Aceler¨®n de oro
Nina Jivanevskaia, la peor en la salida, logra el triunfo de una espa?ola en una gran competici¨®n mundial de nataci¨®n
Con una salida tan corta como su nombre, Nina, y un estir¨®n tan largo como su apellido, Jivanevskaia le dio a Espa?a la primera medalla de oro en los Campeonatos del Mundo. Su gesta le da una nueva dimensi¨®n a la nataci¨®n espa?ola. Ninguna espa?ola hab¨ªa obtenido una medalla de oro en un acontecimiento de rango m¨¢ximo, sea Mundiales o Juegos Ol¨ªmpicos, y s¨®lo un hombre, Mart¨ªn L¨®pez Zubero, retirado hace ya seis a?os, puede vanagloriarse de un logro semejante. A¨²n m¨¢s, la marca de Nina ayer en el Palau Sant Jordi, 28,48 segundos, es r¨¦cord de Espa?a, por supuesto, y la segunda mejor marca de todos los tiempos en los 50 espalda, s¨®lo superada por la alemana Sandra Volker, poseedora del r¨¦cord del mundo desde hace tres a?os con 28,25 segundos, y ayer quinta.
Observando la carrera a vuela pluma, la clave fue la antol¨®gica remontada que efectu¨® Nina, que en los primeros quince metros iba la ¨²ltima, emparejada con la francesa de 16 a?os Manadou. Pero ella y todos los cicutas coincidieron en que no, en que la miga de la cuesti¨®n estrib¨® precisamente en la mejora de su salida respecto a lo habitual. Y es que Nina, nacida hace 26 a?os en Mosc¨² pero nacionalizada en 1999, responde perfectamente al estereotipo espa?ol de otras ¨¦pocas. Su cuerpo es menudo. Y eso en la nataci¨®n, como en muchos deportes, supone una desventaja important¨ªsima. M¨¢s a¨²n en pruebas cortas y de velocidad como es el caso de los 50 espalda. Mide 1,66 y pesa 56 kilos, entre 16 y 11 cent¨ªmetros y kilos menos que sus rivales de ayer: la checa Ilona Hlavackova, que iba por su derecha, en la calle cinco, la alemana Volker, a su izquierda, por la tres, y as¨ª todas. Faltaba la estadounidense Nathalie Coughlin, la gran derrotada de estos Campeonatos, enferma,que ni siquiera pudo meterse en unas semifinales en las que Nina marc¨® el mejor tiempo con 28,52s y se gan¨® el derecho a nadar la final por la mejor calle, la cuatro.
En los 15 primeros metros, Nina hab¨ªa perdido entre tres y seis d¨¦cimas respecto a las mejores, Hlavackova, la japonesa Inada, la canadiense Carroll. La desventaja era perceptible pero los da?os en su estrategia se hab¨ªan reducido al m¨ªnimo. No hab¨ªa ocurrido como en la prueba de los 100, el martes, en la que tanta agua hab¨ªa cedido de inicio que acab¨® con la miel en los labios, relegada al cuarto puesto. No acus¨® el golpe psicol¨®gico. Para ello hab¨ªa afinado el trabajo hasta lo infinitesimal. Se hab¨ªa pasado meses adquiriendo potencia y levantando pesas en el gimnasio, hasta 170 kilos con sus pies, un 36 frente al 41 que calza, por ejemplo, Volker. Para ello se hab¨ªa esmerado en retocar su trayectoria en el impulso inicial. Auspiciada por el director t¨¦cnico, Carles Subirana, que hab¨ªa observado que Nina se arqueaba demasiado de salida y se hund¨ªa tambi¨¦n en exceso. Nina tom¨® nota para que no se repitiera el waterloo de los 100. Y corrigi¨® levemente la forma de nadar, un pel¨ªn ladeada hacia la derecha. Ello le sobrecargaba el hombro. Ayer mantuvo su cuerpo m¨¢s recto. Corregidos sus puntos d¨¦biles, era cuesti¨®n de aprovechar a fondo los fuertes. Y vaya si lo hizo. Al paso de los 25 metros, era todav¨ªa s¨¦ptima, pero las diferencias eran nimias. Y en el aceler¨®n final no hay hoy por hoy quien pueda con ella. Una por una fue rebas¨¢ndolas a todas, a Hlavackova, a Inada, a Carroll, a Volker... camino de la gloria, del primer oro de ley de una espa?ola en la historia de la nataci¨®n.
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