Salvar nuestras sociedades
El debate p¨²blico suscitado en los ¨²ltimos tiempos en los foros sociales ha subrayado la preocupaci¨®n por que los efectos de la globalizaci¨®n provoquen una carrera hacia atr¨¢s en las condiciones de trabajo en todo el mundo, debido al menor desarrollo de las organizaciones de trabajadores y legislaciones laborales en la mayor¨ªa de los pa¨ªses en desarrollo, as¨ª como la utilizaci¨®n de unos est¨¢ndares menores de calidad en el trabajo, como ventaja competitiva en el mercado internacional.
Este problema me parece especialmente preocupante, no s¨®lo porque amenaza los avances en materia laboral del ¨²ltimo siglo en el mundo desarrollado, sino tambi¨¦n porque la asunci¨®n de esta caracter¨ªstica estructural como ventaja competitiva por parte de pa¨ªses en desarrollo limita seriamente sus propias posibilidades de crecimiento, ya que impide la creaci¨®n de mercados internos estructurados y con capacidad adquisitiva.
La amenaza que representa esta forma de hacer pol¨ªtica econ¨®mica, tanto para nosotros como para ellos mismos, merece una respuesta por parte de nuestras organizaciones supranacionales (UE o Nafta), para introducir, en la medida de lo posible, consideraciones ¨¦ticas en los mercados, y crear una pol¨ªtica econ¨®mica alternativa a la aquiescencia neoliberal predominante, que nos lleva con entusiasmo suicida hacia la destrucci¨®n de la base de nuestra riqueza y de nuestro modelo de desarrollo.
Salvar nuestras sociedades del caos del libre mercado, requiere, m¨¢s que nunca, una alternativa moderna e innovadora a las anquilosadas pol¨ªticas econ¨®micas de democristianos europeos y republicanos norteamericanos, as¨ª como una postura m¨¢s reivindicativa del socialismo democr¨¢tico, sin caer en las concesiones de la "tercera v¨ªa" (o de las que vengan).
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