Lujo y esc¨¢ndalo en la apertura de Salzburgo
Bronca generalizada al equipo esc¨¦nico de 'El rapto en el serrallo' y ¨¦xito del 'R¨¦quiem' de Berlioz
El Festival de Salzburgo inici¨® el pasado s¨¢bado su edici¨®n de 2003. Fue una inauguraci¨®n extra?a, con un concierto sinf¨®nico-coral a las cinco de la tarde de una obra tan at¨ªpica aqu¨ª como el R¨¦quiem, opus 5, de Berlioz, con la Filarm¨®nica de Viena dirigida por Valery Gergiev y el tenor mexicano Ram¨®n Vargas. La primera ¨®pera se dej¨® para el domingo. Con ella lleg¨® la atm¨®sfera en sala de las grandes noches -?qu¨¦ se?oras, qu¨¦ lujo de vestuario...!- y... el esc¨¢ndalo. La puesta en escena de Stefan Herheim, director noruego nacido en 1970 y debutante en Salzburgo, fue abucheada sin piedad. Hubo divisi¨®n de opiniones para el director musical Ivor Bolton y condescendencia con el reparto vocal.
El concierto inaugural con el 'R¨¦quiem', de Berlioz, y Valery Gergiev fue espl¨¦ndido
El director del festival, Peter Ruzicka, trata de dar una personalidad propia a su nueva etapa
Se percib¨ªa en el aire un ambiente ligeramente caldeado. Las razones no eran imputables del todo al festival, pero en Salzburgo todo se contagia. El viernes se hab¨ªa realizado una seudoinauguraci¨®n, con una concentraci¨®n de bandas populares de viento. El color folcl¨®rico hab¨ªa inundado la ciudad por los atuendos b¨¢varos de los instrumentistas. A m¨¢s de uno le molest¨® esta atm¨®sfera localista. Tambi¨¦n el viernes se inaugur¨® una escultura del grupo Gelatin titulada El arco del triunfo, frente al Palacio de Festivales, por iniciativa del Rupertinum (la sala de arte contempor¨¢neo que acoge la exposici¨®n de Jean Dubuffet, que viajar¨¢ en noviembre al Guggenheim de Bilbao), con un tema como m¨ªnimo conflictivo: un hombre apoyado en el suelo con las manos y los pies, con el vientre boca arriba y un enorme pene en erecci¨®n lanzando un chorrito de agua que acaba en su boca. Era demasiado para un Salzburgo dispuesto a recibir despu¨¦s al pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra, a Camilla Parker-Bowles y un sinf¨ªn de personalidades de toda ¨ªndole, que concentr¨® a centenares de curiosos junto al teatro.
La polic¨ªa clausur¨® inmediatamente la escultura por pornogr¨¢fica, y los bomberos la empaquetaron r¨¢pidamente con alguna escena callejera de resistencia. Otra muestra que ha irritado especialmente a los sectores art¨ªsticos es la utilizaci¨®n como reclamo publicitario de una exposici¨®n homenaje a Herbert Wernicke, de los dos grandes conos met¨¢licos que part¨ªan de los laterales del escenario en su puesta en escena de Don Carlo, suprimi¨¦ndolos del montaje en su reposici¨®n de este a?o.
Por unas y otras cosas, los ¨¢nimos, en efecto, estaban un poco alterados, y a ello se un¨ªa que en taquilla hab¨ªa localidades para casi todo. El "no hay billetes" se ha puesto ¨²nicamente por ahora en Don Giovanni, Los cuentos de Hoffmann, Sans¨®n y Dalila (con Pl¨¢cido Domingo), el recital de Cecilia Bartoli, el marat¨®n dedicado a Wolf por Thomas Hampson y sus amigos y poco m¨¢s.
El director del festival, Peter Ruzicka, trata de dar una personalidad propia al festival, alejada tanto del estilo que imprimi¨® Gerard Mortier como del de Herbert von Karajan. Esta tercera v¨ªa conciliadora no est¨¢ resultando f¨¢cil. Este a?o hay que destacar bastantes iniciativas de m¨¦rito, desde el proyecto de j¨®venes directores teatrales hasta la experiencia del cuarteto de los helic¨®pteros, de Stockausen, en el aeropuerto, o los di¨¢logos sobre Espect¨¢culo y terror, en los que participan desde Massimo Cacciari hasta Andr¨¦ Glucksmann.
El concierto inaugural con el R¨¦quiem de Berlioz, en el 200? aniversario de su nacimiento, fue espl¨¦ndido. Gergiev sac¨® a la luz con enorme serenidad y madurez lo que el poeta Alfred de Vigny opinaba de esta m¨²sica: "Bella y extra?a, salvaje, convulsiva y dolorosa". Escalofriante el Sanctus del tenor mexicano Ram¨®n Vargas y equilibradas y complejas las prestaciones corales e instrumentales del coro Singverein y la Orquesta Filarm¨®nica de Viena.
La tregua no dur¨® demasiado. La ¨®pera es siempre lo que suscita pasiones encontradas, y esta vez no iba a ser una excepci¨®n, m¨¢s todav¨ªa si el t¨ªtulo para calentar motores era un mozart tan popular como el de El rapto en el serrallo. El reparto vocal no fue para tirar cohetes, pero se desenvolvi¨® con solvencia, especialmente Diana Damrau, como Blonde, y Dietmar Kerschbaum, como Pedrillo. La costarricense Iride Mart¨ªnez se movi¨® con aseada correcci¨®n ausente de desgarramientos en el personaje de Constanza, y Jonas Kaufmann fue un Belmonte en los l¨ªmites de lo aceptable. Es lo m¨ªnimo que se puede pedir si se quiere mantener el "nivel Salzburgo". Ivor Bolton dirigi¨® con cierta sequedad a la orquesta del Mozarteum, pero mantuvo, en cualquier caso, la homogeneidad en el sonido y un concepto definido en la planificaci¨®n.
Debutaba en Salzburgo el noruego Stefan Herheim, sin un excesivo curr¨ªculo l¨ªrico, aunque con varios estrenos a su cargo en la Bienal de M¨²nich. Tiene talento, pero le perdi¨® su necesidad de decir demasiadas cosas el d¨ªa de su consagraci¨®n internacional. De entrada, convirti¨® la sencillez del cuento de Mozart en un complejo ensayo sobre la fidelidad y el amor. Convirti¨® la prosa popular en una reflexi¨®n trascendente, suprimiendo el personaje hablado de Selim y eliminando cualquier alusi¨®n al orientalismo. La incorporaci¨®n a la narraci¨®n de un v¨ªdeo digital realizado por el grupo alem¨¢n fettFilm fue magn¨ªfica, un ejemplo de las posibilidades de enriquecimiento del lenguaje esc¨¦nico de las nuevas tecnolog¨ªas. El aire de comedia musical americana con ribetes n¨®rdicos que imprim¨ªa Herheim para aligerar su an¨¢lisis de los sentimientos se fund¨ªa con la reivindicaci¨®n pl¨¢stica de los objetos cotidianos (planchas, electrodom¨¦sticos) y, sobre todo, con un car¨¢cter universal de la met¨¢fora por medio de las parejas multiplicadas. La abstracci¨®n de la idea se impon¨ªa a la psicolog¨ªa de los personajes. Hay, adem¨¢s, una atracci¨®n visual por la lencer¨ªa, los maniqu¨ªes y los trajes de novia (curiosa esta asociaci¨®n con Mozart, ya experimentada en otro tono en Salzburgo con Marthaler en Las bodas de F¨ªgaro y Kusej en Don Giovanni) y una recreaci¨®n en el regalo como fetiche afectivo. Los problemas surgen m¨¢s por el hecho de contar que por la sugerencia de lo que se muestra. Y as¨ª la confusi¨®n se impone, porque lo visto tiene poco que ver con lo escrito. El p¨²blico no lo acept¨®. Hay que reconocer, sin embargo, la riqueza del pensamiento y la impecable realizaci¨®n tecnol¨®gica.
Presencia espa?ola en el 'festival de los festivales'
Una selecci¨®n de artistas espa?oles participa este a?o en el Festival de Salzburgo. Cuatro son los nombres concretos: el compositor Crist¨®bal Halffter, el tenor Pl¨¢cido Domingo, el director de orquesta Miguel ?ngel G¨®mez Mart¨ªnez y el Teatro Real como instituci¨®n colaboradora de uno de los estrenos mundiales.
Crist¨®bal Halffter estrena el 4 de agosto su Adagio en forma de rond¨®, inspirado en los acontecimientos tr¨¢gicos del 11 de septiembre en Nueva York, con la Filarm¨®nica de Viena dirigida por Semyon Bichkov. El concierto se repite al d¨ªa siguiente y est¨¢ situado entre uno de los conciertos para piano de Beethoven, con Eugeny Kissin como solista, y la Quinta sinfon¨ªa de Chaikovski.
Pl¨¢cido Domingo cantar¨¢ el 11 de agosto el papel principal masculino de Sans¨®n y Dalila, de Saint-Sa?ns, junto a su estimada Olga Borodina. La ¨®pera se ofrece en versi¨®n de concierto, con la orquesta del Mariinsky-Kirov de San Petersburgo y los coros de la ?pera de Viena, dirigidos por el todoterreno Valery Gergiev.
El granadino Miguel ?ngel G¨®mez Mart¨ªnez sustituye a Gergiev el d¨ªa 22 de agosto como director de Don Carlo, de Verdi, con la presencia de la Filarm¨®nica de Viena en el foso y la puesta en escena de Herbert Wernicke, en la cuarta reposici¨®n de este t¨ªtulo en seis a?os dentro del Festival de Salzburgo. En el reparto de ese d¨ªa figuran, entre otros, Botha, Furlanetto, Fiorillo, Pieczonka, Croft y Rydl.
Por ¨²ltimo, el Teatro Real de Madrid coproduce junto a la ?pera de Berl¨ªn y el Mayo Musical Florentino el estreno mundial de L'Upupa, de Hans Werner Henze, el 12 de agosto, en una puesta en escena de Dieter Dorn y una direcci¨®n musical al frente de la Filarm¨®nica de Viena de Markus Stenz, que sustituye al inicialmente anunciado Christian Thielemann. En el reparto vocal destacan Matthias Goerne, Laura Aikin y Hanna Schwarz.
Fuera del ¨¢mbito del festival destaca la presencia de dos pintores espa?oles en prestigiosas salas de exposici¨®n. Se trata de Jaume Plensa, un habitual por estos lares, y Ezequiel L¨®pez Garc¨ªa. Del resto de las exposiciones individuales en Salzburgo en el periodo del festival sobresalen, adem¨¢s de la ya citada de Dubuffet, las de Anselm Kiefer y Gottfried Salzmann.
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