Un beso, Pasqual
"Enfilo aquesta agulla amb el fil d'un prop¨°sit que no dic, i em poso a apeda?ar"... ?Ay, maestro Mart¨ª i Pol! Si fuera tan f¨¢cil recoser las heridas, los entuertos, las miserias... Pero las miserias son densas, como el aceite en agua, y flotan en los oasis de la mezquindad, hostiles al deseo de la limpieza, a la natural transparencia de las aguas. Como densas son las mentiras, esas hermanas mayores de la miseria moral, sus aprendices de bruja mala. No creo que este art¨ªculo, ni mil como ¨¦l, enderecen entuertos malsanos, porque el rumor corre m¨¢s veloz que la verdad, y siempre es m¨¢s entretenido. Sin embargo, y a pesar de la fatiga profunda, y muy a pesar de ese calor h¨²medo que encharca las ideas y las env¨ªa a torrarse al sol de Badalona Beach, una piensa que, a veces, tiene sentido escribir. Como si fuera una especie de obligaci¨®n moral con la propia escritura y tambi¨¦n con los lectores, habitantes an¨®nimos y sin embargo cercanos del otro lado del espejo. Como si fuera una obligaci¨®n moral con una misma. As¨ª que "enfilo aquesta agulla" y me pongo a gritar palabras cabreadas, porque la miseria moral me cabrea m¨¢s all¨¢ de la contenci¨®n y la cortes¨ªa. Ya s¨¦ que Pasqual est¨¢ por encima de seg¨²n qu¨¦, y que debe tener el h¨ªgado curtido de aguantar veneno. No en vano hay una aut¨¦ntica cruzada contra ¨¦l en la zona de la meseta que cruza con la intolerancia. Ese punto geogr¨¢fico que no es la geograf¨ªa de todos, pero que algunos convierten en la ¨²nica geograf¨ªa. Pensar¨¢ para sus adentros, si ladran tanto... Ya s¨¦, tambi¨¦n, que no necesita ni estas l¨ªneas ni las de nadie, porque uno se defiende s¨®lo con su altura moral, y este extra?o personaje, a veces dif¨ªcil e imprevisible, muchas veces errante y brillante, es sin embargo una humanidad grande. Perdona, pues, colega, lo innecesario, pero no escribo para ti sino para m¨ª, para sacarme la fealdad que me entr¨® en el alma cuando o¨ª lo que o¨ª.
Por supuesto, hablamos de alcoholismo. Podr¨ªamos hablar, tambi¨¦n, de senectud. Y hasta podr¨ªamos hablar de puro botarate, a tenor de los tres calificativos que han salido por esa boquita de pi?¨®n de Artur Mas al referirse, en los ¨²ltimos tiempos, a Pasqual Maragall. Dicen que ha dicho que se disculpa, un momentillo tonto que tuvo el buen candidato. Lo del delirium tremens no lo quer¨ªa decir. Lo de "arrastrar los pies" y ser un viejete, eso tampoco, se le escap¨® al chico en un exceso de ardor juvenil. ?Es tan joven! Pero que Maragall navega sin sentido, no tiene ideas, es ca¨®tico, iluminado, estrafalario, simple, etc¨¦tera, eso s¨ª que lo dice y lo dicen los suyos, porque lo saben, listos como son, todos con master aplicado de las escuelas de verano de Converg¨¨ncia. Es decir que Artur Mas dice pero no dice lo del alcoholismo, dice pero no dice lo de la vejez y dice y dice lo de la simpleza. Bien. Buen curr¨ªculo ret¨®rico para un aspirante a presidente.
S¨¦ que este pa¨ªs ha desarrollado unas tragaderas extraordinarias para lo sustancial -corruptelas, miserias, cloaquillas-, encantado de entretenerse con aspectos importantes de la vida colectiva... Vean, por ejemplo, qu¨¦ travesura tan linda de los ni?os de Manresa, corriendo al bajar del m¨¢stil a la rojigualda, pero s¨®lo durante unos d¨ªas, hasta que los ri?e la maestra Valdecasas, y los amenaza con expulsarlos de clase, y corren a hacer los deberes, tigrecillos de papel de c¨®mic. La indignaci¨®n colectiva no es que se entretenga con lo est¨¦tico, es que es bastante de pacotilla. Pero aun sabiendo que tenemos el est¨®mago alien¨ªgena del amigo Alf, capaz de tragarse al gato entero, creo que hay algunas p¨®cimas que debemos escupir si no queremos morir envenenados. Es inmoral, sucio, indecente y, desde luego, malvado lanzar el espectro del alcoholismo, como juguete electoral, contra la cabeza de nadie. Hacerlo, adem¨¢s, sobre un pol¨ªtico que ha sufrido en propias carnes el dolor agrio e imposible de una muerte cercana, es a¨²n m¨¢s malvado. Y si encima, detr¨¢s de la ponzo?a, existe el recuerdo de una perversa campa?a de rumores, mentiras y miserias, nunca publicadas pero siempre profusamente publicitadas -las noticias de la cloaca nunca son noticias, pero existen, se propagan, danzan sobre la vida de la gente p¨²blica ahog¨¢ndola e hiri¨¦ndola-, entonces el peque?o patinazo del buenazo de Artur Mas no tiene nada de patinazo. Es la expresi¨®n ¨²ltima de una estrategia de desgaste sucia, falta de toda ¨¦tica y, desde luego, despiadada. Que sea mentira no a?ade grados a la inmoralidad. Generalmente este tipo de miserias siempre nacen de la mentira.
Me dir¨¢n que a Maragall le afecta poco. No s¨¦. Este hombre, si es el hombre que conozco, est¨¢ hecho de huesos y piel, demasiada condici¨®n humana en su condici¨®n humana, y no tiene el pelaje met¨¢lico de los pol¨ªticos profesionales. Por saber sufrir a¨²n, es un hombre que puede sufrir. No me digan que esto no le ha hecho da?o. Da?o pol¨ªtico espero que nada de nada, porque no creo que alguien pueda ganar unas elecciones haciendo de "pinxo de la Barceloneta". Pero ese otro da?o, ese da?o que atraviesa los protectores solares que uno se unta cuando hace pol¨ªtica; ese da?o que habita en las verdades opacas, cuando uno se mira a la vida y se pregunta si vale la pena tanto esfuerzo; ese da?o de da?o innecesario, de voluntad de da?ar, de da?o de recuerdos amados, de memoria herida, de dolor; ese da?o que es el da?o de los dardos sin moral, cuando atraviesan las paredes del alma, ese da?o es da?o. Y el hombre que yo conozco, y que se llama Pasqual, es vulnerable a ese da?o.
No llamar¨¦ a las barricadas electorales, como lo hizo Manuela, emotivamente. Pero pido un bozal p¨²blico para la ret¨®rica de la maldad. No todo vale en el todo vale de la pol¨ªtica.
Feliz verano. Y a ti, Pasqual, un beso con vocaci¨®n de abrazo.
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