Memorias de la primera excursi¨®n
Una marcha y un libro evocan la traves¨ªa de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza por la sierra de Guadarrama en 1883
Es una sensaci¨®n excitante. Agarrar la mochila, preparar el bocadillo, llenar la cantimplora, calzarse las botas y, dentro del autob¨²s, entonar a capella "El se?or conductor...". Cuando los escolares madrile?os van de excursi¨®n, seguramente no se imaginan que 120 a?os antes unos ilustres predecesores les abrieron la senda del amor a la naturaleza como una parte b¨¢sica de la educaci¨®n.
Una tarde de julio de 1883, Francisco Giner de los R¨ªos, fundador de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza (ILE), hizo su mochila, se calz¨® las botas y parti¨®, acompa?ado por nueve chavales y un pu?ado de profesores, a una larga excursi¨®n de dos meses. Su periplo comenz¨® con tres d¨ªas a trav¨¦s de las cumbres de la madrile?a sierra de Guadarrama. Esta marcha otorg¨® un nuevo significado a las incursiones campestres, que de expediciones deportivas pasaron a ser una actividad cultural y cient¨ªfica con gran contenido pedag¨®gico.
La expedici¨®n fue la primera con car¨¢cter pedag¨®gico que se hizo en Espa?a
Para conmemorar esta expedici¨®n, este fin de semana tendr¨¢ lugar la segunda edici¨®n de la Marcha Giner, siguiendo la estela del renovador de la ense?anza en Espa?a. Organizada por la Fundaci¨®n Giner de los R¨ªos, el Foro de la Sierra y la Universidad Carlos III, la excursi¨®n -que tendr¨¢ lugar desde ma?ana y hasta el domingo- permanece abierta a todo aquel que quiera apuntarse.
Con ocasi¨®n de esta traves¨ªa, la Consejer¨ªa de Medio Ambiente ha editado un libro -coordinado por Domingo Pliego- a modo de gu¨ªa cultural que "refuerce a¨²n m¨¢s el evento", como explica el director general de Promoci¨®n y Disciplina Ambiental de dicha Consejer¨ªa, Antonio Lucio. "Giner y sus compa?eros de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza son los padres de la educaci¨®n ambiental en Espa?a. La excursi¨®n de 1883 tiene un gran significado, porque es la primera que tiene un sentido pedag¨®gico y naturista", cuenta.
Entre los alumnos que secundaron a Giner de los R¨ªos, unos cuantos nombres que dieron que hablar: Juli¨¢n Besteiro, presidente de las Cortes Constituyentes de la II Rep¨²blica y figura prominente en los albores del socialismo espa?ol; Jos¨¦ Mar¨ªa Garay, que lleg¨® a ser alcalde de Madrid, y Eduardo y Alejandro Chao, sobrinos del entonces ministro de Fomento.
Tal vez ajenos a ello, gestaban un movimiento de preservaci¨®n de la sierra que se dio en llamar guadarramismo. Adem¨¢s de su importante valor cient¨ªfico, la se?a de identidad del guadarramismo ha sido siempre su estrecho v¨ªnculo con el mundo de la cultura y el arte. Desde entonces, cuenta Antonio Lucio, "Guadarrama es sin¨®nimo de ilustraci¨®n en Espa?a".
En 1883, las excursiones distaban mucho de ser los amables paseos que ahora son. El libro sobre la Marcha Giner desvela que las palizas que recibieron los chavales -cuyas edades rondaban los 12 y 13 a?os- fueron considerables: "Las excursiones de la ILE eran austeras y duras, de una disciplina espartana, siendo habituales las excursiones de larga duraci¨®n, con jornadas no inferiores a los 30 kil¨®metros".
El trabajo que deb¨ªan realizar los alumnos no era menos exhaustivo: "Los participantes llevaban sus propios cuadernos de notas, a modo de diarios, en los que recog¨ªan los datos de la excursi¨®n y sus impresiones personales", cuenta el dossier de la Marcha Giner.
Entonces, la marcha parti¨® de Villalba, por ser la estaci¨®n de tren m¨¢s cercana a la sierra, "en condiciones verdaderamente espartanas". La ausencia de carreteras y caminos en buen estado hizo que deambulasen perdidos buena parte del recorrido.
Desde la estaci¨®n de Villalba, Giner de los R¨ªos y su grupo de 14 personas ascendieron al puerto de Navacerrada para, despu¨¦s, subir a las Guarramillas, descender a El Paular y pernoctar en la Casa de la Horca.
Al d¨ªa siguiente visitaron el Monasterio de Santa Mar¨ªa de El Paular y, finalmente, subieron al puerto de El Revent¨®n para llegar a la Granja de San Ildefonso.
La marcha de este a?o discurrir¨¢ a grandes rasgos por los mismos lugares que la originaria.
En esta ocasi¨®n, los organizadores conf¨ªan en repetir la experiencia del a?o pasado, y para ello han introducido unas cuantas novedades. Una de ellas ser¨¢ el punto de partida de la expedici¨®n, que en lugar de Villalba comenzar¨¢ en Cercedilla.
Los 2.000 ejemplares del libro ser¨¢n distribuidos por la Consejer¨ªa de Medio Ambiente. La gu¨ªa plasma todo lo acontecido en la marcha del pasado a?o y propone una comparaci¨®n hist¨®rica con la senda de 1883. Adem¨¢s, se ha completado con una breve rese?a de los or¨ªgenes de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, una buena cartograf¨ªa y los dibujos del propio autor.
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