"La poes¨ªa da miedo a los adultos por su carga de verdad"
Cuando Paulo Lins (R¨ªo de Janeiro, 1958) escribi¨® su novela Ciudad de Dios, Cidade de Deus en portugu¨¦s, que lleva el nombre de una de las favelas m¨¢s conflictivas de R¨ªo, en la que ¨¦l vivi¨® con su familia de los 7 a los 32 a?os, nunca pudo imaginar la repercusi¨®n que aquellas cuatrocientas y pico de p¨¢ginas iban a tener en el mundo, ni que inspirar¨ªa una de las pel¨ªculas brasile?as de mayor impacto de los ¨²ltimos tiempos.
La novela que narra el infierno de las favelas dominadas por el poder de los narcotraficantes aparece ahora en Espa?a publicada por Tusquets y tiene una caracter¨ªstica literaria que se impone al lector desde las primeras p¨¢ginas: posee una gran carga po¨¦tica. Y ¨¦sa fue la primera pregunta de esta entrevista que Lins concedi¨® en su modesto piso de paredes blancas, alquilado, en una zona de R¨ªo que el escritor prefiere que no se nombre, al estar amenazado de muerte por los narcos. Con la sencillez y simpat¨ªa que le caracteriza, el novelista negro recibi¨® al periodista en pantal¨®n corto, sin camisa y descalzo mientras beb¨ªa una taza de t¨¦.
"Desde que escrib¨ª la novela hasta hoy, la realidad ha empeorado mucho"
"Las ¨¦lites de este pa¨ªs, prepotentes y ego¨ªstas, comienzan a tener miedo y eso es positivo"
PREGUNTA. Su novela, basada tambi¨¦n en los datos de una investigaci¨®n universitaria sobre Ciudad de Dios, narra la infernal y tr¨¢gica experiencia de una favela dominada por el poder de los narcotraficantes y el abandono del Estado. ?C¨®mo se explica que, al mismo tiempo, la obra est¨¦ impregnada de poes¨ªa?
RESPUESTA. Precisamente por ello. Cuando tuve conciencia de que estaba narrando una tragedia de tales dimensiones como lo es la vida en la favela Ciudad de Dios, pens¨¦ que si no le pon¨ªa una gran carga de poes¨ªa nadie iba a ser capaz de leer tanto horror. Y adem¨¢s, como usted sabe, yo comenc¨¦ a escribir poes¨ªa con mi libro Sobre o sol (1986). Hac¨ªa poes¨ªas antes de saber escribir. Yo las pensaba y mi madre las escrib¨ªa. Y me gustaba tanto que cuando no quer¨ªa hacer algo que mi madre me ped¨ªa, ella me amenazaba diciendo: "Entonces hoy no escribimos poes¨ªas".
P. ?Qu¨¦ es para usted la poes¨ªa?
R. Es la verdad. El poeta brasile?o, Paulo Leminski, que muri¨® prematuramente a los 40 a?os y que era una de las grandes promesas de la literatura de este pa¨ªs, me dijo una vez, con poco m¨¢s de 20 a?os, algo que nunca olvid¨¦. Me dijo que a la verdadera poes¨ªa nadie la puede argumentar porque entra?a siempre una verdad y que la poes¨ªa que se cuestiona no es poes¨ªa. Por eso, la poes¨ªa da miedo a los adultos, porque nos interpela con su carga de verdad. S¨®lo a los ni?os no les da miedo la poes¨ªa.
P. ?Cu¨¢ndo tom¨® conciencia de que su novela Ciudad de Dios pod¨ªa acabar siendo una revelaci¨®n mundial?
R. Empec¨¦ a imaginar que hab¨ªa escrito algo que ni yo mismo pod¨ªa apreciar su alcance cuando despu¨¦s de haber entregado el manuscrito a la editorial Companhia das Letras, que es una de las editoriales de literatura de mayor prestigio del pa¨ªs, comenzaron a telefonearme desde su director Luiz Swartzs hasta la redactora Eloisa Jhan, para decirme "Paulo, hoy es su ¨²ltimo d¨ªa como ciudadano an¨®nimo". Y decidieron enseguida hacer una tirada doble de la prevista al principio. Y enseguida se desencadenaron los medios de comunicaci¨®n interes¨¢ndose por la novela. Para m¨ª fue una gran sorpresa.
P. Alguien ha dicho que Ciudad de Dios es m¨¢s que una novela, que es tambi¨¦n una denuncia social.
R. Sin duda es tambi¨¦n un libro que cuestiona la pol¨ªtica hecha hasta ahora en Brasil y cuyo resultado fueron las favelas y todo el horror que las rodea. Si hoy en Brasil hay a¨²n hambre, crimen, corrupci¨®n policial, analfabetismo, etc¨¦tera, ello es fruto de la pol¨ªtica nacional e internacional realizada hasta ahora. Basta recordar que este pa¨ªs sufri¨® 300 a?os de colonizaci¨®n, 400 de esclavitud (fue abolida s¨®lo en 1888), 100 a?os de dominaci¨®n estadounidense y dos dictaduras.
P. Hoy, con el nuevo curso del ex metal¨²rgico Lula da Silva en la presidencia, hay quien ve a Brasil como una esperanza, incluso para el resto de Am¨¦rica Latina. ?Usted qu¨¦ opina?
R. S¨ª, en este momento Brasil, con Lula, comienza a presentar una nueva cara. No se trata s¨®lo de un sue?o m¨¢s, sino de una lucha por los derechos ciudadanos para todos y no s¨®lo para un pu?ado de privilegiados. No estamos ante una revoluci¨®n, sino ante un esfuerzo por hacer unas reformas que hagan de Brasil un pa¨ªs m¨¢s justo y moderno. Recuerde, que como suele decir el ministro de Educaci¨®n, Cristovam Buarque, este pa¨ªs a¨²n no ha conquistado para todos los derechos que le pertenecen a un ciudadano. Aqu¨ª un pobre, alguien sin trabajo, es un paria, sin derecho alguno. Mi madre muri¨® joven por falta de asistencia p¨²blica, porque era pobre.
P. ?Cree que va a ser f¨¢cil ese cambio?
R. No lo va a ser, porque la ¨¦lite que hasta ahora ha gozado de privilegios va a luchar para no perderlos, pero es un gran momento de esperanza y de lucha.
P. Desde que usted pudo dejar la favela hasta hoy, ?qu¨¦ ha cambiado de aquel infierno?
R. Ha cambiado mucho, tanto interna como externamente. Ha cambiado para peor. Las favelas, sobre todo las mayores, al crecer y al albergar el poder del narcotr¨¢fico se hicieron m¨¢s violentas y perdieron su antiguo romanticismo de lugar pobre pero de creatividad, donde hab¨ªan nacido la samba y la capoeira y donde habitaban las preciosas mulatas. Ahora la violencia de la favela ha bajado a la ciudad, se enfrenta a las ¨¦lites ricas, paraliza la urbe y est¨¢ mejor armada que la polic¨ªa y que el mismo ej¨¦rcito. Ahora las favelas crean terror y muerte.
P. Si tuviera que reescribir hoy su novela, ?cambiar¨ªa, entonces, alguna cosa?
R. Desde que escrib¨ª la novela hasta hoy la realidad ha empeorado mucho. Si tuviera que reescribirla comenzar¨ªa con la escena de una persona quemada viva con llantas de cami¨®n en llamas. O con un ni?o de 15 a?os descuartizando a una persona viva, algo que acaba de ocurrir hace s¨®lo un mes, o con los cementerios an¨®nimos que se est¨¢n descubriendo.
P. ?Ve alguna salida para esa dolorosa realidad?
R. Lula vio a mi lado la proyecci¨®n de la pel¨ªcula Ciudad de Dios durante la campa?a electoral de la que sali¨® ganador y qued¨® muy afectado. Y me han dicho que despu¨¦s de haber le¨ªdo la novela decidi¨® hacer un cambio radical en la pol¨ªtica de seguridad del pa¨ªs.
P. El Gobierno de Lula ya tiene ese proyecto casi acabado. ?Cree que va a ser suficiente?
R. Si consiguen llevarlo a cabo, s¨ª, porque lo primero es acabar con el hambre. Las familias y los j¨®venes que tienen hambre est¨¢n expuestos a todas las tentaciones de la droga y de la violencia y del dinero f¨¢cil. Despu¨¦s, la educaci¨®n, que debe ser no s¨®lo para los analfabetos, ya que deben ser educadas las ¨¦lites, que en este pa¨ªs son prepotentes, terriblemente ego¨ªstas. Ahora comienzan tambi¨¦n ellas a tener miedo, y eso es positivo.
P. Usted insiste mucho en la educaci¨®n.
R. Es que todos los muchachos que yo he conocido y que acabaron en el crimen y en la droga, lo primero que hab¨ªan hecho era abandonar la escuela. Y es que necesitar¨ªamos de centros educativos totalmente diferentes. La escuela, para que les atraiga, deber¨ªa ser l¨²dica, interesante, creativa, que les ayude a ser hombres, a amar la vida y los valores. Hoy es aburrida y burocr¨¢tica.
P. ?Tiene ya en cartera nuevos proyectos literarios?
R. Acabo de conseguir una beca de la Fundaci¨®n Guggenheim para escribir una nueva novela.
P. ?Ya tiene t¨ªtulo?
R. No. Ni siquiera s¨¦ a¨²n el tema que voy a abordar, aunque creo que va a ser sobre la vida de los negros en Brasil, otra situaci¨®n verdaderamente dram¨¢tica y de discriminaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ supone para usted que su novela se publique en Espa?a?
R. Es el sue?o de todo escritor brasile?o. Ser lanzado en Espa?a es como ser lanzado en el mundo. La lengua espa?ola abraza la mitad del mundo. Quien no habla espa?ol, lo lee, y quien a¨²n no lo lee querr¨ªa leerlo por ser hoy una de las grandes lenguas de la humanidad. Estoy muy feliz.
Sangre infinita en la Ciudad de Dios
LA FAVELA Cidade de Deus, que naci¨® en los a?os sesenta en el barrio de Jacarepagu¨¢ de R¨ªo de Janeiro como una iniciativa internacional de rescate de las familias m¨¢s pobres -de ah¨ª su nombre optimista de Ciudad de Dios- acab¨® convirti¨¦ndose en los a?os ochenta, tras la guerra de cuadrillas de narcotraficantes que en ella se establecieron, en la favela de la que se ha escrito que en ella "la violencia parece ser infinita". Hoy, es m¨¢s bien, la ciudad del infierno. Paulo Lins narra en su obra la historia de aquella favela en la que ¨¦l vivi¨® hasta su edad adulta.
La favela fue creada con familias llevadas all¨ª de otras favelas m¨¢s degradadas con la finalidad de crear un barrio popular digno, con edificios bien construidos. Hoy la novela de Lins y la pel¨ªcula del mismo t¨ªtulo en ella inspirado la han hecho famosa en el mundo. Algunos pa¨ªses ¨¢rabes ya se est¨¢n interesando por la favela y quieren sufragar proyectos sociales. El Gobierno de Lula da Silva ha decidido convertirla en favela piloto con una serie de proyectos de tipo social, cultural y art¨ªstico, que podr¨ªan cambiar su cara. Mientras tanto, los narcos que se hab¨ªan adue?ado de ella han atizado el fuego de sus moradores contra la pel¨ªcula y contra la obra de Lins que lo inspir¨® y consideran toda la publicidad de la favela como negativa y contraproducente y han amenazado de muerte tanto al autor de la novela como a los responsables del filme, que no pueden poner el pie en ella. J. A.
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