De copas
Este fin de semana he estado en Marbella con unos amigos y, lamentablemente, una vez m¨¢s he recordado por lo que se pasa cuando se sale por la noche. Intentamos entrar en Annual y Zimbabwe dos locales de moda de la localidad malague?a. En uno de ellos nos pidieron directamente el carn¨¦ de socio (??) cuando, obviamente, nadie lo ten¨ªa, ni nosotros ni ninguna de las otras personas que intent¨¢bamos en vano entrar al local, puesto que s¨®lo se le permit¨ªa el paso a los conocidos de los porteros de turno.
En el otro, el proceso parec¨ªa un poco m¨¢s "democr¨¢tico": El bar estaba lleno y hab¨ªa una enorme cola, pero conforme fueran saliendo unos ir¨ªamos entrando otros. Sin embargo, cuando est¨¢bamos a punto de hacerlo, el portero decidi¨® que ni mi hermana ni yo pod¨ªamos pasar. Sin embargo, los conocidos del portero, otra vez m¨¢s, entraban sin esperar ninguna cola ("ellos tienen carn¨¦ de socio", fue su explicaci¨®n). Y, en las sucesivas veces que abr¨ªa la puerta del bar para dejarnos pasar al resto, su criterio caprichoso decidi¨® que nosotros no entrar¨ªamos ni la segunda vez, ni la tercera y, ni la cuarta. Dos chicas a nuestro lado, como tuvieron media hora de espera indignante le dieron conversaci¨®n y tuvieron su benepl¨¢cito. Incluso, un amigo y su novia se salieron del bar con la condici¨®n, le explicaron al portero, de que por ellos dos entr¨¢semos nosotros dos. Pero nada. Despu¨¦s de esperar 45 minutos, nos volvimos a casa.
Y todo para entrar a un local atestado de gente, pagar un precio desorbitado por una copa que, en muchos casos, es del peor garraf¨®n existente, como sucede en un gran n¨²mero de estos locales.
Los j¨®venes no somos ganado que haya que ir apaleando y conduciendo por un pasillo, en cola de espera. No nos tienen que perdonar la vida por dejarnos entrar a una discoteca, porque gracias a nosotros sus negocios prosperan. Ojal¨¢ pudiera hacerse algo contra los reiterados abusos que se producen en las zonas de marcha.
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