Nixon dio la orden en Watergate
Un ex asesor revela que el presidente pidi¨® que se espiara a los dem¨®cratas
En el verano de 1972, las p¨¢ginas de informaci¨®n local de The Washington Post relataban como noticia menor el asalto a un apartamento del complejo Watergate. El incidente era m¨¢s llamativo por la torpeza c¨®mica de los ladrones que por la identidad del propietario del lugar asaltado: Larry O'Brien, presidente del Partido Dem¨®crata. Esa columna de informaci¨®n acab¨® convirti¨¦ndose en el inicio del mayor esc¨¢ndalo pol¨ªtico de la historia de EE UU, el ¨²nico que ha culminado en la dimisi¨®n de un presidente.
Richard Nixon se march¨® de la Casa Blanca para evitar un proceso de impeachment en el que habr¨ªa terminado destituido. Se le acusaba "s¨®lo" de haber maniobrado para cubrir la implicaci¨®n de sus colaboradores m¨¢s cercanos en el asalto a las oficinas del Partido Dem¨®crata. Ahora, 30 a?os despu¨¦s, se produce un giro hist¨®rico con una nueva revelaci¨®n: uno de los asesores pol¨ªticos del presidente asegura que fue Nixon quien dio personalmente la orden de asaltar ese despacho para colocar un micr¨®fono en el tel¨¦fono de su rival pol¨ªtico.
La investigaci¨®n se centr¨® en las artima?as para tapar el esc¨¢ndalo m¨¢s que en la implicaci¨®n directa de Nixon
El testimonio de Jeb Stuart Magruder, uno de los pocos protagonistas vivos de aquel episodio, proporciona una respuesta apasionante a la pregunta que formul¨® el senador Howard Baker en el Comit¨¦ de Investigaci¨®n del caso Watergate: "?Qu¨¦ sab¨ªa el presidente y cu¨¢ndo lo sab¨ªa?". Seg¨²n Magruder, lo sab¨ªa todo, lo sab¨ªa desde el principio. Lo orden¨® ¨¦l.
Jeb Stuart Magruder, estratega pol¨ªtico de Nixon en su campa?a para la reelecci¨®n en 1972, cambi¨® de vida despu¨¦s de pasar siete meses en la c¨¢rcel por su implicaci¨®n en el esc¨¢ndalo Watergate. Se march¨® de la capital, abandon¨® la pol¨ªtica y se hizo pastor presbiteriano con capacidad para guardar silencio durante 30 a?os. Cuando le preguntan por qu¨¦ ha decidido contar ahora su versi¨®n de la historia, Magruder proporciona dos razones. Por un lado, dice que casi muri¨® hace unos meses por una fisura en una v¨¢lvula de su coraz¨®n que le ha ayudado "a contemplar ciertas cosas con perspectiva". Al mismo tiempo, da una explicaci¨®n simple a sus tres d¨¦cadas de silencio: "Nadie me lo pregunt¨®", dice Magruder cuando ahora revela que fue Nixon el ide¨®logo del asalto. En eso puede tener raz¨®n, dado que la investigaci¨®n se centr¨® m¨¢s en las artima?as para cubrir el esc¨¢ndalo que en la b¨²squeda de una implicaci¨®n directa de Nixon. Otros historiadores ponen en duda esta versi¨®n y ven incoherencias en el testimonio de Magruder, a quien consideran turbio y enrevesado.
La nueva vertiente del caso Watergate est¨¢ contenida en un documental producido por la cadena p¨²blica PBS y el diario de Washington. Watergate m¨¢s 30: sombras de la historia se emite el mi¨¦rcoles y contiene el testimonio de todos los actores del drama que todav¨ªa viven, incluidos los cronistas Bob Woodward y Carl Bernstein.
Magruder cuenta que el 30 de marzo de 1972 mantuvo una conversaci¨®n esencial con John Mitchel, el fiscal general que dirig¨ªa la campa?a para la reelecci¨®n de Nixon. Hablaron sobre la idea de asaltar el despacho del Partido Dem¨®crata para espiar a O'Brien y esbozaron un plan con G. Gordon Liddy, un antiguo agente del FBI que se encargar¨ªa de reclutar a un grupo de atracadores de poca monta. Decidieron consultar la trama con H. R. Halderman, jefe de Gabinete de Nixon en la Casa Blanca, para que fuera ¨¦l quien decidiera "si realmente era necesario hacerlo". Halderman respondi¨® que s¨ª, pero los dos interlocutores escucharon de repente una voz conocida en una l¨ªnea adicional del tel¨¦fono. Richard Nixon, cuya voz era extremadamente particular, se hab¨ªa sumado a la conversaci¨®n.
Nixon dijo: "John, tenemos que conseguir informaci¨®n sobre Larry O'Brien, y la ¨²nica manera de conseguirlo es con el plan de Liddy. Hay que hacerlo". Cuando Nixon colg¨®, Mitchell le dijo a Magruder: "Dale 250.000 d¨®lares a Liddy y a ver qu¨¦ pasa".
S¨®lo una persona puede aclarar si lo que cuenta Magruder es lo que realmente pas¨®: Garganta Profunda, la fuente informativa mejor guardada de la historia del periodismo.
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