal. A pesar de saberlo, el matrimonio entre el PSOE y sus votantes se mantuvo alg¨²n tiempo, bien que sin entusiasmo. El PP lleva un a?o llenando su armario. M¨¢s tarde o m¨¢s temprano estallar¨¢, por mucho que Aznar diga / que todo es cotilleo / nada de corrupci¨®n / s¨®lo un par de alcaldes / con buenas relaciones / en la construcci¨®n. En cuanto a los socialistas, prometen que esta vez s¨ª que s¨ª que limpian su armario a fondo. ?nimo, machotes.
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