El sue?o hetero
LA COMPRA DE REVISTAS de esta semana se desglosa como sigue: ochocientos gramos del Marie-Claire, que regala las chanclas de madera; un quilo dos cientos del Elle, que regala el pareo y la crema hidratante, y quinientos gramos del Hola, del Reader's Digest y del A.R., que no regalan nada. Mis amigas de ambos sexos y yo solemos comprar el A.R., la revista de Ana Rosa Quintana, porque dedica una p¨¢gina entera a los dichos y a las frases c¨¦lebres. No queremos que nos ocurra como al concursante Dinio cuando va a Salsa Rosa. El otro d¨ªa le ech¨® en cara a la concursante Yola: "Que sepas que el libro que me regalaste, con esas poes¨ªas tan raras, me dio miedo. ?Esas poes¨ªas daban miedo!". Y la concursante Yola le respondi¨®: "No eran poes¨ªas. Eran refranes". Es terrible el caos que un refr¨¢n le¨ªdo en clave po¨¦tica puede causar en la cabeza de un Dinio: "A caballo regalado... no le mires el dentado...", o "En casa del herrero... cuchillo de palo...".
Mis amigas y yo so?amos con tener una secci¨®n en A.R. Se llamar¨ªa: Nosotras. El primer art¨ªculo ya est¨¢ escrito, y s¨®lo falta que Ana Rosa nos d¨¦ el s¨ª. En ¨¦l explicamos lo de que el chocolate es un sustitutivo del sexo y lo de que a partir de los cuarenta a?os somos invisibles. La primera frase es ¨¦sta: "?Qu¨¦ tal si aprovechas lo que es el verano para mimarte y recargar lo que ser¨ªan las pilas?". Aunque, claro, tambi¨¦n nos gustar¨ªa colaborar en el Elle, y tambi¨¦n tenemos pensada la secci¨®n. Se llamar¨ªa Nosotras (pero la gracia es que la a ser¨ªa una arroba: Nosotr@s). El primer art¨ªculo tambi¨¦n est¨¢ escrito. En ¨¦l decimos basta a la tiran¨ªa de la talla 36 y que la cantante Cristina del Valle irradia serenidad. Bueno, y adem¨¢s hacemos propaganda encubierta de nuestra ONG, Ge¨®grafos sin Fronteras. La primera frase (reescrita mil veces) dice: "Tengo yo la neurona desgastada y, en cambio, Ana Bel¨¦n es una mujer con la cabeza muy bien amueblada". ?Cuela?
Colaborar en el Hola tambi¨¦n nos volver¨ªa locas, aunque la columna ser¨ªa algo distinta. Se llamar¨ªa Filosofando entre pucheros, y en ella explicar¨ªamos a qu¨¦ corriente filos¨®fica pertenecen los trucos y consejos que dan en las p¨¢ginas de cocina. Es que una de mis amigas, pensadora, se ha dado cuenta de que cada semana, en la secci¨®n gastron¨®mica, homenajean a un fil¨®sofo distinto. Mi amiga ha descubierto que en la ¨²ltima intentan perturbar a los positivistas l¨®gicos. Se ve que, aparentemente, se dirigen a los hombres que hacen la cena, pero, en realidad, le mandan mensajes cifrados a Bertrand Russell para que, all¨ª donde est¨¦, le explote la cabeza. "En el momento de elegir el men¨²"; escriben, "caben dos posibilidades: hacerlo usted mismo o encargarlo, pero ya que hoy ha decidido cocinar usted, la segunda posibilidad no la tenga ni en cuenta". Que es lo mismo que decirle a tu novio: "Cari: hoy me acuesto contigo", para, despu¨¦s, a?adir: "En el momento de pensar en la postura amatoria que ejecutaremos hoy, caben dos posibilidades: que me acueste contigo o que me acueste con Mark Vanderloo. Pero ya que he decidido acostarme contigo, la posibilidad de Mark Vanderloo no la tengo ni en cuenta".
Y en el Reader's Digest no s¨®lo nos encantar¨ªa colaborar, sino que, con suerte, pronto lo haremos. Resulta que, si les env¨ªas una an¨¦cdota ver¨ªdica, y la publican, te pagan 90 euros. As¨ª que ahora mismo nos ponemos a fusilar la Enciclopedia de las curiosidades, escrita por Gregorio Doval en 1957. De aqu¨ª sacaremos m¨¢s an¨¦cdotas que un invitado del programa de Manel Fuentes. Empezaremos por el cap¨ªtulo de Muertes singulares y seguiremos con el de Grandes amantes y el de Genios y genialidades. Adaptaremos un poco el texto, eso s¨ª. Donde ponga Cleopatra escribiremos Jessica, y donde dijeron Churchill diremos Diego. Aunque lo mejor del Reader's Digest es la secci¨®n Enriquece tu vocabulario, que escribe V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, miembro de la Real Academia. Don V¨ªctor te pone una serie de palabras con tres definiciones, para que adivines cu¨¢l es la correcta. Son palabras como "improperio", "marasmo" o "contumacia". Palabras, en definitiva, con las que un escritor de los buenos se inspirar¨ªa para escribir el cuento del hombre que contrata a la prostituta y le pide que diga todo el rato: "Contumacia", porque se excita con el diccionario. Pues, entre las palabras est¨¢ "promiscuidad". Y la definici¨®n correcta es: "Convivencia desordenada de personas de distinto sexo". Eso significa que los gays no son promiscuos (entre ellos). ?Qu¨¦ conflicto! Precisamente, los amigos de la revista Zero se quejaban el otro d¨ªa -con raz¨®n- de la homofobia del programa El diario de Patricia, donde "los guionistas se lucen con preguntas del tipo: 'Por qu¨¦ los gays son tan promiscuos?". ?Deber¨ªamos pedir una secci¨®n en Zero que se llamase Una hetero en Zero, para poder criticar a Patricia, la del diario? ?Deber¨ªamos pedir una secci¨®n que se llamase Zero patatero para poder alabar la lucha de la gran Patricia por la igualdad? ?Y si pedimos las dos? En una la criticar¨ªamos y en otra la pelotear¨ªamos. Es nuestro sue?o.
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