El imparable Kitajima
El japon¨¦s, de 20 a?os, oro y r¨¦cord mundial de los 200 braza
La l¨ªnea roja que marcaba la distancia entre el r¨¦cord mundial y la trayectoria de Kosure Kitajima en la televisi¨®n pareci¨® alejarse en los ¨²ltimos metros. Pero fue s¨®lo un efecto visual. El nadador japon¨¦s gan¨® la final de los 200 braza y, aunque por una sola d¨¦cima, tambi¨¦n mejor¨® la mejor marca mundial.
Fue la coronaci¨®n de Kitajima, que no tiene rival en esta modalidad. Su victoria en los 200 metros fue tan incuestionable como la que obtuvo en los 100 metros s¨®lo unos d¨ªas antes, en los que tambi¨¦n rebaj¨® el r¨¦cord mundial. "Estoy contento y orgulloso por lo que he hecho", coment¨® en japon¨¦s, el ¨²nico idioma que habla. "Oro y r¨¦cord. Eso es lo que me incentiva a seguir as¨ª. Pero mi objetivo es bajar de los 2m 08s y lo har¨¦ en Atenas". Un mal augurio para el brit¨¢nico Ian Edmond, segundo clasificado, y para el estadounidense Brendan Hansen, campe¨®n en Fukuoka 2001, que debi¨® conformarse con el bronce.
Kitajima fij¨® el nuevo r¨¦cord en 2 m 9,42 s. Fue el final de un pulso que manten¨ªa con Dimitri Komorrikov desde el pasado mes de junio, cuando el ruso le arrebat¨® la plusmarca mundial de la distancia, que el japon¨¦s manten¨ªa hasta entonces desde octubre de 2002. Desde que Kitajima se qued¨® fuera del podio en Sydney, los retos se han convertido en algo habitual para ¨¦l. El ¨²ltimo lo lanz¨® tras concluir las semifinales de 200 metros, el mi¨¦rcoles, en las que estuvo en tiempo de r¨¦cord hasta que pareci¨® frenarse. "Lo he reservado para la final", argument¨®.
En realidad, desde que empez¨® a nadar en el colegio a los 10 a?os, Kitajima siempre tuvo la garra y la competitividad que ahora le caracteriza. "Eleg¨ª la braza porque me gustaba y porque ganaba a todos mis compa?eros", comenta Kitajima. Desde entonces su progresi¨®n ha sido imparable. Fue bronce en 100 m braza en Fukuoka 2001; oro en 100, 200 y relevos en los Juegos Asi¨¢ticos 2002, cuando bati¨® un r¨¦cord mundial que permanec¨ªa ileso desde 1992. Fue su primer aviso serio.
El nadador japon¨¦s estudia Educaci¨®n F¨ªsica en Tokio y es un loco de la velocidad. Pero sigue teniendo grabadas en su cabeza tres frases que marcan su carrera: aprender toda la vida, hacer deporte toda la vida, estudiar toda la vida. Estas premisas le dirigen. Y mientras su mente sigue fijada en romper r¨¦cords, Kitajima se convierte en la estrella de un pa¨ªs donde la nataci¨®n no es de los deportes m¨¢s seguidos. Pero las audiencias de televisi¨®n fueron escandalosas cuando gan¨® los 100 metros y rompi¨® el r¨¦cord mundial. En Jap¨®n eran las dos de la madrugada, pero la transmisi¨®n obtuvo un share del 6,9%. Ocho millones de telespectadores, con una punta de 13 millones, le vieron.
Jap¨®n posee 15 medallas de oro en Juegos Ol¨ªmpicos, la ¨²ltima, Iwasaki en Barcelona 92, precisamente en los 200 braza. Pero los de Kitajima son los primeros del pa¨ªs nip¨®n en unos Mundiales. Por otra parte, el nuevo fen¨®meno se ha convertido en uno de los tres japoneses con hitos mundiales. Los otros son Sadaharu Oh, retirado en 1980 tras lograr 868 home runs en B¨¦isbol, y el patinador de velocidad Hiroyasu Shimizu, oro en los Juegos de Nagano en 1998, que recorri¨® los 500 metros en 35,39 segundos (a 50,86 km/h). Barcelona ha situado a Kitajima en la leyenda.
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