Eficaces secundarios
Los espa?oles han brillado en todos los terrenos y Zubeldia se asienta como futuro pretendiente
Hay pel¨ªculas que se recuerdan por Sterling Hayden, por Sydney Greenstreet o por Manuel Aleixandre. En ellas, los cr¨ªticos destacan el eficaz trabajo de los actores secundarios en la creaci¨®n de caracteres, de climas, de escenarios para el triunfo y el brillo de la estrella principal. Algo as¨ª han hecho los espa?oles en el Tour del Centenario. Detr¨¢s del desgraciado Joseba Beloki, quien por un momento so?¨® con derrotar a Armstrong, antes de caerse, una nueva ola de ciclistas espa?oles, liderada por las dos figuras del Euskaltel, Haimar Zubeldia e Iban Mayo, han entrado en tromba en la ronda francesa. La componen tambi¨¦n los m¨¢s veteranos Sastre y Manceboy los reci¨¦n llegados Flecha y Lastras, capaces de ganar una etapa en el Tour de su debut. Llegaron al Tour y por un momento, el d¨ªa de la ascensi¨®n de Alpe d'Huez, parecieron capaces de hacer bascular la ronda, de convertir el Tour del Centenario en el de la renovaci¨®n generacional. Despu¨¦s, en los duros Pirineos, volvi¨® cada uno a su espacio vital. Y uno de ellos, Zubeldia, a la convicci¨®n mental de que el Tour puede estar a su alcance.
Salieron en el Tour 43 espa?oles, m¨¢s que de ning¨²n otro pa¨ªs, m¨¢s que nunca, y en todas partes, en todas las etapas, destac¨® alguno, aunque al final ayer s¨®lo uno subi¨® al podio, Sastre, del CSC, que gan¨® la general por equipos.
La "pareja terrible" Zubeldia-Mayo dispar¨® tanto las expectativas en los Alpes que sus quinto y sexto puestos en la general, tras una h¨²meda y prudente contrarreloj de Nantes, suenan a decepci¨®n. Temores t¨¢cticos de su director, el seguro Gorospe, que siempre teme que el cielo se derrumbe sobre su cabeza, y ciertas desavenencias internas les frenaron el d¨ªa clave, el de la crisis de Vinokurov, el del descenso del Tourmalet -"no te caigas; sobre todo, no te caigas", le gritaba Gorospe a Zubeldia-, el de la ascensi¨®n de Luz Ardiden a rueda de Ullrich, el del sprint al alem¨¢n para dejarle sin bonificaci¨®n, y perdieron quiz¨¢s un puesto en el podio. "Pero, de todas maneras, creo que m¨¢s importante que esa etapa fueron los m¨¢s de tres minutos que perdimos con el US Postal en la contrarreloj por equipos", dice Zubeldia, para el que este su tercer Tour, ha sido el de confirmaci¨®n, de convicci¨®n. "Me ha cambiado, sobre todo, la cabeza", dice el guipuzcoano, eficaz en monta?a y en contrarreloj. "Ya s¨¦ a lo que puedo aspirar. He terminado a siete minutos de Armstrong, una diferencia con la que antes no pod¨ªa ni so?ar". Zubeldia es un hombre Tour, de 26 a?os, que espera al ocaso de Armstrong para dar el salto. "He madurado y tambi¨¦n el equipo conmigo, que ya puede pensar en metas m¨¢s altas, que ya puede aguantar la presi¨®n".
Iban Mayo cuida su imagen rebelde de James Dean del pelot¨®n. Es un solitario para el que el mundo, el pelot¨®n, el Tour, es terreno de conquista inmediata, sin sentimentalismos, sin d¨ªas siguientes. Es el ciclista m¨¢s deseado por varios equipos, dispuestos a perder el alma por un corredor espectacular, que ataca y ataca sin pensar en las consecuencias. Su cohabitaci¨®n con Zubeldia parece complicada, dado el car¨¢cter tan diferente de uno y otro, y el nivel de sus ambiciones y de sus peticiones. Mayo siempre ha cobrado menos que Zubeldia en el equipo. Y Mayo no olvida. Las condiciones que exige para renovar -la inclusi¨®n de su manager Sabino Angoitia en el staff t¨¦cnico del equipo que le quiera- son m¨¢s una declaraci¨®n de despedida.
La gran sorpresa para los espa?oles puede haber sido la mayor¨ªa de edad de unos corredores que se han convertido en cazadores de etapa, en posibles clasic¨®manos, en ganadores dignos de la escuela italiana. "Lo que me faltaba por ver", dec¨ªa un periodista italiano viendo a Flecha. "Un espa?ol venciendo destacado tras un ataque en los ¨²ltimos kil¨®metros de una etapa llana". Flecha, que sigui¨® tensando in¨²tilmente su arco, y Lastras, que entr¨® en otro selecto club, el de los que han ganado etapas en la Vuelta, el Giro y el Tour, representan un nuevo estilo y forma de pensar, un nuevo atrevimiento, el que gui¨® a Freire a dos campeonatos del mundo, a Igor Astarloa a la Flecha Valona...
Y debajo de ellos, la base, la cantidad de corredores espa?oles a quienes buscan los grandes equipos del mundo para tareas de apoyo. El gregario espa?ol es el m¨¢s valorado del mundo. Pero en Espa?a, desaparecen los equipos.
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