Intervenir en Liberia
Washington asegura que presiona para detener la guerra civil en Liberia, pero sigue sin enviar tropas al ensangrentado pa¨ªs de la costa occidental africana. Los avances rebeldes sobre la capital est¨¢n dejando centenares de muertos, y la Agencia de la ONU para los Refugiados describe una situaci¨®n dantesca en Monrovia, donde al menos otro millar de civiles cay¨® el mes pasado en el fuego cruzado entre los asaltantes y las hordas del presidente Charles Taylor, un d¨¦spota qu¨ªmicamente puro cuyo exilio previo exige EE UU.
El Pent¨¢gono tiene a 4.500 hombres camino del Mediterr¨¢neo, y Nigeria otro millar listo como vanguardia de una fuerza regional de pacificaci¨®n. Pese a los renovados llamamientos de la ONU para detener las matanzas y a que los liberianos suplican el env¨ªo de tropas extranjeras -con gestos tan elocuentes como el amontonamiento de cad¨¢veres ante la Embajada estadounidense-, nadie quiere intervenir si antes las facciones enemigas no detienen sus feroces combates.
EE UU se resiste a enviar tropas a lugares tan ca¨®ticos si sus intereses no est¨¢n amenazados. Pero Liberia es un caso de libro para la injerencia de Washington. No s¨®lo por sus lazos emocionales con el pa¨ªs fundado a mediados del siglo XIX por esclavos americanos liberados, sino porque la pesadilla liberiana, asociada en los ¨²ltimos 13 a?os al nombre de Charles Taylor, am¨¦n de ser en s¨ª misma una tragedia que ha diezmado la poblaci¨®n, es un foco exportador de inestabilidad a toda ?frica occidental.
Bush deber¨ªa superar el s¨ªndrome de Somalia y el temor a un nuevo despliegue militar simult¨¢neo al masivo de Irak. Liberia es un pa¨ªs peque?o, proestadounidense y de f¨¢cil acceso, donde un contingente reducido y con autoridad suficiente puede evitar el riesgo de desintegraci¨®n y restablecer en poco tiempo un principio de orden, a la manera de los brit¨¢nicos en Sierra Leona o los franceses en Costa de Marfil. Esperar al exilio del acosado Taylor es un argumento especialmente oportunista cuando el genocida liberiano est¨¢ en el punto de mira del tribunal que juzga los cr¨ªmenes de guerra en Sierra Leona.
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